Según sus vecinos, decía que se había comprado un arma para matar a su mamá y una hermana.
“Voy a matar a mi hermana, a mi mamá y después me mato yo”. Ariel Santángelo (43) venía planificando la masacre desde hace por lo menos seis años. Así lo aseguran distintos conocidos y amigos del hombre que asesinó a tres personas, entre ellas su hermana Mabel (59) y luego se suicidó en una escribanía de Banfield.
“Tenía un odio muy grande hacia su hermana Mabel y su madre, a la que no mató porque murió antes por causas naturales”, dijo una vecina del hombre. Distinta era su relación con Ana María (64), a quien no atacó. “Era la única que lo hacía entrar en razón”, agregó la mujer, que lo conocía desde hacía una década.
Para llevar adelante su plan, Ariel se había comprado una pistola Bersa 9 mm. Quienes lo conocieron aseguran que hizo un curso de tiro y todos los trámites en el Renar para registrarse como legítimo usuario. “Me compré el arma porque voy a matar a mi mamá, mi hermana y por ahí me lleve a un par”, había avisado de nuevo el autor de la masacre.
Cuando sus amigos lo interpelaban, Ariel ni se inmutaba. “Te lo decía muy tranquilo, como quien comenta que tiene que ir a comprar las cosas para la cena, no te imaginabas que lo podía llegar a hacer”, agregó un conocido suyo.
Masacre en una escribanía de Banfield. Mabel Santangelo tenía 57 años y fue asesinada por su hermano menor Ariel.
El hombre vivía solo en su casa de Mármol al 200, donde se dedicaba a la compostura de calzado. También hacía changas de pintura, electricidad y plomería. Quienes entraron alguna vez a su propiedad aseguran que tenía pegados en la pared recortes de diario de Ricardo Barreda, el odontólogo que en 1992 mató a su esposa, a su suegra y a sus dos hijas.
Fanático hasta los huesos de Banfield, sólo el odio pudo reemplazar esa pasión. “Cuando se compró el arma dejó de ir los domingos a la cancha para ir al polígono de tiro. Te decía que no tenía plata porque la gastaba en eso”, contó un amigo.
En esa misma época, Ariel también comenzó a averiguar cuál era la forma más efectiva para quitarse la vida. “Me preguntaba a mí, que trabajo en salud, dónde se tenía que pegar el tiro certero para matarse, si en la boca o en la sien”, dijo una vecina.
Javier Helzel (40). Era el mayor de los tres hermanos varones.
Fuera de su plan criminal, Ariel se mostraba muy sociable en su barrio. “Era una persona tranquila, buena onda, saludable. Cuando decía esas cosas vos lo que pensabas era: con esa cara de bueno, ¿a quién va a matar?”, señalaron en un negocio. Son varios los que escucharon a Ariel hablar alguna vez de su plan macabro. “No tenías que conocerlo hace 10 años para que te diga lo que pensaba hacer. Incluso se mofaba de que pasó los exámenes psicofísicos para ser legítimo usuario”, afirmó otro vecino.
Aunque Ariel hacía público su odio hacia su madre y su hermana Mabel, no está claro el origen de ese rencor. Para algunos, se trata de un tema familiar, producto de que su mamá tuvo otra pareja además de su padre. “De su papá nunca nos habló, no lo conocimos. Odiaba las Fiestas”, dijo un amigo. Otros apuntan a un conflicto económico, vinculado al terreno de Iriarte y Bombero Ariño.