Durante una fiesta en el Regimiento de Patricios, Atanasio Duarte, borracho, propuso un brindis “por el primer rey y emperador de América, don Cornelio Saavedra”.
La respuesta de Mariano Moreno se tornó histórica: “Ningún argentino, ni ebrio ni dormido, debe atentar contra la libertad de su Patria”.
Acaso el ejemplo sirva luego de ver el repugnante video en el que un niño –¿precoz en el mal camino?– imita, con un casi inimaginable lenguaje soez, a un asaltante.
-Entregame la plata, 30 mil lucas, boliviano gato– Dice el nene con una pistola de juguete en la mano. Y ahí no más agrega: Negro boliviano, hijo de remil puta…
–Te paseo huevón, chupame la poronga negro pelotudo!!!
Palabras que nunca, ni hoy, ya adultos, hubiéramos pronunciado ante nuestros padres…
Pero no se trata sólo del lenguaje.
El niño en cuestión lo hace ante la pasividad, y tal vez el estímulo y la diversión de un adulto: padre, tío, hermano mayor…
En un país aterrado por la criminalidad (no sigamos diciendo “inseguridad”: parece atenuar la tragedia cotidiana), este niño, esta casi criatura, con unos pocos años más y un fierro en la mano, bien podría robar y matar, no necesariamente en ese orden.
Lo que aquí vive como un juego macabro… es un ensayo. Que sin duda tuvo un maestro y un director de edad adulta.
Volvamos a ver la imagen y proyectémosla hacia el futuro. Y no hablemos más. Pido un minuto de silencio en señal de duelo.
Fuente: Infobae