Darío Benedetto, autor de los dos goles de Boca ante Banfield, celebra el primero junto a Ricardo Centurión. (Juano Tesone)

El equipo de Barros Schelotto venció 2 a 0 a Banfield y se mantiene en la cima del campeonato, con tres puntos de ventaja sobre san Lorenzo. 

Boca comenzó el año futbolero oficial de la misma forma en que había cerrado el anterior: ganando. El puntero del Campeonato de Primera División derrotó 2 a 0 a Banfield en el Florencio Sola, con dos tantos de Darío Benedetto, y mantuvo la ventaja de tres puntos en la cima de la tabla sobre San Lorenzo, que más temprano había vencido a Belgrano en el Nuevo Gasómetro.

Ochenta y tres transcurrieron desde aquel 4 a 1 sobre Colón en la Bombonera que significó la despedida de Carlos Tevez, la gran novedad del líder del certamen, que además contaba en el arco con Agustín Rossi (llegó desde Defensa y Justicia), quien le ganó la pulseada a Axel Werner para cubrir el hueco que dejó el lesionado Guillermo Sara.

 

Su rival también había atravesado un período de cambios durante el receso extralargo que impuso el descalabro del fútbol vernáculo: Walter Erviti y Santiago Silva, dos emblemas del club, armaron las valijas, mientras que otro símbolo, Darío Cvitanich, pegó la vuelta después de casi una década (había partido en 2008).

El equipo de Julio César Falcioni, que antes de las vacaciones había hilado una serie de cinco victorias en fila que lo había catapultado al cuarto puesto, arrancó mejor y tuvo dos buenas chances para delantarse. Primero Cvitanich anticipó en el primer palo tras un desborde de Mauricio Sperduti y su toque salió apenas desviado. Enseguida un cabezazo bombeado del propio Cvitanich terminó en la red, pero Darío Herrera anuló la maniobra por una inexistente posición adelantada.

La protesta por el error arbitral todavía no se había disipado en el aire del Florencio Sola cuando Boca pegó el primer grito oficial de 2017: a los 15 minutos el colombiano Frank Fabra bordó una muy buena jugada individual por la izquierda y su centro al corazón del área chica, que no pudo ser cortado por el colombiano Mauricio Arboleda, fue empujado a la red por Darío Benedetto.

El gol fue un paréntesis de sonrisa para el equipo conducido por Guillermo Barros Schelotto, que antes y después se vio superado en el mediocampo por la dinámica de los jugadores de Banfield y en el fondo exhibió dudas que lo pusieron en peligro y obligaron a algunas intervenciones de Rossi. La mejor: una reacción a puro reflejo que le permitió rechazar sobre la línea un remate de Sperduti.

Después del descanso Boca volvió más sólido, mientras que el Taladro perdió intensidad y no fue el mismo del capítulo inicial. Pese a que perdió a uno de sus mejores hombres, Ricardo Centurión, por una lesión (en un forcejeo cayó mal, se golpeó el hombro derecho y debió dejarle su lugar a Oscar Benítez), la visita comenzó a mostrar algo de ese repertorio que le había permitido construir un invicto de 13 encuentros en el último tramo de 2016.

Benedetto avisó a los 4 minutos, cuando quedó cara a cara con Arboleda, dejó en el camino al arquero, pero definió mal cuando quedó con poco ángulo. De todos modos, el centrodelantero se tomó revancha a los 18: Santiago Vergini despachó un pelotazo largo, Cristian Pavón peinó, Wilmar Barrios mandó el centro desde la derecha y el exjugador de Arsenal, otra vez en el lugar correcto en el momento adecuado, tocó al gol.

El segundo grito sepultó las esperanzas de Banfield, que nunca renunció a una búsqueda con mucho esmero y muy poca claridad. Agazapado, el equipo de Barros Schelotto, ya sin Benedetto en cancha (con alguna molestia física, fue reemplazado por Walter Bou), se dedicó a explotar la velocidad de Pavón por la derecha y acumuló méritos para justificar una victoria que nunca corrió riesgo.

El punto oscuro de la noche fue la expulsión del colombiano Sebastián Pérez, quien había reemplazado a Barrios y ya en tiempo agregado se ganó la roja por aplicarle un codazo en la mitad de la cancha y sobre un costado a Emanuel Cecchini.

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