-Partiendo de que el paro es un hecho, ¿será en la última semana de marzo o en el arranque de abril?
-Habrá nomás paro, de 24 horas. Será el 4, el 5 o el 6 de abril. El jueves decidiremos la fecha. ElGobierno no reaccionó bien ante nuestra marcha, nos contestó con un Marcos Peña enojado y con el ministro de la Producción, Cabrera, que maneja el área más cuestionada por nosotros, la que generó los problemas que nosotros criticamos. Yo soy de los que nos opusimos en la discusión interna a que el paro fuese el 30 de marzo para desligarlo de la protesta de 1982, contra la dictadura.
-¿Cómo sigue la película después del paro?
-El planteo nuestro es que se cumplan los acuerdos. Son dos. El bono de $ 2.000 de fin de año, que sólo se pagó en algunos lados, y retrotraer los despidos. Mire que hablamos de más de 7 mil despidos sólo en enero. La sensación que tenemos es que se abrió la puerta para el que quisiera despedir, despidiera.
-¿Y cómo ve la CGT al Gobierno, después casi un año y medio de gestión?
-Lo vemos con un rumbo definido, con el que no coincidimos. Tuvimos una sola charla informal conMacri a fines del año pasado y es bueno que se sepa que no volvimos a hablar con él. Y menos por el paro. Aquella vez él nos insistió en que los 20 países que más crecieron son aquellos que tuvieron más intercambio con el mundo. El problema es que así México y China nos van a vender de todo, porque no van a poder venderle a EE.UU. Y Brasil también nos va a invadir con productos. Y no tenemos política comercial que enfrente esto.
-¿No rescata nada bueno del macrismo?
-La verdad es que lo que se hizo para tratar de bajar la inflación y el déficit fue un ajuste sobre los sectores de menores ingresos. Hoy tenemos un proceso recesivo, se consume menos y mucho es importado. Los que menos tienen ya no acceden a ciertos productos y los que más tienen siguen accediendo, aunque tengan que pagar más caro…
-¿Con Cristina se estaba mejor?
-Creo que Cristina iba llevando la rueda…digamos si hubo algo que no enfrentamos en esa época fue una ofensiva contra el poder adquisitivo del salario ni en contra de las organizaciones y los trabajadores en términos legales. Nunca nos plantearon el chantaje de algunos sectores empresariales, como ahora, que vinieron a decirnos “bajen salarios, pierdan derechos, así nosotros invertimos”.
-¿El Gobierno avala eso?
-Y… el Gobierno justifica todo diciendo “si no, no vienen las inversiones”. El problema es que este gobierno no cree en el Estado. Lo demuestra al poner de secretario de Comercio al dueño de una cadena de supermercados. Es como tomar azúcar para la diabetes.
– En la Casa Rosada dicen que la la inflación está en baja y que el empleo se recupera.
-Puede ser que la inflación esté bajando, ahora … ¿por qué nos quieren plantear una inflación del 18% si nadie, pero nadie, está previendo esa inflación? Ya le conté lo que pasó con los empleos en enero.
-En la marcha de la CGT algunos vieron una cosa y otros, otra. ¿Usted que vio?
-Vi que la única institución que tiene capacidad de movilizar semejante cantidad de trabajadores es la CGT, no cabe duda. Y los incidentes del final ocurrieron porque las organizaciones sindicales sabían a qué iban, así como también hubo sectores que fueron a hacerse notar y no tienen una estrategia común a la de los trabajadores.
-¿Habla de la izquierda y los ultras K?
-Ni siquiera quiero generalizar en esos términos. A nosotros el fervor por el paro no es un tema que nos asuste y nadie nos va a presionar con eso. El problema fue que quisieron oscurecer la demanda que tenía la CGT. Nosotros fuimos a plantear el incumplimientos del Gobierno en temas que se habían acordado. Y esos grupos no pretendían nada. Sólo pretendían presionar para ver si el Gobierno se desbarranca. Tenemos miradas y estrategias diferentes con ellos. Fuimos a una manifestación de trabajadores y aparecieron violentos que terminaron perturbando esto.
-Llama la atención que le hayan copado con tanta facilidad un acto a la CGT. Hay quienes dicen esto con Moyano no pasaba …
-Pero le pasó a Moyano también. No olvide la violencia de San Vicente, el acto de la Aduana, hasta con Ubaldini y aquellos que rompieron la sastrería Modart. Es cierto que no tuvimos una gran guardia de seguridad porque no era el sentido ni el espíritu del acto. Hubo un grupito, pequeño, no más de 100, a la derecha del palco, que presionó fuerte sobre las vallas. Esto fue un sector, lo quiero diferenciar del otro, que se ubicó atrás del palco para generar tumulto cuando bajamos los secretarios de la CGT. Incluso con banderas hasta de un municipio, yo vi una de Berazategui. Ellos fueron sólo con la intención de generar violencia.
-¿Con tan poco le empañaron un acto tan planificado a la CGT?
-¿Y cuál era la otra, terminar con una contraviolencia? Nosotros lo que tenemos que hacer es repudiar a los violentos. No oponerle violencia del otro lado, porque así se da una escalada.
-¿La sociedad distingue a unos y otros?
-Creo que hay una intención de poner a todos en la misma bolsa…
-¿Intención de quién o de quiénes?
-Y… del poder, para desmerecer una movilización que en los últimos 20 años no tiene precedentes. Del poder económico, de algunos medios … no buscan una solución, buscan destruir las organizaciones sindicales. Nosotros hicimos una convocatoria pública, después los violentos son los violentos. Eso habría que dejarlo bien claro. Pero no son ni siquiera el 1% de los que marchamos…esos grupos fueron funcionales a quienes quieren desacreditar al sindicalismo. Y también hay un tema político.
-¿Cuál es?
-Que la CGT es la única alternativa real al Gobierno que tiene una construcción, como imagen peronista digo, en medio de la diáspora política que hay en el justicialismo .
-¿Usted dice que hoy por hoy es más fuerte la CGT que el peronismo?
-No tenga dudas. Hay un debate y una autocrítica que hay que hacer en el peronismo. Los mismos que dicen “hay que voltear este gobierno” alguna responsabilidad tuvieron en que Macri sea presidente, ¿no?
-¿Quiénes dicen eso?
-Los que andan con el cantito de “Macri basura, vos sos la dictadura”, por ejemplo. Los mismos sectores que quisieron enturbiar el acto de la CGT.
-Bueno, pero la imagen del sindicalista no es tampoco la mejor. Fíjese: Pedraza preso, el “Caballo” Suárez preso …
-(Interrumpe) No pongamos a todos en la misma bolsa porque si no van a ser todas papas. Y es lo que quieren ciertos sectores. Es verdad que la situación de algunos compañeros actúa como un contrapeso. Lo que sí digo, es que a veces fuimos muy funcionales a la voluntad política de Néstor Kirchner. La relación que tuvimos era ir, escuchar, él nos hablaba de a uno y nunca colectivizaba ni demandas ni resultadas. Eso sí fue un error, más allá de los casos personales que usted menciona.
-¿Cómo analiza el conflicto docente?
-Apoyamos paritarias razonables para los trabajadores y para la economía del país, en todos los casos, no sólo para los maestros. Somos respetuosos de las demandas del sindicalismo docente. Lo cierto es que hay provincias que no pueden pagar a sus maestros. Creemos que el Gobierno se equivoca mal con el tema de los voluntarios o con el intento de desprestigiar a un dirigente del sector porque es feo, o es esto o es lo otro. No avalamos eso.
-¿Qué aumento salarial promedio estima en las paritarias de este año?
-Depende del sector. El universo es heterogéneo, las rentabilidades son diferentes, no se puede hablar de un aumento promedio. Si hablamos sólo de una recuperación salarial, podría andar entre el 22% y el 25%.
-¿Cómo explica desde la CGT que el salario mínimo vital y móvil esté en $ 8.060 y una jubuilación mínima sea de $ 6.453?
-Eso no tiene explicación. Es un debate pendiente, que no puede esperar. Es una discusión profunda, con 30% de trabajadores informales que no aportan al sistema. Sin embargo, hay una cobertura previsional del 99%.
-¿Usted se siente más un dirigente sindical que un diputado nacional?
-Esto es muy claro para mí. Yo soy un dirigente sindical que ocupa una banca en el Congreso. Estoy allí como representante del movimiento obrero y por supuesto en mi condición de peronista…
-Bueno, pero es diputado por el Frente Renovador de Massa. En ese sentido , ¿se siente más lejos o más cerca de él que cuando se sumó a su fuerza política?
-No soy ni me siento un un militante orgánico del Frente Renovador. Y al margen de sentirme o de estar más cerca o más lejos de Massa, lo seguro es que voy a trabajar por la unidad del peronismo.
-¿Cómo ve hoy al peronismo?
-Con falta de autocrítica y necesidad de recuperar historia. De volver a ser un movimiento policlasista. Tenemos una grieta que no es de ahora. En los 70 fue a los tiros, después fue a las piñas y uno intenta saldar eso, pero a veces reaparece. A veces sin debate y con intolerancia. Les pasa a todos los partidos, ¿eh? El 2001 los borró del mapa. El peronismo tiene que ser alternativa y ser capaz de saber a quién tiene que representar.
-¿Y cuál sería el peronismo que viene?
-No sé si es el que viene. A veces lo que uno desea no es lo que pasa. La provincia de Buenos Aires es el epicentro del debate pendiente. Hay que generar alternativa por la vía democrática a este proceso en marcha. Deseo un gran debate y una síntesis con todos.
-¿Con todos?
-Con todos los peronistas, digo, porque un sector importantísimo del kirchnerismo sigue siendo peronista. El derecho a veto no lo tiene nadie.
-¿Eso significa que Cristina sea candidata?
-Sería bueno que no lo fuese, aunque sea importante como representación de un sector. Tendría que tener un gesto de grandeza y no ser candidata. Eso posibilitará que el peronismo se mire hacia adentro y no hacia afuera, que sería un gran error.
Porteño, peronista y fanático de Huracán
Tiene marcas en la memoria que porta con orgullo, y cita de corrido, como un credo de identidad porteña y peronista: “Nací en la escuela pública N° 16, entonces distrito escolar 19, en Berón de Astrada 2351”, precisa hasta la dirección exacta y sonríe como quien sabe que mostró las barajas apenas en el arranque de la charla. Hijo de la portera de esa escuela y de un padre trabajador de un laboratorio (“Fue también un tipo muy intelectual el viejo”, lo evoca con admiración) llegaría, como su hermano Rodolfo, diez años mayor que él, a conducir los destinos de la CGT, obligada referencia peronista desde que Perón la impregnó con esa identidad a mediados de la década del 40.
Se crió en los complejos habitacionales de Lugano I y II, con militancia vecinal primero y en la Juventud Peronista después, ya que su madre tuvo acceso allí a la vivienda como empleada que fue de la administración municipal. Fue en esa barriada, “peronista y de trabajadores”, como la define durante la charla en la oficina de su gremio de la Sanidad, donde forjó sus tempranas aspiraciones de reivindicaciones laborales. Debió elegir en un momento de su vida entre el estudio, el trabajo y la militancia gremial. Ya se sabe qué predominó.
Como la mayoría de los pibes de su generación, la escuela pública fue el ámbito natural de sus primeros pasos educativos, con más razón al ser el hijo de la auxiliar que allí vivía en esos años. Se recibió de técnico electromecánico en la Escuela Nacional de Educación Técnica, “en Lacarra y Directorio”, no puede evitar otra vez la precisión geográfica. Curioso, las escuelas industriales, que cerró el menemismo, una de las tantas variantes que asumió el peronismo en su historia, fueron en su tiempo adolescente una usina de empleo joven.
Fuente: Clarín