Esta es la historia del cura que denunció el nexo de los narcos con el poder de Itatí y debió huir a Paraguay para no ser asesinado. Cualquier parecido a lo de Tucumán, es mera coincidencia ya que aquí, en Tucumán, Viroche, para la Justicia, se habría suicidado.

Cuando el padre Omar Cadenini estaba al frente de la basílica, ya hablaba de la connivencia o inacción de los funcionarios del lugar, como de la fuerza policial y de la Justicia. Asediado por las amenazas, se refugió en el cottolengo de Asunción.

“Para que se dé esta realidad hace falta la connivencia o inacción de los funcionarios que deben controlar”, le había dicho el padre Gustavo Omar Cadenini al diario correntino El Norte hace casi un año y en referencia al avance de la droga en Itatí. Más claro no podía ser el entonces rector de la basílica de una de las grandes advocaciones marianas del país, junto con Luján, San Nicolás y del Milagro de Salta, epicentros de las principales concentraciones religiosas. Pero si bien su profética denuncia señaló el camino para la detención ahora del intendente, su segundo y los jefes policiales, Cadenini no llegó a presenciar el desenlace de la historia: en diciembre debió dejar presuroso la ciudad, asediado por los amedrentamientos. Y se refugió en Paraguay.

El vicario de la basílica, o sea, el dos, el padre Pánfilo Ortega, había reconocido que Cadenini “debió ser trasladado a otra comunidad porque estaba siendo perseguido por los narcos”. También había señalado: “Lo quisieron atropellar más de una vez en la ruta porque el padre hablaba de ellos y les hacía frente desde el altar. Acá o estás de acuerdo con ellos o te despachan. No es novedad lo que pasa acá, todos lo saben y nadie dice nada por miedo”.

El padre Ortega también agregó en declaraciones a una radio local: “Ya hace rato que se viene hablando de esto y todo se acentuó más cuando ganaron las elecciones”. Lo del triunfo electoral es por la fórmula Terán-Aquino (FpV) que se quedó con la administración municipal de Itatí hasta ayer, cuando ambos el jefe comunal y su segundo fueron detenidos por ser parte de una red narco que vendía marihuana en siete provincias junto a familiares y agentes de las fuerzas provinciales y federales, incluido el comisario local. Y remató Ortega: “’Cuando ganaron las elecciones, ganaron los narcotraficantes’, decían en el pueblo”.

Las potentes declaraciones de Ortega, producidas luego de la detención semanas atrás de la hija del ahora ex intendente Natividad “Roger” Terán y del hermano del vice Aquino por tráfico de marihuana, confirmaron el verdadero motivo del traslado de Cadenini, pese a que la propia basílica lo quiso presentar como un cambio interno habitual.

Cadenini había asumido en enero de 2016, o sea, no llevaba un año al frente de la basílica de Itatí, que tras su salida también le bajó el tono a las denuncias de Ortega sobre las amenazas al sacerdote que debió irse a Paraguay huyendo de los narcos: “Con respecto a las amenazas que pudo haber experimentado algún sacerdote de nuestra comunidad, se fundan sólo en comentarios que le hicieron llegar al padre Ortega”. ¿Se buscó proteger a los sacerdotes?

Lo cierto que Cadenini –como miembro de la congregación de Don Orione, que está a cargo de la basílica- está hoy al frente del cottolengo de Asunción, a resguardo de las amenazas. Pero sus palabras, tras las detenciones, cobraron consistencia. “En Itatí existe la falta de trabajo y las familias padecen necesidades. Estas condiciones son caldo de cultivo para las organizaciones criminales o de inescrupulosos que se aprovechan de esas necesidades”, había dicho. A comienzos de este mes, el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, esgrimió durante una celebración en la basílica: “Un dramático testimonio de esta plaga (narco) lo puede dar Itatí”, que ya había señalado como “el puerto de entrada de la droga”.

Fuente: Clarín

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