La prodigiosa contabilidad de la familia Kirchner, que según los descubrimientos de la justicia logró desafiar las reglas de la aritmética, la gravedad y la lógica, pudo sorprender una vez más a los atónitos investigadores de la causa Los Sauces: el nuevo milagro corresponde a un inexplicable crédito por 8,8 millones de pesos que Néstor Kirchner contrajo con el Banco Santa Cruz en 2008, el mismo año en que su familia dio un salto sideral con la compra de hoteles y propiedades. Lo curioso es que ese préstamo no habría sido destinado a aquellas inversiones, sino a distintos plazos fijos cuya tasa -por supuesto- es más baja que el costo del crédito. En caso de que el préstamo efectivamente haya existido: la otra posibilidad es que se trate de un mero “asiento contable” concebido para blanquear la aparición de bienes y billetes en el patrimonio presidencial.

El tamaño de las sospechas del juez de la causa Hotesur, Julián Ercolini, puede calcularse por la precisión de los datos que el 8 de marzo le pidió al Banco Santa Cruz: “fecha exacta de introducción de la solicitud de préstamo por parte de Néstor Carlos Kirchner, fecha exacta de otorgamiento del referido crédito por parte de esa entidad, en el año 2008 y por la suma de 8.834.369 pesos, plazo de devolución, tasa pasiva -a la cual se contrajo la referida deuda, número de cuenta, CBU y fecha en la cual la entidad realizó el depósito del monto involucrado, garantía ofrecida por el receptor del crédito, fecha e importe de cada uno de los pagos efectuados por Néstor Carlos Kirchner en devolución del préstamo, especificando -además- si aquéllos se instrumentaron mediante depósito en efectivo, transferencia bancaria, cheque, etc., en cuyo caso también deberán remitir los datos de la cuenta originaria o emisora del pago, copia de los cheques o boletas de depósito, según corresponda. Asimismo, deberá remitir copia de la totalidad de la carpeta, expediente o legajo por el que tramitó el préstamo, incluyendo análisis de antecedentes y aprobación del mismo.”

La lupa de Ercolini se aproximó al crédito por una incongruencia en la declaración jurada de bienes de Cristina Kirchner -que en 2008 lo incluyó como una deuda de su cónyuge Néstor pero al año siguiente desapareció de esa misma declaración- y se posó con más cuidado sobre la operación tras la recepción de un informe secreto de la Unidad de Investigación Financiera (UIF) al que accedió Clarín.

“Es llamativo que la entidad le haya prestado aproximadamente 8,8 millones de pesos y que parte de esos fondos -por lo menos analizando las declaraciones juradas- hayan sido utilizadas por el sujeto (Néstor Kirchner) para la formulación de distintas inversiones a plazo fijo”, comienza el informe, y recuerda que en el 2008 el esposo de Cristina hizo depósitos por 11.494.167 pesos, que “las inversiones en dólares se incrementaron en casi 1,3 millones, y que obtuvo ingresos por intereses por 4,18 millones de pesos”. “En ese marco, en situaciones normales, carecería de justificación económica que un sujeto se endeude con una entidad financiera y que posteriormente deposite los fondos en la misma entidad mediante inversiones a plazo. Claramente el sujeto perdería ante la diferencia entre las tasas activas y pasivas de la entidad”, razonan en el organismo.

Lo que supone la UIF es que el crédito es falso, y que Kirchner pudo fraguarlo gracias a su vínculo personal con Enrique y Sebastián Eskenazi (dueños del Banco Santa Cruz) y el omnipresente contador Víctor Manzanares, síndico del banco y socio de Máximo Kirchner en su inmobiliaria Los Sauces. Gracias a las tasas exorbitantes que le dio la entidad al entonces flamante ex presidente de los argentinos en 2008 y 2009.

El organismo antilavado agigantó otras sospechas de Ercolini, repecto a las incoherencias entre los ingresos y los gastos declarados en aquellos años locos. “Carecería de justificación económica el monto consumido en 2009, atento a la disparidad observada con los períodos 2008 y 2010, destacando que en dos meses del año 2009 consumió prácticamente lo mismo que en todo el año 2010”. Otro desafío a las leyes de la matemática.

Y a la inteligencia.

Fuente: Clarín

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