A sus 77 años, Sir Michael Rose es un general retirado del ejército británico con un notable anecdotario. Mientras se prepara para hablar frente a cámara, comenta sobre aquella vez que en 1980 comandó una operación para liberar a un grupo de personas que había sido tomado de rehén en la embajada iraní de Londres. O como a mediados de los años 90, durante la guerra en los Balcanes, lideró la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas en Bosnia y Herzegovina.
Sin embargo, la conversación pivotea en cuanto se prenden las cámaras: Rose está en los estudios de Infobae para hablar sobre la Guerra de Malvinas, su rol en negociar los términos de la rendición argentina con el general Mario Menéndez y por qué cree que llegó la hora de una reconciliación entre ambos países.
“La Guerra de Malvinas se luchó sin odio y esto es único en la historia de la guerra”, comenta mientras asegura que fue un conflicto “totalmente innecesario” y un “error de juicio” por parte de ambos gobiernos, tanto el británico como el argentino.
Negociar con Menéndez le llevó seis horas y muchas idas y vueltas, ya que el general argentino sólo quería entregar la isla Este y Puerto Argentino, pero no el resto.
“Yo le decía que eso no tenía sentido porque los británicos ya controlaban tierra y aire y los términos de la rendición eran o todo o nada. Luego tuvimos que aplicar el protocolo de los Convenios de Ginebra y cómo la administración de las islas pasaría a manos británicas,” explica.
“Al final lo que ocurrió – y en lo que insistimos con Menéndez – fue que la rendición argentina tenía que ser con honor porque los soldados argentinos habían peleado con mucha valentía. La idea era que ambos lados terminaran con la cabeza en alto”.
“Por supuesto, uno recuerda a aquellos amigos que hemos perdido y es parte de la naturaleza humana el escoger a héroes en cada bando. Treinta y cinco años después, señalo al Capitán Melbourne Hussey del lado argentino como el héroe que tuvo el coraje de levantar el teléfono, llamar al enemigo – que era yo – para prevenir más bajas en ambos bandos y, lo más importante, prevenir bajas en Puerto Argentino. En mi memoria sigue siendo un héroe de guerra,” expresa.
A pesar de haber luchado del lado británico, Rose describe a aquellos que lucharon por Argentina con respeto y admiración. “Mis pensamientos están con aquellos que murieron de forma innecesaria en la guerra y en la enorme confianza que demostraron desde ambos lados,” dice Rose y da como ejemplo a los pilotos de la Fuerza Aérea Argentina, que a pesar de las bajas sufridas seguía atacando a los británicos, “incluso si la mitad de los aviones había sido derribada durante un ataque aéreo”.
“La Fuerza Aérea Argentina hizo exactamente lo que tenía que hacer. Atacaron a los barcos de la Armada Real y hundieron seis o siete naves. También lograron poner 13 bombas en otros barcos, que finalmente no explotaron. Si sólo seis de ellas lo hubieran hecho, la Royal Navy tendría que haber retirado su flota totalmente. Si hubiera perdido seis barcos más, la guerra habría terminado de otra manera. Los pilotos fueran extremadamente valientes. Los soldados británicos tuvieron una gran compasión por los jóvenes soldados argentinos que no tenían un buen apoyo y que igual tenían que luchar y cumplir con su deber por el país. Visité el monumento a la guerra en Ushuaia y me emocionó ver que esos 649 nombres de gente que luchó por su país y cumplió con su deber”.
Tenemos que seguir conversando. Un primer paso sería hacer una ceremonia conjunta de reconciliación en la catedral de Puerto Argentino
Treinta y cinco años después del conflicto, el general retirado mantiene una relación de amistad con muchos veteranos argentinos con quienes se reúne a almorzar o a compartir actividades. Cuenta que es común que ex combatientes de ambos países se escriban cartas o incluso inviten a quedarse en su casa a quien fuera alguna vez el enemigo en el campo de batalla.
“Un amigo mío en Inglaterra incluso hospedó en su casa a quien fuera el comandante de la unidad contra la que luchó en las islas,” comenta, y agrega que a nivel personal se escribió durante años con Hussey.
Y es esta creciente amistad entre un gran grupo de veteranos la que lleva a Rose a insistir con la idea de reconciliación y a decir que es hora de elevar estos lazos a niveles diplomáticos en ambos gobiernos, una idea que – asegura – comparten muchos veteranos de ambos lados del Atlántico.
Si bien aclara que “también se debe tener en cuenta la opinión de los Kelpers,” la mejor forma de perdonarse entre ambas partes es a través de los ex combatientes. “Tenemos que seguir conversando. Un primer paso sería hacer una ceremonia conjunta de reconciliación en la catedral de Puerto Argentino. Sería algo que ninguno de los dos gobiernos –o los Kelpers– podría ignorar. Si aquellos que lucharon entre sí se hacen amigos es mucho más difícil para ambos gobiernos seguir oponiéndose a esta idea”.
Y concluye: “Nunca deberíamos olvidar esta guerra porque fue innecesaria. Deberíamos intentar evitar este tipo de conflicto en el futuro y debería haber una reconciliación no sólo entre los veteranos –como está pasando ahora– sino entre ambos países”.
Fuene: Infobae