Se hicieron desde tres cuentas manejadas por el contador Pérez Gadín y Fabián Rossi, el ex esposo de Iliana Calabró.
La Confederación Helvética envió información clave vinculada a la Ruta del Dinero K, al juzgado del juez Sebastián Casanello, confirmando el movimiento de fondos millonarios del entorno de Lázaro Báez. Los datos corroboran un circuito utilizado para el lavado de activos. La cifra que figura en la documentación consigna 139 operaciones por un total aproximado de 20 millones de dólares. Son dos las empresas mencionadas en el informe: SGI y Marketing and Logistic Managment SA. Entre los nombres reiterados en las operaciones figuran Fabián Rossi y Daniel Pérez Gadín -contador del empresario K-, al igual que los dos administradores de la financiera “La Rosadita”. Uno de los datos más significativos es que las transacciones realizadas por las dos sociedades a través de los bancos suizos PKB Privatbank y el J. Safra Bank, están asociadas “a cuentas de la familia Báez”.
Fuentes vinculadas al juzgado de Sebastián Casanello se excusaron de confirmar o desmentir la información obtenida por Clarín en fuentes oficiales. Las fuentes señalaron que Casanello respetará el compromiso de confidencialidad asumido por Suiza.
La Ruta del Dinero K reconstruye otro circuito de lavado que se suma a la operación de 33 millones de dólares ya corroborada y que le valió a Báez un procesamiento por lavado de dinero. Suiza envió información bancaria suministrada por los bancos PKB Privatbank y el J. Safra Bank, radicados en Lugano y Ginebra respectivamente, donde dos empresas radicadas en Panamá: SGI y Marketing and Logistic Managment SA abrieron cuentas corrientes.
Las cuentas vinculadas a Báez no perduraron abiertas más de seis meses y operaron prácticamente en simultáneo entre 2012 y 2013. Se utilizaron para realizar 139 operaciones por 20 millones de dólares, según consignó la Confederación Suiza. Los principales administradores de dichas cuentas fueron los ejecutivos de la financiera SGI Argentina conocida como “La Rosadita”: Eduardo Castro, Gustavo Fernández y Fabián Rossi.
Tras su constitución en octubre de 2010 en Panamá, SGI dispuso dos años después, otorgar un poder de representación a Fernández (presidente y dueño del 60 % de las acciones), a Castro (director y dueño del 40% de las acciones). Ambos eran para ese entonces, directores de SGI Grupo Financiero en Argentina. Además, también se autorizó a Fabián Rossi sin un puesto formal en la estructura de la empresa, pero que fue firmante autorizante en las cuentas bancarias.
Con el poder otorgado, decidieron abrir una cuenta corriente -de la que figuran como beneficiarios- en el Banco PKB de Lugano en mayo de 2012, donde después comenzaron a realizar diversas operaciones. ¿Cuál era el objetivo de esta cuenta? Manejar de manera “off shore” operaciones del Grupo SGI con sede en Argentina, cuya dirección registrada se encuentra en el edificio Madero Center.
Esta cuenta, según supo Clarín, registró 37 créditos por una suma de 3.004.979 dólares, entre mayo de 2012 y marzo de 2013. En ese momento la cuenta corriente fue cerrada sin registrar ningún saldo.
Las operaciones continuaron cuatro meses después, pero a través de otra cuenta en el Banco J. Safra Bank, cuya titularidad correspondía a SGI Argentina SA, una vez más. Castro y Fernández figuraban como beneficiarios y Rossi como firmante autorizado. El banco suizo en función de la pauta “conozca a su cliente” (KYC) consignó en la información remitida al magistrado, que esta cuenta tenía por objetivo realizar tareas de consultoría y servicios vinculados “a los intereses industriales de la familia Báez”.
En este punto, se estaría ante un nuevo circuito para el ingreso y movimiento de dinero a Suiza, las operaciones se vinculan con las cuentas que la familia del empresario K tenía en ese mismo banco: N° 608663, 608741, 608743, 608744. En este entramado de cuentas y nombres, se consignó que Rossi era un persona de “absoluta confianza de Lázaro Báez” y de Daniel Pérez Gadín, contador del dueño del Grupo Austral.
Dicha cuenta registró 33 créditos por 5.040.650 dólares entre agosto de 2012 y abril de 2013. También fue cerrada en dicho mes, sin ningún saldo.
Otras de las empresas involucradas y que abrió una cuenta corriente en el mismo banco -J. Safra Bank-, fue Marketing and Logistic Managment SA. Esta sociedad de origen panameño fue creada en septiembre de 2011 con un poder de administración, otorgado el mismo día de su constitución, a favor de Castro, Fernández y Rossi -nuevamente con firma autorizante-. Una vez más, la información proveniente de Suiza vincula dicha firma con SGI Argentina resaltando la relación comercial con Báez y Pérez Gadín, ambos presos desde el 5 de abril de 2016.
Fue la cuenta que más créditos registró: 69 en total por 12.002.541 dólares. Las operaciones fueron en un período similar a las anteriores: agosto de 2012 hasta mayo de 2013. La maniobra concluyó de igual manera, se cerró la cuenta el 27 de mayo de ese año sin registrar saldo.
Esta documentación fue utilizada para el llamado nuevamente a indagatoria de los cuatro hijos de Lázaro Báez, imputados por lavado de activos por Casanello, después que la Unidad de Investigación Financiera (UIF) señaló la existencia de una serie de cuentas de las que serían beneficiarios Luciana, Martín, Leandro y Melina y con las que se movieron 25 millones de dólares a través de firmas radicadas en Panamá y Uruguay.
Poco después, el organismo antilavado remarcó -tras pedir la detención de los hijos del empresario K- que el informe de inteligencia no podía usarse como prueba en la causa. Después de una serie de exhortos y un viaje a Lugano en 2016, ingresó una parte de una gran causa abierta en Suiza que permite ir cerrando uno de los circuitos de lavado de dinero, complicando la situación judicial de la familia Báez.
Fuente: Clarín