Así se manifestó una vecina de La Madrid, en el sur tucumano, y que perdió todo con las últimas inundaciones.
Solidaridad, esfuerzo y compromiso. La vocación de servicio de los trabajadores del Estado tucumano fue la luz de esperanza que emocionó a muchos pobladores de La Madrid, tras perderlo todo, durante las inundaciones que ocurrieron hace casi un mes, en el sur de la provincia.
Reconocer a los trabajadores es un acto de nobleza. Obreros, médicos, enfermeros, maestros policías, rescatistas, bomberos y pilotos, entre otros empleados, dieron fe de su espíritu ciudadano en el efectivo cumplimiento de sus funciones. El pedido del gobernador, Juan Manzur, fue tenido en cuenta por cada uno de los agentes que se aprestaron a atender las necesidades de los madrileños, durante extensas jornadas.
Cristina Ruíz, jefa de familia y madre de una pequeña que sufre una enfermedad cardíaca crónica, expresó que a pesar de haber perdido bienes materiales, recibió la contención psicológica y médica que necesitaba ella y cada uno de sus seis hijos. Contó que su nena, de ochos años, fue operada el 9 de noviembre pasado en el Hospital Pediátrico Gárrahan, y que en los próximos días será intervenida nuevamente en Capital Federal, donde recibirá una atención programada.
Entre lágrimas, expresó: “La vedad, me sorprendió recibir tanto afecto. No me importaba la pérdida material. Muchas veces los abrazos sirven más que cualquier cosa. Fui contenida en el peor momento. La solidaridad de los tucumanos me ayuda a vivir. Me sostuvieron y lloraron al lado mío”.
La vecina contó que operarios de la Secretaría de Saneamiento colaboraron en recuperar la vivienda y a construir un camino para poder sortear el barrial. La mujer recibió ropa, camas y colchones. Su pequeña fue atendida clínicamente por los médicos del Siprosa apostados en un tráiler sanitario enviado por el Ministerio de Salud.
Cristina representa la voz de muchos pobladores que hoy reconocen la asistencia social del Gobierno, transcurridas tres semanas de las inundaciones causadas por un fenómeno climatológico extraordinario.
La función vital que cumplieron los pilotos de la Dirección de Aeronáutica, a bordo del helicóptero de la provincia. El heroísmo de los agentes de la Policía de Tucumán y de los bomberos voluntarios, tras cada rescate. La calidez de los estudiantes de gastronomía de Famaillá que, con ‘pan caliente’, llenaron los estómagos de los evacuados. La sensibilidad de los veterinarios que cuidaron a los animales domésticos. Fueron gestos desinteresados que, aún hoy, continúan presentes en el poblado.
Cocinar para todos
la-madrid (1)Un ejército de voluntarios de distintos barrios capitalinos acudieron a la ruta 157 y, luego, a la Plaza principal “para que los vecinos puedan rehacer sus vidas. Venimos a cocinar para 2.500 personas que sufrieron este desastre natural. Mujeres y hombres nos dimos maña para que cada vecino tenga algo para comer”, dijo Soledad Belmonte.
La joven, que vive en San Miguel de Tucumán, estuvo presente más de 20 días como una de las encargadas de la cocina comunitaria que se emplazó en la localidad. “Ver la carita alegre de una criatura alimentándose bien, nos dio fuerzas para seguir adelante. Dios quiera que la comunidad se pueda organizar para reconstruir la ciudad, con el auxilio de todos los tucumanos”, manifestó.
La Escuela, un hogar para los madrileños
El director de la Escuela 71, Provincia de Jujuy, Juan Ramón Palina, expresó que la institución educativa se convirtió en un epicentro comunitario al que los vecinos espontáneamente se convocaron porque el lugar forma parte de la identidad del pueblo. “Cuando el agua bajó, comenzó la tarea de resurrección para ordenar la escuela con ayuda de los ministerios de Educación, Interior y Desarrollo Social. Se realizaron seis limpiezas y desinfecciones generarles. Potabilizaron el agua y una fundación hizo una sanitarización de las instalaciones para que los niños tengan un ambiente sano con la vuelta a clases”, aseveró.
El docente contó que un 80 % de los maestros fueron evacuados. A pesar de ello, estuvieron presentes en el aula móvil para atender las necesidades de los chicos. Todo el personal participó de las tareas para recuperar la escuela e iniciar actividades con normalidad.
Estas voces movilizan a los trabajadores del Estado en su afán por desarrollar sus obligaciones. Labores que deben cumplir por servicio, pero que muestran un valor humano. Trabajar para que un pueblo recupere su cotidianidad, con el foco puesto en el bienestar general.
Fuente: Comunicación Tucumán