Un fiscal federal de la provincia de Córdoba realizó una declaración que provocaría zozobra incluso en boca de un líder opositor brasileño: “Yo lo digo sin ningún tipo de cargo de conciencia, ojalá se termine de caer el gobierno de Temer y llamen a elecciones“.
El autor de la frase es Enrique Senestrari, vocal de la agrupación kirchnerista Justicia Legítima en la provincia mediterránea y allegado a la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó.
El domingo, en medio de su columna “La Justicia Rebelada”, en el programa radial “El Club de la Pluma”, el fiscal analizó las implicancias del caso Odebrecht en la región y la cobertura realizada por los grandes medios de comunicación.
“Ojalá, ojalá pase, que por supuesto yo lo digo sin ningún tipo de cargo de conciencia, ojalá se termine de caer el gobierno de Temer y llamen a elecciones. Y ojalá que eso permita que de nuevo la sociedad pueda ver una esperanza, ver un político que quiera a la gente y que no la engañe. Y que esto se extienda por toda la región.
“Si se cae Temer, que se lo lleve en la caída de la manito y de un abrazo a Macri también, ¿no?”, repreguntó el conductor Norberto Ganci. Y Senestrari contestó: “A Macri y a todos los políticos que están haciendo estas cosas”. Un desborde verborrágico impropio para un funcionario que juró “observar la Constitución nacional y las leyes vigentes” el día que aceptó el cargo que ostenta.
Durante su intervención, el titular de la Físcalía Federal N° 1 dijo que nota una sociedad “adormecida” y le pidió que “reaccione” para evitar, por ejemplo, que “volteen” a Nicolás Maduro en Venezuela. “Se ha roto el sistema de equilibrio. Vemos marchas gigantescas por el 2×1 o el 24 de marzo y parece que no es suficiente. Antes, cuando pasaba esto, se revertían las cosas que estaban pasando”, agregó en un programa que se emite en FM Inédita, desde Cosquín.
No es la primera vez que Senestrari es noticia por sus dichos públicos. El año pasado le pidió a Germán Garavano que se limpiara la boca luego de que el ministro hiciera alusión al daño que causó en la Justicia penal la doctrina de Eugenio Zaffaroni.