De nuevo sin Mauro Icardi, hay otro equipo de la Selección para recorrer la segunda experiencia bajo el mando de Jorge Sampaoli. El entrenador paró un equipo con dos defensores y con muchos cambios con respecto al que venció a Brasil. En total incluyó ocho modificaciones, todo dentro de un esquema táctico que podría resumirse en un 2-3-4-1, sabiendo por supuesto que la flexibilidad manda en cualquier dibujo.

En el cóctel de modificaciones, no se encuentra el goleador del Inter, quien todavía no se recuperó de la distensión muscular en el recto femoral izquierdo. Así la intención es clara: dentro de la misma idea, probar futbolistas y retocar sistema, aprovechando que la débil Singapur, el rival de este martes a las 9 de la mañana argentina, se supone que no ofrecerá demasiadas exigencias.

Adentro Guzmán, Mammana, Fazio, Salvio, Acuña, Lanzini, Alejandro Gómez y Joaquín Correa. Afuera Romero, José Luis Gómez (se volverá en estas horas a Buenos Aires por la rotura del menisco externo de la rodilla izquierda y miró el ensayo desde un costado), Mercado, Maidana, Banega, Otamendi, Messi e Higuaín. Esas variantes probó Sampaoli aquí en Singapur, a la nochecita, intentando gambetear a una temperatura que no baja de los 30 grados y a una que a veces hasta resulta agresiva, todo en el estadio de Home United FC.

Una vez alejadas las miradas de los periodistas, el entrenador dispuso como defensores a Mammana y Fazio, mientras Biglia bajaba entre medio de ambos para hacer prolija la salida. Por afuera, bien abiertos, Salvio a la derecha y Acuña a la izquierda. Por adentro, para elaborar, Lanzini y Dybala. Y arriba, con perfiles invertidos, Di María (zurdo a la derecha) y Papu Gómez (derecho a la izquierda). Adentro, como centrodelantero, Correa. Es un 2-3-4-1 que mutará en 3-4-2-1 o 3-4-3, según las variables del juego.

Sabe Sampaoli que la complejidad de Singapur será notoriamente ínfima en comparación con Brasil. Por eso la formación ultra ofensiva, tal vez pensando en una idea para aplicar por ejemplo en las Eliminatorias de local contra un adversario que en la previa se supone accesible. Cualquier semejanza en este escenario que se encuentre con el duelo contra Venezuela en el Monumental, posterior al durísimo Uruguay, es una simple coincidencia.

Fuente: Clarín

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