Para no pagar el costo del rechazo por parte del Concejo Deliberante de un acuerdo a todas luces ventajoso para la empresa que violó el Código de Planeamiento Urbano, el intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, expresó que quería que se rechazara el convenio, acusando a la empresa de no querer cumplirlo.
Como si hubiera ingresado al “viejo Hospital de los Muñecos” para reparaciones, el actual intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, parece tener la misma costumbre de mentir del personaje de los cuentos infantiles, Pinocho. Sin embargo, sus mentiras no pueden ser perdonadas por el hada protectora que finalmente le concede el deseo de transformarse en niño a ese personaje de los tiernos cuentos de nuestra infancia. La decisión del Concejo Deliberante de Yerba Buena de rechazar el acuerdo firmado por el intendente con la empresa Alperovich Group, para compensar la construcción de dos torres en abierta violación al Código de Planeamiento Urbano, generó más de una polémica.
Cabe recordar que hace siete meses, se había acordado la realización de obras de pavimentación hasta un country ubicado en las adyacencias del emprendimiento inmobiliario de la familia del ex gobernador José Alperovich, para evitar cumplir con la promesa electoral de demoler lo que estuviera mal construido y autorizado por la anterior gestión de Daniel Toledo.
Las mentiritas del intendente
“A Camperito le crece la nariz más grande que su cuerpito”, sostienen en la “Ciudad Jardín” aquellos a quienes no les cayó bien que se desdijera de sus anuncios de demolición, generando excepciones y encubriendo adjudicaciones directas que exceden, en un 50 por ciento, los costos de las contrataciones -también directas- que viene realizando la gestión de Campero por obras de pavimentación similares.
Campero señala que la empresa no estaba dispuesta a cumplir lo que se había firmado, hace siete meses, para sancionarla por la irregular construcción de dos torres en un predio sobre la avenida Juan Domingo Perón. Sin embargo, fue desmentido por Naum Alperovich, el propio responsable de la firma y hermano del ex gobernador y actual diputado nacional, José Alperovich. El empresario afirmó que nunca se metió en política, que no se dejaría usar por los políticos y que las obras pactadas ya habían comenzado a realizarse.
El intendente también había acordado que el excedente de la obra, en lo que hace a la valuación establecida se iba a usar como créditos para el pago del Tributo de Emergencia Municipal (TEM), cuando esa carga tributaria dejó de existir en el último año de la gestión de su antecesor.
Campero también había afirmado en oportunidad de la firma del convenio, que le parecía bueno que se realizaran obras a cambio de las multas que se pudieran aplicar a la empresa, con lo que en realidad aceptaba que se realizara una especie de adjudicación directa por un monto que excedía ampliamente los costos que se manejaban para bacheo y pavimentación en contrataciones directas que venía realizando, a pesar de su promesa electoral de no caer en los mismos vicios de la gestión de Toledo.
Una vez conocida la decisión del Concejo Deliberante de rechazar el acuerdo, Campero sostuvo que no vetará la decisión, cuando en realidad no corresponde ese paso administrativo, porque lo que se puso a consideración del cuerpo legislativo municipal no era una ordenanza emanada desde ese poder sino un acuerdo firmado por el propio intendente, que debía ser refrendado por el Concejo y no al revés. Campero no puede vetar una decisión del Ejecutivo, porque de ser de esa manera ni siquiera se justifica su envio para consideración de los ediles. No está entre sus facultades vetar un acuerdo firmado por él.
Lo cierto es que Campero, con esta actitud cambiante, le regala un juicio ganado a la empresa del ex mandatario provincial. La responsabilidad recae sobre sus hombros y es causada por la soberbia con la que se maneja, sin dar cuenta al Concejo Deliberante de sus actos de Gobierno. Dejó pasar siete meses para recién solicitar la autorización correspondiente, mientras la empresa realizaba las obras.
“Hemos avanzado unos 1800 metros”
Fueron las expresiones del empresario Naum Alperovich, de la empresa Alperovich Group sobre las apreciaciones del intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, sobre el incumplimiento del acuerdo firmado hace siete meses.
“Niego totalmente esas afirmaciones. La calle está ejecutándose dentro de los tiempos establecidos. Se ha hecho una apertura, que ha sido certificada mediante un escribano público. Tenemos 12 meses para completar la obra. Hemos avanzado unos 1.800 metros”.
“Hay más de 45 proyectos en situaciones similares, con observaciones o pedidos de cambio. El único que sale a la luz, es el nuestro. Tengo la sensación de que un asunto sobre un inmueble ha traspasado hacia la política”, afirmó el empresario quien sostuvo que no se dejará utilizar por los políticos.
La polémica quedó planteada y el intendente yerbabuenense entrampado en sus propias acciones y dichos, ahora quiere negar que su verdadera intención haya sido la de pactar con la empresa.