Es un remisero de 61 años con antecedentes penales: había salido de la cárcel a principios de año. Fue detenido anoche en Ituzaingó por la Policía de la Ciudad tras una investigación de la fiscal Caamaño.
Fue un viaje de ida y vuelta. Ocurrió en febrero de este año. A., de 23 años, esperaba el colectivo 107 en la esquina de Beiró y Bermúdez, Villa Devoto, para volver a su casa, sin nadie alrededor. La joven vio llegar a un Renault Clío bordó claramente maltrecho, su carrocería con abolladuras, partes sin pintar con el gris de fábrica al desnudo. Un hombre lo tripulaba, A. no pudo ver su cara: el conductor llevaba una media de nylon en la cabeza. También llevaba un arma de fuego. Mientras le apuntaba, el hombre le indicó a A. que suba. Le calzó a la joven unos lentes oscuros; eran anteojos para soldadura, A. supo después. El Clío arrancó: el arma nunca dejó de estar en la cabeza de la joven, virtualmente ciega.
A. sintió la marcha sobre lo que habría sido una autopista hacia la provincia, luego sintió el freno y la llegada a lo que habría sido un peaje. Finalmente, creyó llegar a una pequeña casa, pudo percibir unas pequeñas piedras en el suelo, un frente de pasto, hasta entrar a una habitación. Allí fue violada durante varias horas, penetrada por la fuerza, casi sin poder verle la cara a su agresor, un hombre que ella intuía tenía más de cincuenta años. Luego, A. fue obligada a volver a subir al auto. Su agresor, su violador, la traería de vuelta a Capital Federal, encañonada durante todo el recorrido.
Días después, la joven formuló la denuncia contra su agresor a quien no podía describir, a la casa a la que no había visto. La denuncia recayó en el despacho de la fiscal Cristina Caamaño, titular de la DATIP, el brazo pericial de la Procuración, con la firma del Juzgado N°31 subrogado por el doctor Mariano Conlazo Zavalía. Para A., reconstruir la memoria de su periplo no fue fácil. Caamaño tuvo una idea: le pidió que cierre los ojos y hable. Así pudo dar su testimonio. Ayer a las 2 de la mañana, luego de meses de investigaciones y seguimientos, el presunto violador fue arrestado por la división Delitos contra la Salud de la Policía de la Ciudad.
Sus iniciales son J.L.L, un hombre de 61 años, remisero de profesión según los registros de la AFIP, corpulento, un poco panzón, de estatura mediana. Tenía antecedentes. Había salido de una cárcel federal en enero de este año luego de pasar al menos dos años preso; registros comerciales hablan de trabajo carcelario en blanco y aportes pagos por el SPF. Cayó en Ituzaingó, en una casa sobre la calle Ayolas al 2700, un pequeño monoambiente en una casa con frente de reja donde se habría mudado recientemente. Hay otro domicilio que fue identificado, hoy custodiado con consigna policial, el lugar donde, aparentemente, habría atacado a A. un mes después de salir de la cárcel.
Una versión aseguró que el presunto “violador serial de la media” está sospechado de al menos siete ataques. Fuentes judiciales consultadas por Infobae lo niegan enfáticamente. Lo cierto es que J.L.L intentó atacar otra vez, al menos en la información que consta en el expediente instruido por la fiscal Caamaño. Su voracidad y su descuido fueron los factores que lo hicieron caer.
Semanas después de supuestamente atacar a A., el presunto violador volvió a la parada de Beiró y Bermúdez para intentar raptar a una chica, luego a otra, siempre a bordo del Clío despintado. Por lo visto, no llevaba su media de nylon en la cabeza: ambas pudieron verle la cara.
La primera joven a la que intentó llevarse lo vio llegar. Asustada, corrió y llamó a un amigo. La segunda, gritó. Había testigos esta vez. J.L.L huyó, pero un hombre en la parada anotar la patente de su Clío. El auto fue encontrado por la Policía de la Ciudad en una concesionaria de la zona oeste; J.L.L lo había dejado allí, claramente asustado, para cambiarlo por un Ford Focus.
El presunto violador todavía no fue indagado; J.L.L enfrentará mañana lunes las preguntas del juez y la fiscal. Caamaño, por su parte, pedirá información a todas las fiscalías porteñas y provinciales sobre cualquier caso NN con un modo de ataque similar. J.L.L también enfrentará una rueda de reconocimiento. Del otro lado estarán sus tres supuestas víctimas. Dos pudieron escapar, una no.
Fuente: Infobae