La diputada dijo que rezó durante años para denunciar “a los más corrupto de la historia de este país, llamados De Vido y Néstor Kirchner”.
“Pido la exclusión de Julio de Vido por infame y traidor a la patria en los términos del artículo 36 de la Constitución Nacional”. Con esa frase, la diputada Elisa Carrió le respondió a De Vido en la sesión especial donde se trata la expulsión del ex ministro de Cristina Kirchner de la Cámara de Diputados.
“La corrupción forma parte de un atentado al orden democrático cuando conlleva al enriquecimiento ilícito que los califica como infames, traidores a la patria”, dijo la primera precandidata a diputados de Cambiemos en la Ciudad.
La legisladora admitió que el oficialismo “seguramente” no logre los dos tercios de votos necesarios para expulsar a De Vido de la Cámara, “pero es un milagro para mí después de ser la única que llego al banquillo de los acusados, poder decirle esto acá”.
“De Vido ya fue, es bueno que en los procesos históricos primero se devele la verdad y que sea la sociedad que decida si quiere la verdad o la impunidad. Acá hay protección o limpieza del país, la culpa no es de Cambiemos, la culpa es la parte de la nación que sabiendo que le roban votan ladrones”, agregó Carrió, quien habló inmediatamente después que el ex ministro de Planificación.
Durante su discurso, que fue posterior al de de Vido, Carrió recordó que comenzó a denunciar al ex súper ministro en octubre de 2003 e hizo un repaso de las principales obras públicas investigadas por la Justicia y que ese año comenzó “la matriz del saqueo de la nación”.
“Yo recé durante años que los más corruptos de la historia de este país, llamados De Vido y Néstor Kirchner , que Dios lo tenga en la gloria… yo esperaba este momento para denunciar este saqueo. Y gracias a Dios de darme esta oportunidad”, dijo Carrió al cierre de su discurso.
La diputada por Cambiemos dijo reconocerle al ex funcionario “la mayor obediencia debida al señor Kirchner”, y subrayó que el actual legislador “fue el cajero” del gobierno kirchnerista.
Fuente: La Nación