River vive dos situaciones que lo mantienen expectante. Pese a que sumó el tercer triunfo consecutivo en el semestre y arrancó la Superliga con una victoria, el funcionamiento y la regularidad del equipo siguen siendo una deuda a saldar. Y, además, mientras rotan nombres y esquemas dentro del terreno de juego, la duda sobre la continuidad de Lucas Alario se volvió la novela del invierno.
A la espera de lo que ocurrirá con el posible pase a Bayer Leverkusen del delantero, Gallardo ideó un 4-4-2 para jugar ante Temperley que no tomó vuelo y dejó más falencias que virtudes, especialmente a la hora de retroceder y crear juego. Pinola volvió a mostrar un nivel preocupante y el sector que comparte con Casco fue una invitación a atacar para el rival. Moreira tuvo desatenciones, Ponzio estuvo muy solo en la zona central y a Nacho Fernández le costó tomar el rol de generador, con Auzqui y Pity Martínez -el más revulsivo- muy recostados sobre las bandas.
Tras un primer tiempo que lo mejor que tuvo fue el gol de Scocco y una gran atajada de Lux, el Muñeco mostró su disconformidad con una decisión que no suele ser usual: antes del complemento, hizo ingresar a Enzo Pérez y a Ariel Rojas y sacó a Fernández y a Auzqui. Pese a que Temperley siguió lastimando y pudo empatar, River se equilibró y tuvo más opciones de pase para circular mejor el balón. Así, contó con cinco opciones de gol claras, que Josué Ayala logró desactivar. De no haber sido por el arquero, Alario podría haber convertido en dos ocasiones y sumar un capítulo más a su novela.
Porque lo que hasta hace algunos días era impensado, hoy tiene en vilo a los dirigentes, al cuerpo técnico, al plantel y a los hinchas. La posibilidad de que el número nueve emigre a Bayer Leverkusen tomó más fuerza: los alemanes estarían dispuesto a abonar lo que River pretende y el delantero se daría el gusto de partir hacia el viejo continente. Pero mientras las partes reparten voces y opiniones diferentes, las certezas no se dejan ver.
Tras la oferta de 16 millones de euros brutos que acercó el representante Pedro Aldave y que fue rechazada, el club teutón buscaría llevarse a Alario aplicando la cláusula de rescisión que tiene un costo de 24 millones de euros brutos. Es que la dirigencia que encabeza Rodolfo D’Onofrio fue clara: o se paga la cláusula o el futbolista no se va. Pero las formas todavía no son precisas y el tiempo apremia, ya que el libro de pases del fútbol europeo cierra el próximo jueves.
River posee el 60% y Colón mantiene un 40% del pase, pero si el Millonario retiene al delantero hasta el 31 de junio de 2018, podrá adquirir el porcentaje restante de la ficha por 1,6 millones de dólares. Sin dudas, un número que parece ínfimo al lado de los 7,2 millones de euros que le corresponden al Sabalero -20% de esa cifra es para el club Tostado de Santa Fe- en caso de que Bayer Leverkusen haga uso de la cláusula.
Por eso, en Núñez están que trinan con la operación especial que los alemanes estarían negociando con los santafecinos. Deseando cerrar el acuerdo cuanto antes, Colón resignaría una parte de los 7,2 millones que le corresponden y, de esta manera, Leverkusen pondría menos dinero para llevarse al futbolista. Pero nada es seguro, ya que el club de Santa Fe se encuentra en convocatoria de acreedores y la jueza Ana Rosa Álvarez debería aceptar la operación para que se le devuelva dinero a Leverkusen.
La estrella del plantel de Marcelo Gallardo camina por la cornisa y su continuidad en River es una incógnita. Mientras tanto, el entrenador reza para poder mantenerlo: solo cuenta con Scocco, Borré, Auzqui y el lesionado Larrondo como opciones para el ataque. Los 41 goles en 82 partidos del Pipa no se volverán a conseguir fácilmente.