Tras la apabullante derrota en las pasadas Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) el espacio Cambiemos para el Bicentenario reaparecieron los referentes con nueva estrategia. Sin lamerse aún las heridas de la contienda electoral, se enfocaron en lo patrimonial para ver si pueden achicar la diferencia de más de 200 mil votos, pero lo hicieron de manera tan desordenada y grosera, que no generan ese estado de confiabilidad que muchos tucumanos querrían para verlos como alternativa.
La declaración jurada del intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, por ejemplo, parece sacada del inverosímil universo de la literatura fantástica, debido a que el único bien que posee es un Honda City modelo 2010, que tiene un valor de mercado de 155 mil pesos. Eso es todo lo que tiene Campero en su patrimonio como bien, porque no cuenta con residencia propia, sino que alquila una casa en el Barrio Viajantes, lo que le genera una erogación mensual de 10 mil pesos.
Mientras que en lo que hace a dinero en efectivo, el intendente yerbabuenense cuenta con dos cajas de ahorro. Una en el Banco Macro Tucumán, que tiene depositados 19800 pesos, y la otra en el Banco Galicia, en donde reposan 20913 pesos, que le alcanzarían para solventar apenas cuatro meses de alquiler.
A ello hay que sumarle 50 mil pesos en concepto de sueldo neto, lo que hace suponer que no pasará hambre; aunque con un patrimonio total de 200 mil pesos, Mariano Campero se transformó en el más pobre del espacio Cambiemos para el Bicentenario. La declaración jurada del intendente de la “Ciudad Jardín”, sin embargo, despertó más burlas que credibilidad. Algunos sostienen que exageró mucho la orden nacional de mostrarse austeros.
La esposa de Campero registra bienes inmuebles, aunque no se dieron a conocer bajo el argumento de que pertenecen a la esfera privada, aunque el director de Gobierno de la municipalidad de Yerba Buena, Miguel Hero, sostuvo que los bienes del matrimonio se encuentran a disposición de quien lo requiera.
Los “departamentitos” de Germán
Otra de las declaraciones juradas de bienes que causaron hilaridad, más que seriedad y respeto, fue la del intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro, quien declaró tener poco más de dos millones de pesos. Su patrimonio, por lo menos es diez veces más importante que su par de Cambiemos para el Bicentenario, Mariano Campero, pero tiene algunos elementos que llaman poderosamente la atención. Sólo para citar un ejemplo que puede poner blanco sobre negro, la declaración del valor de dos departamentos ubicados en el coqueto Barrio Norte, podrían ser la piedra del escándalo. Sucede que nadie que tenga el dinero en la mano seguramente podrá adquirirlos a los 170 mil y 210 mil pesos, que figuran en la mencionada declaración jurada del funcionario.
Con esos datos, Alfaro se hermanó con Campero en el escarnio y las risas de la opinión pública tucumana, que siguen profundizando su descreimiento en el cambio que propone el espacio que comparten desde las elecciones de 2015. No se dio a conocer la declaración jurada de la esposa del intendente capitalino, Beatriz Ávila. No es obligatorio, debido a que es sólo candidata en la lista a diputados nacionales. No es funcionaria, aunque tiene despacho en la Intendencia de San Miguel de Tucumán y aparece en los spots publicitarios oficiales bajo el rótulo de ex legisladora.