Todos abrazan a Nicolás Domingo, mientras que se lamentan los jugadores de River. Foto: FotoBAIRES

Nicolás Domingo anotó a 9 minutos de la conclusión del partido en Avellaneda; el 1-0 en contra acrecienta el mal momento del equipo millonario en el torneo doméstico, que se suma al fracaso en la Libertadores.

No podía Independiente. No podía, a pesar de que tenía un jugador más, jugaba en su estadio y tenía la decisión de ganarlo. Hasta que, a 9 minutos del cierre, golpeó a River donde más le duele: mal parado, con un remate de Nicolás Domingo, un volante surgido en el semillero millonario y descartado por Marcelo Gallardo. Con la cabeza en la Copa Sudamericana, Independiente se aprovechó de la tibieza de River, que jugó casi todo el partido con un jugador menos, por la insólita expulsión de Germán Lux.

El estado de confusión general de River, en realidad, comenzó en el tramo final de la segunda semifinal contra Lanús, la derrota más amarga del ciclo Gallardo. En ese entonces -apenas un puñado de semanas atrás-, el equipo millonario disimulaba ciertos deslices en el arco -primero, con Batalla, más tarde con Lux, una curiosa incorporación- con pasos ganadores. Sobre todo, en la Copa Libertadores y en la Copa Argentina. El shock de la eliminación con Lanús, sumado a la derrota contra Boca, provocaron un pequeño sismo interno en River, inusual desde que el Muñeco es el entrenador. Más allá de la décima final que tendrá River con su afamado entrenador, la política errática en las incorporaciones volvió a estar en el centro del debate. Y de ella, las deslucidas tareas de Lux encabezaron la nómina de los cuestionamientos. Es más: la certeza indica que habrá otro arquero en el próximo mercado. La insólita expulsión de Lux de anoche, terminó por confirmar el desenlace.

Apenas en tres partidos había sido suplente Bologna, lo que demuestra que para Gallardo siempre estuvo en la sombra. La roja para Lux resultó la primera de un arquero en la Superliga.

La llegada de Lux sedujo a la dirigencia por la posibilidad de sumar en condición de libre a un arquero de la casa que tenía 10 años de experiencia en el fútbol español y fue aceptada por el cuerpo técnico.

No ocurrió lo que se intuía: Independiente no tomó el control, lo que derivó en un murmullo generalizado. Si bien Independiente actuó con un elenco de segunda selección -la mayoría de los titulares aguarda la semifinal de la Copa Sudamericana, el martes, contra Libertad-, la impaciencia se impuso en la escena. Independiente se tropezaba, River se sostenía. El espectáculo fue una tensión exagerada, apenas salvado por algunas ráfagas. Domingo transformó la escena: el gol merecía una celebración grandilocuente, pero el volante, respetuoso, comprendió el tormento de River, su vieja casa.

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