El Ejecutivo logró aprobar la reforma previsional con 128 votos a favor y 116 votos en contra.
Fueron 12 horas de debate y discusión en el recinto de sesiones de la Cámara de Diputados, en medio de un clima enrarecido por la violencia que ganó las calles durante la extensa jornada de ayer, pero finalmente el Gobierno logró aprobar la reforma previsional con 128 votos a favor y 116 votos en contra, y 2 abstenciones.
La sesión especial estaba prevista para las 14 de ayer y, minutos después, Cambiemos logró el quórum con 130 diputados sentados en sus bancas, pero el debate por la reforma previsional estaba lejos de comenzar. Los incidentes fuera del Congreso y la reunión entre representantes de la Casa Rosada y los gobernadores para garantizar la aprobación de la norma, convulsionaron los ánimos del resto de la oposición (Frente para la Victoria, Frente Renovador e Izquierda) que se encargaron de presentar una cuestión de privilegio tras otra.
Así fue que pasaron cinco horas -con un cuarto intermedio de media hora- hasta que finalmente, a las 19.06, con un dilatado discurso de Eduardo Amadeo, leído entre insultos, empezó el debate por la iniciativa que cambia la fórmula jubilatoria.
Hasta aquí la sesión ya era lo suficientemente extensa. El cansancio era visible entre la mayoría de los diputados, pero todos eran conscientes que todavía faltaba la parte más ardua. Los más optimistas esperaban una votación a las 2 de la madrugada, pero teniendo en cuenta que a la 1 restaban 94 oradores se calculaba que el debate se prolongaría hasta las 8.
A raíz de esto, se definió que, cuando se vote la reforma previsional, no se seguirá con la tributaria -lo próximo en la orden del día- sino que se llamaría a un cuarto intermedio, probablemente para el mediodía o a las 14 de hoy.
A la media noche la tensión no cesó en el recinto. Cuando finalizaba la intervención de los bloques y se debía pasar a los discursos individuales de cada diputado, la oposición hizo un intento más de suspender la sesión. Todo comenzó cuando tomó la palabra Daniel Filmus, quien hizo referencia a las protestas en toda la Ciudad y el interior el país, que ya habían llegado a las afueras del Congreso: “Creo que tenemos que tener un gesto de responsabilidad. Hay una situación realmente de angustia, de dolor. La gente está en la calle, la Ciudad muy pocas veces tiene esta expresión. Un sector muy importante de nuestro pueblo no está dispuesto a dejar que se apruebe esta ley que perjudica a tantos argentinos, especialmente a los más humildes”.
Y, a continuación, pidió pasar a un cuarto intermedio para que “se reúnan los presidentes de los bloques” y decidir cómo continuar: “Insisto en que esta angustia, este dolor, está marcando a todo nuestro pueblo y puede derivar en una situación que no podemos prever”, completó.
Luis Petri, que presidía la sesión en reemplazo de Emilio Monzó, no dio lugar a la votación argumentando que ya había sido desechada en una ocasión anterior. Llovieron insultos y reproches que tildaron a la sesión de antidemocrática e inconstitucional. El legislador de la UCR le cedió la palabra a la neuquina Alma “Chani” Sapag.
Luego de que la peronista se expresara, fue el turno de Guillermo Carmona, del Frente para la Victoria, quien retomó el pedido de Filmus, pero acusó a Cambiemos de violar el reglamento: “Señor Presidente, rechazó la moción de orden como cuestión prioritaria. El artículo 127 indica que es moción de orden toda proposición alguna que tenga los siguientes objetos. Filmus planteó una moción de orden, que es que se pase un cuarto intermedio, con un argumento por demás razonable. Usted no puede manejar con este estado de discrecionalidad el reglamento interno en un momento en el que se está tratando un proyecto polémico que genera tensiones”. Por esto, pidió “como corresponde al reglamento” una votación nominal.
Nuevamente, Petri le negó la votación al kirchnerismo y, nuevamente, llegaron los abucheos y los reclamos. Algunos hasta se acercaron al escritorio del Presidente, que no cedió y le dio la palabra a Graciela Camaño.
La legisladora del Frente Renovador brindó un discurso muy medido en el que solicitó una votación para que el proyecto de reforma previsional volviera a tratarse en comisión: “Con enorme humildad y respeto le pido la vuelta a comisión del proyecto y nosotros como bloque nos comprometemos a tratarlos y a aportar los mejores hombres de nuestros equipos para que podamos encontrarle una solución a este tema. No hagamos oídos sordos”, sostuvo mientras era aplaudida de pie por el resto de la oposición.
Emilio Monzó bajó rápidamente a asumir la presidencia. Tenían que asegurarse los votos. Varios diputados de Cambiemos no estaban en sus bancas y se notaba la inquietud de los jefes de la bancada. Hasta intencionalmente tardaron en identificarse para demorar la votación y que los ausentes llegaran a sentarse. Lo lograron: el resultado fue 127 en contra de que el proyecto vuelva a comisión y 107 a favor.
Pasadas las 6 de hoy comenzó el tramo final de las exposiones, cuando tomó la palabra -nuevamente- Graciela Camaño como presidenta del bloque Frente Renovador. Le siguió el titular del bloque Justicialista, Pablo Kosiner, y el presidente de la bancada del FPV, Agustín Rossi, que propuso un minuto de silencio por las víctimas fatales de la represión y los incidentes del 19 y 20 de diciembre de 2001.
A su turno, Mario Negri, en representación de Cambiemos, planteó que la “oposición responsable no reparte fósforos a los que se anden con nafta” y pidió iniciar la votación.
Cómo sigue la agenda parlamentaria
Aunque probablemente la reforma de los impuestos no convoque las movilizaciones de los últimos días, es otra ley troncal para la Casa Rosada y el debate será muy peleado y prolongado. Ocupará todo el martes, por lo menos, cuando estaba previsto tratar en comisión el Presupuesto, lo que no será posible.
Al no poder discutir las dos normas en simultáneo, la comisión de Presupuesto quedó pospuesta para el miércoles. Y el tratamiento será el jueves, que, al tratarse de la “ley de leyes”, la expectativa es otra sesión maratónica, que terminará en la madrugada del viernes.
En Cambiemos ya están mentalizados para estirar el debate de hoy. Es más, algunos dentro de la bancada lo reconocen como estrategia. Querían cansar al Frente para la Victoria, que utilizó todas sus fuerzas para hacer caer la sesión argumentando que el clima en las calles así lo pedía. Ahora, consideran que ya dan la votación por perdida y las voluntades para retomar la batalla desde los micrófonos no es la misma.
A esto hay que sumarla las masivas movilizaciones, que llegaron a las puertas de la Cámara. En un principio la intención era acortar la cantidad de oradores, pero luego decidieron que hablaran los 94 para extender el debate y la situación en las calles se diluyera, aunque la estrategia no tendría mucho éxito: en la zona del Congreso hay al menos tres cuadras de gente que se acercó con cacerolas, bombos y banderas.
Infobae