Casi dos años pasaron desde aquel 14 de mayo de 2016 en el que River le ganó 1-0 a Gimnasia. Ese día se despidió el último arquero que supo pararse en el arco de River: Marcelo Barovero. Tres arqueros fueron los que intentaron reemplazarlo y no lo lograron, ya que el recuerdo de Trapito todavía sigue vigente.
Franco Armani tendrá que convivir con la leyenda de MB, además de defender uno de los arcos más grandes del mundo. Un arco que, desde la partida del superhéroe del buzo verde, pareció estar embrujado.
El primero en ocupar el vacío fue Augusto Batalla: el juvenil fue respaldado por Gallardo apenas se despidió el hombre del histórico penal a Gigliotti, entre tantas enormes atajadas. Con la sombra del Real Madrid detrás y una gran proyección, Batalla no pudo aprovechar su chance porque cometió severos errores en partidos decisivos. Perdió el puesto tras una temporada y ahora, con la incorporación de Armani, su partida a préstamo es un hecho (Atlético Tucumán es una opción para el 2018).
A mediados de 2017 llegó Germán Lux para aportar la experiencia que le daba su pasado europeo y su conocimiento del club. Luego de varios partidos y con muchas críticas por goles que le costaron caro a River, fue reemplazado antes de sus primeros seis meses como titular. Enrique Bologna fue quien lo sustituyó tras la insólita expulsión de Poroto ante Independiente y quien se ocupó de los tres palos hasta el final del torneo. Con correctas actuaciones, el Beto fue titular en el título en la Copa Argentina. Ahora será el turno deArmani, quien era pretendido hace rato por Gallardo y que llegará con la misión de romper el hechizo del arco.