En una provincia en la que justamente no sobran los méritos de la clase dirigente, el vicegobernador Osvaldo Jaldo, dio un significativo paso para la renovación de los liderazgos dentro del oficialismo provincial. Revirtió las encuestas, contuvo la ola amarilla de Macri, se adueñó de los votos y puso freno a la vuelta de Alperovich.
Los primeros días de 2017 el oficialismo provincial recibió los resultados de una encuesta que desalentaba las expectativas electorales del gobernador Juan Manzur. Había una ventaja de veinte puntos de la lista a dedo que encabezaba por el entonces titular del Plan Belgrano, José Cano, por sobre la liderada por Pablo Yedlin.
La preocupación se incrementó en los tórridos días de verano y se potenció con el oleaje amarillo, que se generaba desde Buenos Aires y pretendía arrasar en el interior profundo del país.
La encuesta de confirmación de esa tendencia desfavorable, realizada por Hugo Haime y dada a conocer diez días antes de la presentación de listas, fue dejada por José Alperovich en el despacho del gobernador, quien también la tenía. Fue un paso temerario del senador en la búsqueda de recuperar el protagonismo. Más aún cuando el propio Alperovich se tomó vacaciones y dejó la bomba activada. Pretendía que se lo llamara para que se transformara en la punta de lanza de la lista oficialista. Al punto que varios periodistas ya daban por hecho que el senador y ex gobernador sería quien llevaría adelante la campaña.
Lo cierto es que Alperovich no quería ser diputado, sino aparecer como una especie de salvador, en medio de un hipotético escenario de desesperación. Manzur advirtió los deseos de retorno de Alperovich y, en vez de sumirse en el caos, decidió pedirle a su compañero de equipo, Osvaldo Jaldo, que se pusiera al hombro la campaña a diputado nacional.
La noticia trascendió con la presentación de las listas, lo que constituyó el primer golpe que recibió el confiado espacio de Cambiemos en Tucumán. Fue una jugada sorpresa que dejó en off side a propios y extraños e incluso a los periodistas de un matutino local.
El “Plan CoreANO”
El otro golpe a la lista macrista y a la ola amarilla no surgió justamente de la política, sino de la propia impericia de José Cano, quien se vio involucrado en un escándalo de negociados en Corea del Sur, en el que se presentaban dos operaciones imposibles de cumplir con la supuesta compra de ahorradores energéticos por parte de una inexistente fundación que integraba la comitiva oficial y elementos tecnológicos para el Pami. La investigación preliminar a cargo del fiscal Guillermo Marijuán, culminó con la denuncia del propio funcionario judicial -que había investigado también a Lázaro Báez y a Cristina Kirchner– en contra de Cano.
La investigación periodística fue iniciada por Diario Cuarto Poder, y luego tuvo repercusión nacional en los programas ADN (C5N), con la conducción de Tomás Méndez; “Animales Sueltos” (América), a cargo de Alejandro Fantino; y “Periodismo para Todos”, que conduce el periodista Jorge Lanata en Canal 13, entre otros envíos nacionales, tanto televisivos como radiales y escritos. Ese escándalo fue incrementando la imagen negativa de Cano, que ya había perdido posiciones en las encuestas debido a la envergadura de su rival peronista.
Las PASO y la traición
Los resultados de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) dejaron como saldo un triunfo aplastante de más de 200 mil votos. Ese resultado dejaba a Jaldo como el gran elector del Peronismo, idea que no le gustó mucho a Alperovich, quien comenzó a gestar una traición.
En efecto, en las elecciones legislativas de octubre, Jaldo obtuvo una diferencia de 140 mil votos, que no melló su condición de dueño de los votos, pero que fue consecuencia del desvío de sufragios o de la falta de tracción de los sectores alperovichistas, que jugaron “al quedo”.
El triunfo sobre la lista encabezada por Cano, le dejó habilitado al vicegobernador la condición de gran elector dentro del Peronismo y la casi segura ausencia de Alperovich en la fórmula del 2019. El “Sillón de Lucas Córdoba” se encuentra a la vista.
Lo testimonial no tiene peso en Cambiemos
Las críticas relacionadas a la candidatura testimonial de Osvaldo Jaldo, por parte de los referentes de Cambiemos, no hicieron mella en lo sucedido ni en el posicionamiento del vicegobernador. Ese clima se debió a la propia impericia del espacio de Macri en la provincia, porque dos de los candidatos que llevaba la lista habían anunciado que en caso de ser electos no asumirían. Se trataba del intendente de Concepción, Roberto Sánchez y del legislador del PRO, Alberto “Tito” Colombres Garmendia. La falta de coordinación de este tipo de expresiones, desnudó la desorganización y la pérdida de liderazgo de José Cano sobre la lista que él mismo había conformado.
Es por ello que desde Cambiemos perdió fuerza esa crítica, que podría haber opacado un año electoral interesante de Jaldo, quien se transformó en el contrapeso para que no se produzca el regreso de Alperovich.
Si el 2017 fue el año de Jaldo, el 2018 debería ser el de la consolidación de su liderazgo y el de la jubilación definitiva del ex gobernador y actual senador.