No se trata de cuadros de gravedad, pero sí son de los más frecuentes en la temporada de verano y pueden dejar a los chicos afuera de la diversión de la pileta o la colonia por varios días.
Así, los padres que trabajan y tienen organizada la logística familiar con las actividades de los más chicos, pueden ver alterada la rutina a causa de estas afecciones propias de la época.
Una por una, cómo prevenir y qué hacer
Hongos. Con la exposición al sol, a menudo se observan manchitas blancas, ocres o rosadas en espalda, pecho o brazos. “Pueden estar ocasionadas por levaduras del género Malassezia, que forman parte de la flora normal de la piel. Cuando el número de las mismas aumenta -situación que se ve favorecida por el calor y la humedad- aparecen las lesiones”, explicó el médico pediatra Néstor Abramovich, jefe de Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas.
Al exponerse al sol, éstas se hacen más evidentes y resaltan sobre la piel bronceada. El tratamiento, local o por vía oral curará las lesiones. La reaparición es muy frecuente, especialmente en los meses cálidos.
“Otras levaduras que forman parte de la flora corporal normal son las del género Candida, cuyo crecimiento numérico, que generará una lesión, se ve favorecido por el aumento de calor y humedad (además de otras situaciones generales como el tratamiento antibiótico o con corticoides) -puntualizó Abramovich-. Las zonas que mantienen más calor y humedad son los pliegues, y son allí donde se observan estas candidiasis superficiales: ingles, pliegues abdominales o entre los dedos. Además del tratamiento antifúngico es muy importante mantener la zona seca”.
El llamado “pie de atleta” es una lesión que puede ser producida por diferentes hongos (por Candida acompañando a otros pliegues, por dermatofitos que afectan las uñas) o por bacterias. El espacio más afectado es el que está entre el cuarto y el quinto dedo del pie, ya que es el pliegue más cerrado y mantiene mucho la humedad. La forma de prevenirlo es realizando el tratamiento adecuado y manteniendo los espacios interdigitales bien secos.
Otitis. Con la llegada del calor y la planificación de las vacaciones llegan las molestias auditivas, producto de los viajes en avión, el uso de una pileta o del mar en un ambiente de humedad y calor. Para evitar la aparición de dolor intenso en los oídos en estas situaciones es recomendable realizar la consulta al médico pediatra en el caso de los niños y al especialista en los adultos, quienes evaluarán el estado de los oídos y la vía aérea.
“La otitis es la molestia más común durante el periodo vacacional de verano por el constante contacto con el agua y por los productos utilizados para el mantenimiento de las piletas, que resultan irritantes para la piel. Estas lastimaduras representan la puerta de entrada de las bacterias que inflamación de la piel del conducto auditivo externo”, explicó la médica otorrinolaringóloga María Andrea Ricardo, quien detalló: “Se caracteriza por el dolor intenso, y en algunas ocasiones se observa una descarga de material purulento. Las otitis externas son cinco veces más frecuentes en nadadores y es más común en regiones de clima cálido y húmedas. La incidencia puede incrementarse al final de la época de verano probablemente por el retraso del diagnóstico y la dilación en la consulta por estar de vacaciones”.
La jefa del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Británico y asesora médica de Gaes Centros Auditivos destacó, además, que “la presión atmosférica en la cabina del avión es menor que la que se encuentra a nivel del mar y esto origina un desplazamiento del tímpano hacia la zona de menor presión, provocando dolor y pérdida auditiva”. “Los niños tienen mayor predisposición para sufrir estos inconvenientes por la inmadurez de su sistema de compensación, debido a la disposición y anatomía de la trompa de Eustaquio y la presencia de rinitis y adenoides”, agregó.
Y dio una serie de consejos y recomendaciones para mantener óptima la salud auditiva en verano:
– Evitar la acumulación agua y la humedad colocando algodón apenas embebido en vaselina en el pabellón.
– En un gotero colocar alcohol y vinagre de alcohol en partes iguales (1:1). Colocar dos gotas en cada oído al finalizar el día de natación.
– Controlar la contaminación del agua (piletas e hidromasajes).
– Evitar maniobras de limpieza. Los depósitos de jabón pueden provocar dermatitis.
– Tratar dermatitis previas.
– Tener especial cuidado en personas diabéticas e inmunocomprometidas.
– En los vuelos, se sugiere bostezar, masticar o cerrar la nariz con los dedos, cerrar la boca e intentar exhalar con fuerza (maniobra de Valsalva).
– Se pueden utilizar instilaciones en la nariz con solución hipertónica de cloruro de sodio (agua y sal) durante todo el vuelo para mantenerla despejada.
– En las actividades de buceo, al iniciar el descenso se indica realizar la maniobra de Valsalva para “compensar” los cambios de presión. Si persisten los síntomas se sugiere no continuar con el buceo en esa jornada y evaluar la posibilidad de consulta con el especialista.
Piojos. Un simple cálculo demuestra que si un chico tiene cinco parásitos hembras en la cabeza (una cifra bastante normal, más bien conservadora), en un mes tendrá 450 ejemplares entre huevos y piojos jóvenes o adultos. De todos ellos, 405 serán hembras, que continuarán reproduciéndose en una escala asombrosa. Hay dos formas de contagio, la más frecuente es la directa, donde el piojo pasa de cabeza a cabeza. Sin embargo, existe contagio de forma indirecta, a través del intercambio de objetos personales de un chico infectado con otro.
“Los pediculicidas no tiene poder residual por lo cual no ofrecen protección contra la re-infección -explicó Abramovich-. Lo fundamental es comprender y explicar a cuidadores y padres cómo se aplican estas drogas ya que el éxito del tratamiento depende en gran parte de ello”.
Y tras asegurar que “los piojos tardan siete días en desarrollarse, desde que son depositados los huevos hasta que aparece el parásito adulto”, el especialista recomendó “repetir un nuevo ciclo de tratamiento con una semana de intervalo”.
Asimismo, Abramovich aconsejó “revisar a todos los miembros de la familia y tratar únicamente a aquellos que tengan liendres o piojos adultos”, al tiempo que remarcó la importancia de mantener el cabello peinado hacia atrás y firmemente recogido durante el tratamiento, “pero no es necesario cortarlo“.
Los peines, cepillos, vinchas, hebillas y otros accesorios para el pelo deben ser individuales y hay que desinfectarlos sumergiéndolos en agua caliente. Mientras que las prendas de vestir, sombreros, toallas, almohadas y juguetes de peluche deben lavarse separadamente y exponerse al calor del secado por al menos 20 a 30 minutos. También se les puede colocar previamente spray de permetrina.