A diez días del macabro hallazgo en una pequeña localidad de California, un completo resumen del caso. Miralo.
Hoy se cumplen diez días desde que la conmoción golpeó a la pequeña localidad de Perris, en el condado californiano de Riverside, EE.UU.. El domingo 14 de enero, la Policía llegó al número 160 de la calle Muir Woods y rescató de un verdadero infierno a doce de los trece hijos de David y Louise Turpin.
Los agentes habían llegado hasta allí después de que un llamado al 911 hecho por una joven de 17 años, con aspecto de una nena de diez, los alertara: ella y sus hermanos sufrían maltratos extremos desde hacía años.
Cuando las autoridades llegaron a la vivienda, encontraron a algunos de los chicos encadenados a sus camas. La casa estaba muy sucia y olía muy mal.
La última casa de los Turpin, en Perris, California. Google Street View.
Por sus tallas y peso, los policías creyeron que todas las víctimas eran menores, pero enseguida se supo que siete de ellas eran mayores de edad. Son diez mujeres y tres varones de entre dos y 29 años.
Doce de ellos estaban sufriendo una severa desnutrición, encierro, vejaciones y torturas desde hace años. Los investigadores creen que la pareja no sometía a maltratos su hija menor.
David Turpin en la Corte de Riverside, California. Reuters.
La adolescente que escapó había planeado la fuga por dos años junto a una de sus hermanas que, a último momento, presa del pánico, desistió de la huida.
Entre los maltratos de los que se acusa a David y Louise Turpin contra sus hijos están:
– Atarlos con una cuerda primero y con cadenas y candados después.
– Golpearlos y estrangularlos.
– Malalimentarlos y mostrarles comida para luego no dársela.
Louise Turpin en la Corte de Riverside, California. Reuters.
– Obligarlos a permanecer despiertos durante la noche y dormir de día.
– Permitirles ducharse solo una vez al año.
– Castigarlos por “jugar con agua” si se mojaban más arriba de las muñecas.
– Comprarles y mostrarles juguetes sin permitirles que los usaran.
Tras el rescate, algunas personas que estuvieron en contacto con los chicos descubrieron que algunos de ellos no sabían qué era un medicamento ni qué un oficial de policía.
David y Louise Turpin con sus trece hijos. Facebook.
David Turpin (57) y su esposa Louise (49) enfrentan doce cargos por tortura, doce por detención ilegal, siete por abusos a un adulto dependiente y seis por abuso de menores. David Turpin deberá responder además por una acusación por acto lascivo contra una de sus hijas menores de edad.
Vecinos de la familia en la pequeña localidad de Perris no salen de su estupor porque todo este escenario de terror estuvo a metros suyo por años y no lo percibieron.
Los hijos de los Turpin salían poco de su casa. El matrimonio había logrado que el Estado habilitara su casa como una escuelay se suponía que educaban a sus hijos allí.
De todos modos, la mayor de los hermanos fue algunos años a una escuela primaria en Texas, adonde la familia vivió antes de mudarse a California. Un excompañero de la nena que hoy tiene 29 años contó que la chica olía mal, iba sucia y mal vestida a la escuela y sufría bulliyng.
Foto subida a Facebook por Taha Muntajibuddin en la que aparece él y la hija mayor de los Turpin. Facebook.
El extremo sufrimiento de los chicos despertó una ola solidaria en Estados Unidos y también en otros países. Se organizaron varias colectas para ayudarlos y, según una vocera del Departamento de Servicios Sociales Públicos del condado de Riverside, unas veinte personas se ofrecieron para hacerse cargo de los trece hermanos para mantenerlos juntos. Sin embargo, en las últimas horas se supo que la Justicia habría decidido separar a los trece hermanos. Los seis menores se repartirían, de a tres, en dos hogares. Y los siete mayores serían destinados a un centro de atención especial.
El extremo sufrimiento de los chicos despertó una ola solidaria en Estados Unidos. AP.
David Turpin conoció a Louise Robinette cuando él tenía veintitantos años y ella era una colegiala de 16 en Princeton, Virginia Occidental. Poco después, un día él la fue a buscar a la escuela y se escaparon juntos. Se fueron en auto para iniciar una nueva vida en la zona central de EE.UU., según contó la hermana menor de Louise, Teresa Robinette. Sin embargo, la Policía interceptó a la pareja en Texas y obligó a Louise a llamar a su casa. La pareja regresó a Princeton, pero al poco tiempo, tras una boda muy sencilla a la que solo asistieron sus familias, regresaron a Texas. Desde entonces se encerraron en una vida con poco contacto con otras personas, aunque hicieron algunos viajes a Disneyland y al menos tres visitas a Las Vegas para renovar sus votos matrimoniales.
La pareja, que aparentemente solía gastar muy por encima de sus ingresos, perdió su casa en Fort Worth, Texas, por una ejecución hipotecaria, en 1999. Toda la familia se mudó entonces a una vivienda rural a pocos kilómetros de esa ciudad, pero volvieron a perder su vivienda en 2010. El siguiente traslado de los Turpin fue a Murrieta, ya en California, cuando David consiguió un trabajo en la corporación aeroespacial Northrop Grumman. Finalmente, en 2014 se mudaron a Perris, a la casa de la que se los llevaron detenidos diez días atrás.
Una de las casas que ocuparon los Turpin en Texas.
Billy Lambert, hermano Louise Turpin, dijo que el matrimonio quería tener un decimocuarto hijo para “obtener un reality show y ganar dinero”. “Ella solía decir que serían perfectos para la televisión”, dijo. “Ella (Louise) pensaba que el mundo quedaría fascinado con sus vidas”, comentó Lambert en una entrevista con The Mirror del Reino Unido. Incluso reveló que la pareja se ubicó en California “para estar más cerca de Hollywood”.
La pareja podría ser condenada a hasta 94 años de prisión.
Mientras, los trece hermanos permanecen internados en diferentes centros médicos. Algunos de ellos podrían sufrir secuelas físicas permanentes por el maltrato recibido.
Mientras avanza la investigación, la Justicia les prohibió a David y Louise Turpin tener contacto con sus trece hijos. La orden rige para los próximos tres años.