En el allanamiento realizado en diciembre, la Justicia constató que la barra brava tenía llave de un cuarto en el estadio, en el que guardaba parte de las banderas y bombos.

Lejos de lo que aduce la defensa de Pablo y Hugo Moyano, la causa por asociación ilícita de la barra brava de Independiente sigue trayéndole dolores de cabeza.

Primero fue procesado con prisión preventiva un hombre del riñón propio, Roberto “el Polaco” Petrov, delegado de Camioneros y puntal del gremio en la tribuna, que pasó de subirse al paravalanchas para controlar a Pablo “Bebote” Álvarez a ser socio suyo y nexo, según la acusación, de los violentos con la dirigencia. Y aunque había fotos de Petrov con los Moyano en el palco de Independiente, ambos salieron a despegarse diciendo que el “Polaco” había elegido el mal, por “Bebote”, sobre el bien, por ellos.

Después cayó en la volteada Noray Nakis, vicepresidente del club, también preso, pero ellos mismos dijeron con razón que lo habían corrido del club. El tercer golpe fue la imputación como miembro de la asociación ilícita para Héctor “Yoyo” Maldonado, secretario de la institución y protesorero de Camioneros. Es decir, un hombre demasiado cercano. Y el miércoles, la imputación directa sobre padre e hijo de estar presuntamente vinculados al sistema de reventa de entradas en perjuicio del club y en favor de la propia barra.

Y, cuando parecía que estarían tranquilos hasta el 15 de febrero, fecha aproximada de la pericia de las máquinas que podrían comprobar o no este delito, la Justicia acaba de tener otra prueba de la presunta relación de connivencia entre el club y los barras: un video que demuestra que las banderas y los bombos se guardaban en el estadio, con la anuencia de la Comisión Directiva, algo penado en la Ley del Deporte y que castiga con hasta seis años a todo aquel que facilitare o instigare a la formación del grupo violento.

Como ocurre en varios clubes, la barra del “Rojo” siempre guardó sus petates en el estadio. Pero cuando llegó Javier Cantero, en su lucha contra la barra hizo que fueran sacados de las instalaciones del club. Al ganar Moyano las elecciones, según la causa, esta decisión se habría revertido y se le permitió a los “Diablos Rojos” volver a poner sus elementos en una dependencia ubicada debajo de la tribuna norte del Libertadores de América.

Según lo declarado por Álvarez, cuando comenzó la causa judicial le pidieron que sacara las cosas para no complicar al club, y que las trasladara al garaje del Sindicato de Camioneros. Pero como todo no entraba, parte quedó en el estadio y parte en la casa de Damián Langaronne, considerado mano derecha de “Bebote”. Cuando la Justicia allanó, descubrió que el cuartito debajo de la tribuna estaba cerrado con llave y que la misma sólo la tenía uno de los barras, de nombre Hernán, al que hubo que llamar para que lo abriera. Ahí se constató la presencia de artículos de la barra y quedó asentado en el expediente, aunque extrañamente no se hizo al mismo tiempo el allanamiento al garaje de Camioneros, donde también, según la denuncia, podría haber cosas.

¿Esta es prueba irrefutable de connivencia? Por si sola quizá no, dado que es una costumbre en muchos clubes, que es ilegal pero se hace. De hecho, en la investigación por el crimen de Diego Bogado, hincha de Vélez, se descubrió que “La Pandilla de Liniers” no sólo guardaba las cosas en una habitación del club, sino que ésta tenía alarma y sólo sus integrantes podían activarla o desactivarla. Y la Justicia dejó languidecer el proceso hasta archivarlo.

Pero, en este caso, con el condimento político indudable que tiene la causa y otras medidas probatorias, la Justicia cree que es una pieza más de un rompecabezas que, de a poco, va tomando una forma muy diferente a la que los Moyano podían suponer. Una forma con imagen, aún borrosa, de camión. Y con acoplado incluido.

fuente: infobae

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