El domingo a la noche, Armando Rubén Correa Zeballos se acostó a dormir en su casa de El Mollar. Había llegado en la mañana junto a su pareja, para compartir un día de descanso. El lunes, se levantaron temprano y emprendieron el viaje de regreso.

Lo que no sabía, es que mientras disfrutaba de la paz de los Valles, a 102 kilómetros de la capital, delincuentes desvalijaban su casa de calle La Plata al 200, en Villa Alem, donde vive a diario

“Regresamos a las 8.30. La verja de la entrada estaba abierta; y el candado, tirado en el piso, dentro del garaje. Quise abrir la puerta principal, pero estaba trabada. Tuve que llamar a un cerrajero para que lo hiciera”, explicó Correa Zeballos a LA GACETA.

El hombre, de 59 años, agregó que, cuando ingresó al domicilio, se encontró con un panorama desolador: los delincuentes se habían alzado con dinero, electrodomésticos y mercadería de su trabajo como distribuidor de joyas. “Las habitaciones estaban desordenadas y nos habían robado de todo”, dijo.

De acuerdo a la información policial, los ladrones se llevaron $15.000, cuatro maletines con joyas, por un monto total de $60.000, tres televisores, dos notebooks, una tablet, un aire acondicionado, una motosierra y una hidrolavadora.

Miguel Ángel Gutiérrez, quien vive en la misma cuadra, ayudó a su vecino. “Posiblemente, los ladrones no pudieron abrir la puerta, y entraron por la ventana, porque también estaba abierta cuando ingresamos”, comentó.

Los asaltantes actuaron con total impunidad. Incluso, tuvieron tiempo de arrancar una lámpara empotrada en el techo del garaje, que los dueños de casa habían dejado encendida, por precaución. “Hay poca iluminación en la calle, y se aseguraron de que no los vieran”, consideró el vecino.

“Realmente, no sé si fue una entregada o si estas personas estuvieron haciendo tareas de inteligencia previa. Es increíble que no se pueda dejar la casa sola ni un solo día”, se lamentó Correa Zeballos.

El hombre todavía no se explica cómo hicieron los delincuentes para escapar con el botín, sin que nadie advirtiera sus movimientos cuando trasladaban todas las cosas robadas. “Evidentemente, sabían lo que hacían, porque los vecinos no vieron nada. Ahora voy a tener que poner alarmas y reforzar el frente de la casa para que esto no vuelva a pasar”, sostuvo.

La denuncia fue radicada en la comisaría 2ª y la causa fue remitida al fiscal de feria Diego López Ávila. Las fuentes policiales informaron que por el momento no hay datos sobre los asaltantes.

Otros habitantes de esa cuadra afirmaron que durante el día no son frecuentes los robos, pero por la noche, el panorama es diferente.

“Siempre hay un policía en la esquina, pero no es suficiente; además, hay poca iluminación y de noche es peligroso, sobre todo después de las 22”, opinó Isabel Rojas.

fuente: la gaceta

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