Los jugadores de Boca festejan el segundo gol de Boca frente a San martín de San Juan. (Marcelo Carroll)

El equipo de Guillermo Barros Schelotto le ganó 4 a 2 a San Martín de San Juan en la Bombonera.

Puertas adentro Boca se siente altivo, ganador. Se blinda y lo que se habla fuera de la cancha parece no afectarle. Siempre influyente sobre el legado anímico, disfruta de la inmejorable sensación de llevar casi 450 días en la cima de los torneos locales. Ayer apareció en escena una versión más sólida del modelo 2018 y derrotó a San Martín de San Juan por 4-2. Y lo más relevante de cara a los desafíos que más lo moviliza en estos días (así se lo hizo sentir su público en la Bombonera), el comienzo de la Copa Libertadores y la final de la Supercopa con River: volvió a golear y desempolvó otro espíritu, otra voracidad con respecto a sus últimos compromisos.

Si bien el calendario indica que todavía faltan un par de días para que comience marzo, uno de los meses marcado a fuego en el itinerario de Boca, el mes bisagra arrancó ayer frente a los cuyanos. La seguidilla de encuentros que culminará el 18 de marzo frente a Atlético Tucumán incluye, entre otras cuestiones, el debut del próximo jueves contra Alianza Lima y la final contra el elenco de Marcelo Gallardo. El desafío asoma mayúsculo: el Xeneize disputará seis partidos en 21 días; es decir, uno cada 84 horas.

En semanas que giraron en torno a la “guardia alta” que patentaron Marcelo Gallardo y Rodolfo D’Onofrio, la mira estuvo puesta en Boca por los fallos arbitrales. Desde la Ribera, por su parte, intentaron despegarse del tema, sin darle entidad a los debates. Ayer, el puntero rescató algunas señas del Boca que supo ser un líder apabullante en buena parte del 2017. Puede enredarse por momentos en la elaboración del juego, pero de todas formas cuenta con los recursos y la confianza suficientes para situarse varios escalones por encima de oponentes con escasos argumentos para complicarlo.

Se trató de un partido que fue pura emoción. Pasaron cosas relevantes de principio a fin, tanto de un lado como del otro. Boca arrancó con 10 minutos de furia que desestabilizaron cualquier idea del conjunto dirigido por Néstor Gorosito. La primera sorpresa fue lo sencillo que le resultó a los locales quebrar a su rival. Otra vez a los 3 minutos, como ante Banfield, Carlos Tevez abrió el tanteador después de una buena maniobra colectiva que tuvo a Edwin Cardona un paso adelantado en la combinación con el Nº 32. A los sanjuaninos, la marcha a contramano le trazó un panorama de extrema dificultad cinco minutos después, cuando Cristian Pavón puso el 2-0 después de un pase exquisito de Tevez. Reynoso, uno de los que tenía buena parte de las miradas encima, cumplió con lo que no había podido conseguir en su debut: aparecer, romper líneas y abrir grietas en la defensa rival. En tanto que el Nº 7, la figura del partido, ventiló el ataque con corridas permanentes por la derecha.

Fue pura agitación porque enfrente San Martín intentó sumar gente en ataque y a los 12 llegó el descuento de Álvaro Fernández. La defensa de Boca otra vez resultó un dolor de cabeza para Guillermo Barros Schelotto. Por momentos se le observaron momentos de tensión, principalmente en Paolo Goltz. El líder del torneo mostró algunos puntos bajos que no venían siendo habituales, todos en esa zona. La última vez que le habían marcado dos goles fue contra Racing, el 19 de noviembre del año pasado también en la Bombonera. La última línea es un déficit que el cuerpo técnico deberá solucionar en forma urgente si no quiere que el sueño continental naufrague.

Sin embargo, Boca siempre se mostró más decidido, con una actitud más ofensiva. Mucho ritmo, de ida y vuelta. El encuentro no dio respiro. Por méritos y por errores en partes iguales.

Desde hoy el equipo de los Barros Schelotto ya pondrá su mente en la Libertadores y viajará a Perú para enfrentar a Alianza, el jueves a partir de las 21.30. El lunes 5 de marzo tendrá que visitar a Argentinos en La Paternal; el sábado 10 recibirá en la Bombonera a Tigre y luego será el turno de una definición que ya comenzó jugarse desde afuera hace varios días con el fuego cruzado entre Boca y River, por las polémicas con los árbitros. La maratón tendrá punto final el domingo 18, en el viaje para medirse con Atlético Tucumán. Y la doble competencia recién lo soltará a mediados de mayo, cuando se terminen la Superliga y la primera fase de la Libertadores en la antesala del Mundial.

Los objetivos de ir por todo, a la distancia, todavía asoman intrincados. Con el transcurso de las semanas, con las mentes despejadas y los músculos menos tensos, pueden ser más alcanzables. Hay una legión de hinchas a la espera de que Boca rompa nuevamente el molde en Sudamérica. La silueta de cómodo líder local los seduce. Nahitán Nández, Pavón y Cardona ayer dejaron buenas señales. Y Tevez, que había dicho que vivió más de un semestre de vacaciones en China, retornó fresco y enchufado. A la buena sintonía se acopló Wanchope Ábila, que marcó su primer tanto en el club. Cuando aparecen los de siempre Boca sostiene su sueño hasta el final.

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