Un fuerte dolor en su brazo izquierdo lo hizo alejarse unos segundos del patio de juegos. Alertado por otras personas notó que estaba sangrando. En un primer momento pensó que se había lastimado con la hamaca en la que jugaba con su hija, en el predio del jardín de infantes. Pero estaba equivocado. En la guardia de un sanatorio céntrico le confirmaron que había recibido el impacto de una bala perdida.
Víctor Garrocho, de 30 años, es agente de policía y, alrededor de las 16.30 del viernes, fue herido mientras jugaba con su pequeña hija en el patio del jardín “Los Pollitos Azules”, que funciona en el predio de la Jefatura de Policía, en la calle Italia 2.700.
La sensación comenzó en segundos. Una mezcla de dolor y ardor lo llevó a pensar que se había incrustado algo o que, incluso, podría haberse quebrado el brazo.
Otros padres que advirtieron la escena lo auxiliaron y lo llevaron hasta el Sanatorio del Norte. Todo hacía presumir que había sufrido una lesión ósea. Sin embargo, luego de que le hicieron una radiografía confirmaron que tenía el proyectíl de un arma de fuego alojado en su brazo izquierdo.
Ya que la bala no había provocado lesiones en ningún nervio ni tendones, ese mismo día le practicaron una cirugía y le extrajeron el proyectil. Hasta el momento se desconoce desde dónde o quién pudo haber realizado el disparo, que pudo haber tenido consecuencias más graves.
En su versión a la Policía, el agente Garrocho aseguró que fue víctima de una bala perdida que salió del velorio de Facundo Ferreira. La Justicia debera confirmar la veracidad de su denuncia.
fuente. lagaceta