La mini cumbre de Cambiemos en la provincia, que pretendió buscar algo de unidad en ese espacio, no fue para nada distendida. Al contrario, los comensales aprovecharon para cruzar algunos temas y sacar facturas por errores y actitudes. Lo que quedó en claro es que José Cano ya no es el conductor y que los referentes pugnan por transformarse en los nuevos líderes. ¿Quién tomará la batuta? Una pregunta en la que ya asoman respuestas.
¿Distendido? Para nada. No es el adjetivo que le cabe al asado que protagonizaron los referentes de Cambiemos en la casa del diputado nacional Facundo Garretón (PRO).
La mesa estaba servida y los comensales José Cano, Germán Alfaro, Silvia Elías de Pérez, Beatriz Ávila, Domingo Amaya y Mariano Campero, estaban algo incómodos.
La charla pasaba por temas triviales, pero todos sabían que iba a llegar el momento de profundizar la incomodidad. La mecha la encendió el propio anfitrión cuando sostuvo la necesidad de elaborar un plan de gobierno de cara a la campaña electoral de 2019. Quien tomó el guante en el aire fue el ex titular del Plan Belgrano e imputado por los negociados en Corea del Sur. Cano retrucó a Garretón: “¿De qué plan de gobierno hablás? Si los intendentes Sánchez y Campero miraron para otro lado cuando les pedí que designaran a Gonzalo Guerra y tuve que pedirle a Pablo Walter que lo desginen como delegado de Trabajo de la Nación en la provincia, para que después Walter me cobre ese favor”.
Campero tragó saliva y tomó algo del vino que estaba en la mesa y el resto comenzó a analizar mentalmente las estrategias ante esta postura. Sin embargo, quien no se puso colorado para intervenir en la charla fue justamente Domingo Amaya, quien sostuvo que sacrificó todo su capital político para que varios estén sentados en sus cargos y ahora “se hagan los libre pensadores”. Mientras decía esto, su mirada se clavaba en el intendente Germán Alfaro, del que se encuentra hace tiempo distanciado. El vecino de Villa Amalia no contestó y sólo atinó a bajar la mirada ante la incomodidad de su esposa, la diputada nacional Beatriz Ávila.
En ese momento, el “Tato” Bores de Cambiemos, José Cano, a quien le gustan demasiado sus monólogos sin dejar hablar a nadie, cargó las tintas sobre la labor de los legisladores, a quienes les achacó que no hayan atacado a Osvaldo Jaldo por su candidatura a diputado nacional. Hasta ahí, quien había estado cautelosa, Silvia Elías de Pérez, recogió el guante y le reclamó que tenía que separar los tantos con una encendida defensa a los parlamentarios que le responden. Alfaro mantuvo la misma postura que ante las palabras de Amaya, al bajar la mirada, como diciendo: “no me pregunten por Toscano, Rodríguez y Bellomío”.
El clima estaba enrarecido y el silencio de Alfaro comenzó a molestar a los presentes. Hasta que uno de ellos le preguntó: “¿Qué opinás Germán?”
El “lord mayor”, con tono pausado, señaló la importancia de haberse juntado después de tanto tiempo y dijo que “espero que volvamos a reunirnos para ver a quién seguimos”. El fantasma de Prat Gay comenzó a sobrevolar los chorizos que se enfriaban de manera irremediable, mientras alguien trataba de darle algo de sabor a las ensaladas que no estaban sazonadas. Con esta actitud Alfaro estaba dejando la puerta abierta, no sólo para la llegada de referentes sino también para la salida de algunos de sus ex aliados o sus enemigos en el espacio.
Una que se sintió aludida, Silvia Elías de Pérez, tomó la palabra y dijo que quería aclarar que los afiches en vía pública que se observaron en las últimas semanas en los que aparecía tanto ella como el legislador Canelada, no eran parte de ninguna postulación o candidatura. Todos los presentes se mordieron para no reírse a carcajadas y uno de ellos le susurró al oído a otro para señalarle que “ni la Virgen de Lourdes le creería”.
Todos estaban incómodos, pero la frutilla del postre fue del intendente de Yerba Buena, al que los vecinos bautizaron como “Toledito”, por ser el continuador de su antecesor “alperovichista”, Daniel Toledo. Campero, quien no oculta sus ambiciones de ser gobernador de Tucumán, dejó de luchar con un pedazo de vacío y sostuvo: “dejemos de hacernos problema. Veamos cómo están las encuestas y si Prat Gay está mejor, vamos con él”.
Fue justo allí que Cano se atragantó con un pedazo de morcilla rellena con nueces y con ese acto, la reunión terminó. Quedaron más dudas que certezas, pero lo que sí está claro es que no habrá unidad en el espacio Cambiemos. Son muchas las apetencias electorales y pocos los que pueden salir en la foto de la fórmula.
Un anfitrión, un proyecto y apenas 310 palabras
Uno de los que quedó bajoneado por el encuentro justamente fue el anfitrión. El diputado nacional Facundo Garretón, no fue eficaz para lograr la unión de los referentes del espacio. Demostró la misma productividad alcanzada en la Cámara Baja, con un sólo proyecto presentado sobre la provincia de Tucumán y apenas 317 palabras pronunciadas durante 2017. Su gestión finaliza el año próximo.
Lo curioso del encuentro de los referentes de Cambiemos es que el tema de la reunión no fue la actual situación del país o de la provincia, los problemas por los que pasa la gente, la inflación, el incremento en los productos y servicios, el cierre de fuentes de trabajo, la pobreza y la falta de reactivación económica. La preocupación de los referentes de Cambiemos es definir las candidaturas de cara a las elecciones de octubre del año próximo. Flaco favor le hacen a los tucumanos que confiaron en ellos como una alternativa para posibilitar un cambio en las conductas de quienes tienen que dirigir los destinos de la gente.