El 5 de febrero pasado, Larry Nassar, ex jefe del departamento médico del equipo de gimnasia norteamericano, recibía en su país la tercera sentencia en medio año: de 40 a 125 de prisión por tres cargos de agresión sexual contra menores que estaban a su cargo. Se sumaba a una del mes anterior, a 175 años, por otros siete hechos, y de 60 años por pornografía infantil. Seguramente ese escándalo era uno de los temas de conversación en el encuentro de camaradería de gimnastas argentinos; hasta que en la cena uno de ellos, ya retirado, se quebró y confesó que hace más de 25 años, cuando era un chico, su entrenador abusó sexualmente de él. Contó que no había sido la única víctima de ese hombre que aún estaba en actividad, como técnico en las selecciones nacionales de gimnasia artística.
Fue como una explosión nuclear. La conmoción movilizó a las autoridades y el caso, si bien judicializado, se manejó con mutismo hasta que ayer salió a la luz y mostró una nueva mancha de vergüenza para el deporte argentino, justo en el año en el que Buenos Aires albergará los Juegos Olímpicos de la Juventud.
El presidente del Comité Olímpico Argentino (COA), Gerardo Werthein, fue quien hizo la denuncia ante la Justicia federal para que se investigue la supuesta comisión de delitos, concretamente, si quien era uno de los entrenadores de la selección nacional de gimnasia artística había abusado de alumnos que al momento de los hechos eran menores. Esa presentación sirvió para que el acusado sea separado de su cargo y para que se le dejaran de pagar las dos becas del Estado con las que contaba.
La causa recayó en el juez federal porteño Sebastián Ramos y el fiscal del fuero Guillermo Marijuán, que ya escuchó los testimonios de varios testigos de la revelación de aquella cena y que, entre las primeras medidas para orientar la investigación, pidió un listado de todos los chicos que pasaron por los equipos entrenados por el acusado, que llegó a estar al frente de la delegación argentina de gimnasia en un juego olímpico.
Ayer, Werthein dijo al canal de noticias TN: “En el verano, a través de la persona que maneja la relación con los atletas, tomamos conocimiento de algo muy antiguo, de los años 90. Se trataba de comentarios de abusos. Entendemos que nuestro deber era presentarnos ante la Justicia y que esto se investigue. En la presentación no mencionamos los nombres de los damnificados”.
El caso caló muy hondo en la comunidad deportista nacional. Federico Molinari, primer atleta argentino en llegar a una final olímpica en gimnasia artística, en Londres 2012, declaró ayer al mismo canal: “Queremos que se haga justicia. El Comité Olímpico hizo lo correcto. Cuando llegué a Buenos Aires empecé a escuchar este tipo de rumores”.
Un encumbrado dirigente del olimpismo nacional dijo al portal de noticias Infobae: “Si hay un culpable, lo queremos condenado. Y si hay un damnificado, lo queremos protegido. Si ocurrió, no importa la época en la que sucedió; la persona acusada debe ser condenada. La Confederación Argentina de Gimnasia es responsable del silencio de todos estos años”.