El expresidente brasileño no se entregó ayer en el plazo que había fijado el juez; lo acompaña en el escenario Dilma Rousseff
El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva , quien no se entregó ayer en el plazo que había fijado el juez Sergio Moro tras la condena a 12 años y un mes de cárcel por corrupción en Curitiba, habla a una multitud durante una misa en memoria de su esposa Marisa Leticia, quien murió el año pasado, y se entregará luego. “Soy el único ser humano que estoy procesado por un departamento que no es mío”, dijo. “Tengo la conciencia tranquila”, agregó.
La misa, convertida en acto político, con música y diversos oradores, se realiza en el Sindicato de Metarlúrgicos del ABC, en São Bernardo do Campo, en San Pablo, donde Lula está alojado desde el jueves por la noche, horas después de que el magistrado Moro ordenara su detención. Cientos de personas acompañan al expresidente, quien está en un escenario junto a su sucesora, la exmandataria Dilma Rousseff , destituida en mayo de 2016.