La vida más allá de la tragedia de la muerte de un ser querido a causa de una negligencia del Estado, las familias de los tripulantes del ARA San Juan se encuentran sin la asistencia correspondiente.
“La primera semana trataba de que Tiziano no viera la tele. Pero un día vio su foto en la pantalla y me dijo: ‘¿Qué hago ahora con mi papá en la tele?’”, recuerda.
Luego, el chico le dijo: “Yo no lloro porque soy valiente”. Aquel día Andrea le explicó a Tiziano que su foto salía en TV porque el submarino estaba perdido y la mostraban para encontrarlo.
“Esa respuesta lo conformó, pero más tarde al verme quebrada me dijo: ‘Mamá no llores, porque papá no está muerto’”, recuerda.
En ese enroque en el que los hijos consuelan a los padres, Andrea indagó sobre la concepción de la idea de muerte en Tiziano. “¿Qué sabés de la muerte?”, le pregunte. “‘No, yo no quiero hablar de eso’, me respondió”.
El 25 de abril fue una fecha muy triste para la familia porque se cumplieron seis meses desde la partida del San Juan. “En unos días Tiziano tomará la confirmación y hablando de los preparativos me preguntó si su padre iba a estar. ‘No, no va a estar porque todavía no encontraron el submarino’, le dije. Yo no me puedo sentar a explicarle a él algo que todavía yo misma no sé”, revela.
Andrea Mereles. (Foto: Fabián Gastiarena)
La madre le hizo un prendedor a Tiziano con la cara del padre que el chico lleva en su mochila escolar.
Camila (17), la mayor, no es hija de Alfaro, pero desde los siete años el marino cumplió ese rol. “Para Camila su papá es él. Ella está muy enojada con el Gobierno y con la Armada y no hablamos de su papá para que yo no me ponga mal”, relata.
Noelia Díaz Aramayo (30), esposa de Dante Hugo Aramayo (33), cabo principal maquinista del San Juan, es trabajadora social.
Confiaba que un vidente podía hallar al submarino. Esperanzada, navegó 10 días en el destructor ARA Sarandí. Recién al cuarto mes de búsqueda comenzó a aceptar su muerte.
Su hijo, Dante, tiene dos años y medio. En marzo comenzó el jardín de infantes y eso mejoró su ánimo. Noelia cuenta que desde que ambos ya no van a la base están mucho mejor.
“A veces es muy difícil porque mi hijo extraña a su papá. Lo llama con insistencia. Por momentos tengo la sensación de que sigue embarcado”, confía.
Noelia Aramayo embarazada de Francisco y su maridofoto: Fabiian Gastiarena
“Mi marido fue un padre muy presente A veces, Dante aparece con una ojota o la zapatilla de mi marido, se pone a jugar con algo de él y lo llama: ¿Papá, papá…? Y cuando ve una mochila o su ropa vuelve a repetir: papá, papá…”, cuenta.
Noelia decidió sacar del placad esa ropa, pero no pudo hacerlo del todo: dejó lo que a él más le gustaba. “Una campera que le regalamos con el gordito para el día del padre”, dice.
Los perfumes y la crema de afeitar continúan en el botiquín: ”Decidí que muchas cosas las voy a guardar porque son los únicos recuerdos que tendrá mi hijo. Él sólo pudo disfrutar a su papá hasta los dos años. No quiero que lo olvide, que crezca sin su recuerdo”.
Cuando Dante lo reclama, Noelia lo sienta frente a la pantalla de su PC y le muestra los videos donde su papá juega con él: “Le encanta uno en mi marido le enseñó por primera vez a patear una pelota. Dante los mira embelesado y se ríe”.
“Yo a mi hijo le digo que su papá vive en una estrella”, concluye.