El ministro de Finanzas explicó que con respaldo del FMI se está dando una señal extra de confianza al mercado.
El ministro de Finanzas, Luis Caputo, ya se anima a hacer un balance del inicio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. Asegura que si el acuerdo se cierra en una cifra cercana a los 30.000 millones de dólares -como se especula- a una tasa del 4% anual “el Presidente Mauricio Macri ya tiene asegurado el financiamiento hasta el último día de su mandato”.
En contra de quienes dicen que el Gobierno se apuró a acudir al auxilio financiero del FMI a menos de dos semanas del inicio de la crisis cambiaria, Caputo aseguró que “lo mejor que pudimos hacer fue reaccionar rápido” para acotar los daños. “No podíamos quedarnos de brazos cruzados a ver cómo terminaba esto”. También dice que al Gobierno no le interesa pagar supuestos costos por acercarse al FMI. “Hicimos lo que es mejor para los argentinos, aunque haya que pagar costos políticos. Es lo opuesto a lo que se hacía antes”.
Desde su punto de vista, la crisis se explica por dos motivos: un contexto internacional más desfavorable para un país como la Argentina, muy dependiente del financiamiento internacional, y una oposición política que, a su juicio, se comportó irresponsablemente en la discusión por las tarifas.
“Nosotros sabíamos que el escenario internacional se podía complicar, y por eso en dos meses cubrimos el 75% de las necesidades” dice Caputo. Pero inmediatamente señala que lo que sorprendió a los inversores fue el giro de la denominada “oposición responsable” que impulsó un proyecto tarifario que podría tener un costo fiscal cercano a 100 mil millones de pesos por año.
“Fue un combo muy malo. La desilusión de inversores de ver a la oposición racional tomar medidas populistas después de haber apoyado medidas centrales fue importante, fue una actitud que no pasó desapercibida para los inversores de largo plazo”.
– ¿Pero no consideran que, además, hubo errores propios, como recalibrar las metas o intentar frenar el tipo de cambio cuando las monedas de la región se devaluaban?
– La recalibración de metas para mí era algo razonable. No era creíble sostener una meta del 10% para este año. Y el mercado no lo tomó como algo malo, porque sino no podríamos haber conseguido 9.000 millones de dólares una semana después.
– Más allá del contexto global menos favorable y la oposición, qué debilidades macro ven los mercados?
– Es difícil separar una cosa de otra. Es obvio que la dependencia del crédito internacional es un tema. Seguimos con mucha dependencia financiera externa y en un escenario más embromado nos golpea un poco más.
– ¿Es importante que el préstamo llegue a los 30.000 millones?
– Es un número importante y sería fantástico que nos den ese monto. Ya es una cifra instalada, por lo que si nos dieran 10.000 nos quedaríamos con gusto a poco. De todas maneras, es plata que va a estar a disposición y será una señal muy fuerte para los inversores y para llevar tranquilidad a las empresas y las familias de que los canales de crédito seguirán abiertos. Además, con el 80% del programa financiero ya cubierto, estamos en una mejor posición negociadora ante el FMI. Y a eso hay que agregarle que tenemos apoyos de los principales países del mundo.
– Cuánto dinero hace falta en 2019?
– Unos 25 o 26.000 millones. Pero si computamos como crédito lo que ingrese por los proyectos PPP, tal vez el año que viene podríamos evitar emisiones en el exterior. Como este año, vamos a enfocarnos en financiarnos todo lo que se pueda en el mercado interior.
– ¿Hubo errores de mala praxis a la hora de enfrentar las turbulencias?
– Yo creo que el Banco Central actuó de manera adecuada. Es fácil hablar con el diario del lunes. Pero la realidad es que el BCRA nos compró miles de millones de dólares a un precio de entre 16 y 18 pesos y los vendió entre 20,5 y 21 o 22. Ahora dicen que vendió barato, pero en ese momento no se sabía lo que iba a pasar.
– Se cuestiona que intento frenar la suba, a contramano de lo que pasaba en la región.
– Eso es relativo, porque porque el peso se había depreciado antes y bastante más No es matemático ni esquemático. Es un juego de orfebre la tarea del Central en estas situaciones. No tentemos ninguna queja. Nadie tiene la bola de cristal.
fuente: clarín