A continuación, los principales conceptos de la Argentina tras el acuerdo con el FMI:

Está en tela de juicio la política económica y la viabilidad del gradualismo.
El Gobierno decidió no ir a un ajuste fiscal severo. Macri no está dotado de los recursos políticos suficientes para una política de shock.
La incógnita es si el FMI va a admitir la receta gradualista o pedirá un ajuste severo. Aunque este sea un fondo con más rostro humano, pedirá algún tipo de ajuste.
¿El FMI tiene sensibilidad para saber que, si le pide un ajuste ortodoxo a Macri, provocará un rebrote populista? No sabemos si los técnicos de Lagarde tienen esa variable en la cabeza.
Hay un problema central en la política económica, en la raíz de la crisis: un peligroso e inquietante déficit en cuenta corriente. A la Argentina le faltan dólares por un monto equivalente a 5 puntos del PBI. Eso se produjo por el retraso cambiario.
El razonamiento que hace el Fondo permite pensar que el dólar debe estar a $25 o $25,50.
¿Un Banco Central que primero dijo que no intervenía y luego intervino y subió las tasas, es creíble en una corrida? ¿O había un problema previo en el Banco Central que Macri no vio?
Todo está en veremos en términos de la alianza política.
Macri tiene socios, no es el único accionista. Tiene a Carrió y a los radicales, que probablemente le pidan cogobernar en esta crisis.
Se requiere de una nueva cultura de gobierno, que es una cultura de coalición. ¿Qué tienen los radicales en la cabeza? Recuperar el poder. ¿Cómo? Que le dejen ganar siete gobernaciones.
Los radicales le pedirán respaldo al Presidente para determinados candidatos en las provincias, en lugares donde gobierna el peronismo y Macri está en una encrucijada que deberá resolver.
El Fondo seguramente va a pedir un ajuste cambiario.
En las encuestas, Macri cae y nadie sube.
A Cristina, la realidad se le ha convertido en un paraíso.
Este peronismo, que mira la escena con cierta perplejidad, hasta ahora quería ser alternativa pero con las tarifas se volvió oposición. Hay que ver si la opinión pública premia a quien obstruye.
De acuerdo a la consultora Isonomía, la clase política en 2016 tenía 25% de imagen positiva, hoy tiene cero.
Es una sociedad que cambió sus expectativas y se ha puesto pesimista. Por otro lado, hay una clase política con poca autoridad que debe liderar un ajuste.
Por la vía del tipo de cambio o por la vía fiscal, va a haber un ajuste.
En el Gobierno sigue habiendo problemas de coordinación llamativos. El ministro de Finanzas Luis Caputo , mientras Nicolás Dujovne estaba en Washington negociando, dio números del préstamo.
Macri tiene un problema de manejo de su equipo en una negociación delicada.

fuente: la nación

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