El burdo juego político del intendente de la “Perla del Sur”, Roberto Sánchez, en torno al destino laboral de 800 personas, tuvo como objetivo mellar la imagen de los ediles que no responden a sus caprichos y que quieren controlar la gestión. Los aprietes de sus funcionarios y las especulaciones propias dejaron al desnudo la maniobra del ex corredor de rally.
¿Quién tiene la culpa de lo sucedido en Concepción? Ese parece ser el juego que quiere imponer el intendente de Concepción, Roberto Sánchez, quien está empecinado en atribuirle su propia impericia a los integrantes del Concejo Deliberante de esa ciudad.
Para ello se valió de mensajes por las redes sociales, de sus funcionarios a los afectados por este conflicto generado por el propio Sánchez, con el fin de afectar a los concejales que se muestran críticos de su gestión, a la que quieren controlar y exigir los informes naturales surgidos de la división de poderes. Sánchez ha negado sistemáticamente información en torno a sus actos de Gobierno y a las designaciones realizadas en los últimos tiempos. Sin embargo, ahora, luego de su actitud soberbia, deja sin posibilidad de continuidad a unos 800 contratados y especula con un veto que debería haber dado a conocer el viernes de la semana pasada y no el lunes de esta semana. Hasta en ese pequeño detalle, el ex piloto de rally no puede ocultar la intencionalidad política de movilizar a esa cantidad de personas que sólo quieren defender una fuente laboral.
Los concejales que aprobaron el Pacto Social “salarial” tuvieron que emitir un comunicado en el que dejaban sentada su posición y la intencionalidad de la gestión de Sánchez de responsabilizarlos por una situación de la que eran ajenos.
Sin embargo, los concejales que le responden al intendente salieron a criticar a sus pares y sumarse visiblemente a esta campaña de desprestigio.
Las reuniones con los contratados que quedaban “en el aire” y los mensajes por whatsApp se multiplicaron para arengarlos a realizar protestas en el Concejo Deliberante. Una vez más se juega con la necesidad de las personas que no tienen empleo y que ven en la administración pública municipal la única posibilidad de sostener a sus familias en estos tiempos difíciles.
La precariedad ante todo
El discurso de Sánchez forma parte de un relato simple en el que los demás son los responsables de todos los errores, hasta de los propios. En esa visión acotada y malintencionada, los concejales son los que “ponen palos en la rueda” y no dejan gobernar.
Sin embargo, el empleo que ofrece a quienes lo apoyaron para llegar a la intendencia de Concepción, se encuadran en la precariedad del contrato, para poder manejar a esas personas a gusto y placer. Para mandarlos a protestar y escrachar a los ediles que le reclaman informes sobre su gestión. Es lo más normal en el manejo y las relaciones entre las instituciones de la democracia, pero para Sánchez, cada vez más alejado de los preceptos del radicalismo, se trata de un ataque.
La tecnología lo perdió
Así como hizo uso de las redes sociales para organizar las protestas, esa misma tecnología desnudó la maniobra cuando una de las personas afectadas por este cruel juego, filmó a uno de los funcionarios concepcionenses apretando a la gente para que le responda y salga a reclamar.
“Yo les digo algo, yo me estoy jugando la cabeza, la que no esté en la lucha, cagó conmigo. Voy a hablar en criollo: la que se borre no me pida nada”, expresa con claridad en el video que se viralizó el encargado municipal Oscar Álvarez.
No hubo ningún comunicado oficial desde la Intendencia, pero puertas adentro se “tiró las orejas” a aquellos que actuaron sin disimulo, entre ellos Álvarez.
Mientras tanto algunos medios de comunicación se preocuparon por “blindar” a Sánchez, tratando de sacarle la responsabilidad sobre el problema, que genera inquietud en muchas familias de Concepción, muchas de las cuales ven con claridad que son utilizados en una lucha que no es de ellos, y que tiene como protagonistas a los dirigentes políticos que tienen la responsabilidad de conducir los destinos de la segunda ciudad en importancia de la provincia.