Analistas financieros y economistas analizan las posibilidades de inversión y consumo. ¿Hay opciones en pesos que le pueden ganar al dólar?
Pasada la devaluación y en este nuevo escenario económico, surgen los primeros interrogantes con respecto al dinero. Frente “al techo” impuesto del dólar en torno a los $25 y una inflación proyectada para el año cercana al 24%, el Económico relevó la opinión de especialistas, agentes bursátiles, economistas y expertos en finanzas para analizar alternativas de consumo, ahorro e inversión para lo que resta del año. Lo que sigue es una síntesis de sus respuestas.
1. ¿Pesos o dólares? ¿Qué es más conveniente?
Claudio Zuchovicki (Analista financiero): Pesos en Lebac. Incluso arriesgaría a plazos más largos. Serán meses más recesivos y la tasa de interés es un buen refugio para el inversor. Hagamos este ejercicio practico. A una tasa del 40% anual por tres meses, para perder contra el dólar, el billete verde tendría que valer más de $28 en julio. Prefiero las Lebac.
Nicolás Bentel (Puente): Optamos por volcarnos al dólar ya que está previsto que la Reserva Federal continúe con la suba de tasas, con lo cual esto continuará afectando a las monedas de países emergentes. El dólar en el mundo se va a seguir apreciando contra el resto de las monedas.
Jackie Maubré (Cohen): En un contexto internacional en donde la suba de tasas desfavorece a los mercados emergentes y habiendo comprendido que la Argentina adicionalmente tiene sus propias debilidades, la pregunta que habría que hacerse es qué porcentaje en pesos y cuánto en dólares. Mis antecedentes me indican que para lograr el confort del inversor, cuanto más conservador sea el individuo mayor deberá ser el porcentaje de dólares en el total de su cartera. Sin embargo, entendiendo que el Banco Central mandó un mensaje contundente sobre el techo para el precio del dólar y contando con tasas tan altas, se necesitaría un dólar a $31 para empatar el rendimiento de la Lebac hasta fin de año. Con lo cual, la inversión en Lebac al 40% en la proporción adecuada, está para ser ciertamente considerada.
Gustavo Neffa (Research for Traders): No soy partidario de los extremos, salvo cuando una crisis de liquidez o las circunstancias excepcionales lo ameriten, como fue el caso de la reciente corrida bancaria. Hemos estado aconsejando dolarizar los portafolios hasta el martes pasado, y de a poco sugerimos empezar a mirar las alternativas en pesos de nuevo, con las Lebac cortas como primera opción, en no más de una tercera parte de la cartera.
Nicolás González (ABC Tu dinero): Estabilizado por unos meses el valor del dólar, existe una preferencia por las colocaciones en pesos, al menos por un horizonte de 90 a 120 días. Aquí las opciones pueden dirigirse, según el monto a invertir, hacia Lebac, Letes en pesos y fondos comunes de inversión de renta fija en pesos. Y para ahorristas que prefieran los plazos fijos, explorar la variante UVA: se protege el capital de la inflación y se cobra una tasa de rendimiento real en torno al 5% anual. Ahora pueden realizarse a 90 días.
José Vignoli (Invertir Online): Tener pesos o dólares “parados” nunca es conveniente, pues aun en el caso de tener dólares en efectivo, en los Estados Unidos hay inflación, y los dólares se deprecian y también pierden poder adquisitivo.
2. ¿Bonos en pesos o bonos dolarizados?
Zuchovicki: Bonos en dólares. El AY24 (Bonar 2024) rinde 7,8% anual y no veo muchos riesgos. Un bono de Honduras rinde 4% anual y me parece que se exagera con el riesgo argentino. No todo está tan mal para tanto rendimiento. Es más, tendría 35% de la cartera de inversión en este bono. Otro 35% lo colocaría en Lebac y el resto en acciones.
Bentel: Los bonos en dólares de corta duración resultan atractivos como estrategia para mitigar el riesgo de la suba de tasas en EE.UU. y para proteger el capital, capturando al mismo tiempo retornos de entre 6% y 8%. Para perfiles más defensivos, recomendamos posicionarse en instrumentos como Letes en dólares, con retornos alrededor del 3,5%.
Neffa: Es la típica dicotomía entre la codicia (tasa en pesos) y el miedo (alternativas dolarizadas). El tipo de cambio se atrasa muchas veces y ahí es donde conviene estar dolarizado. Hoy bonos cortos en dólares, como el Bonar 2020 (AO20) o el Bonar 2024 (AY24) líquidos, con mínimos bajos, que son alternativas a las Letes en dólares para inversores minoristas. Entre los bonos en pesos, además de las Lebac, sugiero combinar letras provinciales y algunos bonos dollar linked. A medida que vayamos confirmando la establidad en el mercado cambiario, recomendaremos la mitad de la pesificación de la cartera.
Maubré: El salto del riesgo país a de 350 puntos básicos a 500 puntos habla del fuerte impacto que sufrió toda la curva de bonos argentinos. Especialmente los bonos de la parte larga. Hay ofertas en todos ellos, tanto en pesos como en dólares. Sin embargo, la ausencia de liquidez, aún más pronunciada en los bonos privados, le ha marcado al inversor que si no tiene el tiempo en su favor, los bonos en dólares de corto plazo fueron los únicos capaces de mantener la liquidez durante la corrida cambiaria. Actualmente, los bonos en dólares ofrecen a los inversores una oportunidad de mediano plazo y la lógica implícita que asume el inversor que busca este tipo de retorno contempla la mejora de la macroeconomía de la Argentina (crecimiento del PBI y caída de los déficits gemelos). En este sentido, un bono cuyo rendimiento resulta muy atractivo es el DICA, que ofrece un retorno de casi 8% anual en dólares.
Juan Aguiar (Itaú): Para ahorro de mediano plazo vemos muy buenas oportunidades en el tramo corto y medio en activos como el Bonar 2024. Los fondos comunes de inversión que invierten diversificadamente en estos instrumentos, con rendimientos en torno al 6% en dólares, son una buena opción.
González: El mercado es amplio, y pueden combinarse en las carteras tanto en pesos como en dólares. Si se adoptan plazos cortos, un Bonar 2020 rinde hoy 5,10% anual en dólares. Aquí comienza a jugar el plazo por el cual se van a inmovilizar los fondos, ya que pueden existir vaivenes en el valor de los mismos y esto exige cierta pericia y tiempo para poder recuperarse de movimientos negativos. Hoy, la volatilidad hace más atractivos los plazos cortos.
Vignoli: Ahora que ya pasó la devaluación, quizás lo mejor es aprovechar las tasas de bonos en pesos. No obstante, si alguien quiere mantenerse en dólares, los bonos argentinos están de remate. Si la Argentina es calificada como “país emergente”, estos precios ya no los veremos.
3. ¿Hay oportunidades en el mercado bursátil?
Zuchovicki: Sí, representa el 30% de mi cartera. Sobre todo energéticas, y también las proveedoras de la construcción. Es una manera de invertir en los sectores que hoy están dinámicos y están recibiendo inversión genuina. Ya sea por los créditos UVA o por la reforma energética.
González: Es sólo apto para destinar una parte de la inversión. Puede darse un alza generalizada si finalmente la Argentina es declarada “mercado emergente”. Caso contrario, exige selectividad a la hora de elegir en qué sector invertir. Bancos y energéticas se presentan como variantes sólidas.
Bentel: Dado el contexto actual, si bien puede haber oportunidades en acciones tanto en el mercado local como en el internacional, creemos que la suba de la tasa de interés de referencia en EE.UU. debería desincentivar subas de las acciones en general. A su vez, no está claro que la Argentina sea recategorizada de “mercado fronterizo” a “mercado emergente” por el indice MSCI; es por eso que decidimos mantener un nivel de cautela en este tipo de instrumentos.
Neffa: Si queremos cubrirnos del tipo de cambio, resultan alternativas válidas en esta coyuntura las acciones de empresas petroleras que se benefician del precio del crudo pero que, además, presentaron un buen balance. Hay otras en el sector financiero y aconsejaría tomar posición en papeles que sufrieron fuertes bajas en los últimos tiempos.
Aguiar: Vemos buenas oportunidades en el sector energético.
Maubré: Las acciones han sido muy castigadas. El Merval sufrió un embate de casi 50% en dólares. Aquel que no necesite liquidez en el corto plazo y que tenga un horizonte de inversión superior al año, encontrará papeles muy atractivos. Bancos y energía son un “MUST” en la actual coyuntura de la Argentina.
Vignoli: Sí, van a subir mucho. Son resguardo de valor y es posible, a pesar de la turbulencia, que volvamos a ser calificados como “mercado emergente”. Esto es un combo que puede ser muy positivo para las acciones del mercado local. Hay q que ser selectivos. Las energéticas, financieras, entre otras, son muy atractivas.
4. ¿Conviene comprar propiedades?
Zuchovicki: No para mí. Entiendo que es un sector que se va a dinamizar, pero creo que van a ganar más los proveedores de la construcción (por eso prefiero acciones de ellas) que los inversores, incluso más que los desarrolladores, que ponen el riesgo.
Maubré: Los precios de las propiedades premium en general están en niveles históricamente altos, incluso comparados con países limítrofes. Sin embargo, a medida que el crédito se normalice, esos precios encontrarán sustento. La diversificación de los portafolios de activos es sana y vale la pena considerar algunos casos.
Neffa: Si bien el precio del metro cuadrado de construcción aumentó considerablemente en los últimos años, existen muchas oportunidades en el sector inmobiliario de nicho para pensar en diversificar nuestras inversiones. Barrios retrasados o en el interior del país, proyectos icónicos con amenities y esparcimiento deberían ser priorizados, además de oficinas en puntos clave. Las propiedades en pozo o en la etapa inicial deberían ser priorizadas, y relegadas las compras para alquiler, que en promedio no rinden salvo en el segmento de oficinas de alta categoría.
González: El “ladrillo” está en el ADN inversor argentino como un activo financiero más. Los precios se han incrementado en dólares, empujados por la mayor demanda vía crédito UVA. Más allá de la apuesta a la protección y valorización de la propiedad, hay que fijarse en la renta que puede brindar un alquiler. El alza de impuestos provinciales y municipales le restan atractivos.
Vignoli: Sí, siempre que se pueda negociar el precio. Deberían bajar en dólares un poco ahora que se devaluó.
Aguiar: Los inmuebles siempre fueron considerados como una herramienta de cobertura con la finalidad de proteger el patrimonio. Si bien en mercados tradicionales una devaluación podría implicar una baja de los precios de los activos terminados, en el mercado local (con déficit habitacional y una demanda mayor a la oferta), esto no necesariamente es tan lineal. Por el lado de los inmuebles en construcción, se verá una suba de costos como consecuencia del impacto de los componentes dolarizados, lo que en la medida que el mercado lo absorba, esa suba de costos se trasladará al precio final de los inmuebles. En el largo plazo, siempre los inmuebles constituyen una buena inversión y resguardo de valor.
5. ¿Oficinas y cocheras?
Zuchovicki: Cocheras puede ser. Oficinas solo en polos con ventajas impositivas y sin muchas expectativas. Creo que la renta estará debajo de la de los bonos. Si compro y luego la pongo en alquiler, creo que la renta no compensa el riesgo.
Neffa: Para construcción sí, para alquiler no son rentables.
Maubré: Estos activos son generadores de renta. Dependiendo del nivel de rentabilidad que ofrecen, pueden ser un complemento interesante en la generación de ingresos. En comparación con un activo financiero, son claramente más ilíquidos.
Aguiar: Las inversiones en cocheras y oficinas tienen como objetivo, por lo general, obtener una renta y acá se dan dos situaciones frente a un escenario de devaluación. Por un lado, si la devaluación afectara el nivel de actividad, podría generarse una menor tasa de ocupación de aquellos inmuebles que deban renovar sus contratos. Por otro lado, se podría ver afectada la rentabilidad esperada a mediano plazo como consecuencia de que los valores de las propiedades se fijan en dólares y los valores por los que se ajustan los contratos de alquiler, por lo general son en pesos. Por ese motivo resulta primordial priorizar siempre la ubicación de estos inmuebles para mitigar en el largo plazo estos efectos.
6. ¿Es buen momento para comprar un automóvil?
Zuchovicki: No. Es época de restricciones y de contracciones de consumo. Un auto me trae gastos de patentes, seguro, etc. Prefiero guardar esa liquidez.
Neffa: Solo como cobertura contra la inflación. Los precios después de la eliminación del impuesto a autos de lujo se sinceraron un poco pero aún resultan muy caros en dólares, más aún después de la devaluación.
González: Hay cierto freno en las ventas, y es probable que por la presión que ejercen las terminales sobre las concesionarias pueden hacer surgir ofertas que los tornen atractivos.
Maubré: Los autos en mi opinión están más del lado del gasto corriente que de la inversión.
Vignoli: Si, pero hay que hacerlo rápido, no más allá de junio. Luego los precios ya habrán ajustado por la devaluación.
Aguiar: En el caso de los autos y los electrodomésticos probablemente ajusten más rápido sus precios al alza debido a que estos bienes son de origen importado o tienen un alto componente de partes de origen extranjero. En un contexto donde la inflación va a ser más alta que la prevista, la compra de estos bienes financiada a tasa fija (dependiendo de la tasa) podría representar una oportunidad de compra.
7. ¿Electrodomésticos?
Zuchovicki: Prefiero postergar consumos. Es preferible colocar los pesos en Lebac y diferir compras. La inflación va a correr por debajo de las tasas.
González: Las altas tasas de interés impactarán recortando cuotas y valorizando las compras en un solo pago. La menor demanda puede atenuar el traslado a precios de la devaluación y se pueden presentar oportunidades para actualizar el equipamiento hogareño, que en general están sujetos a la llamada “obsolescencia comercial”, con liquidaciones de stocks.
Maubré: En caso que se necesiten, cuanto antes los compren, mejor, ya que la inflación tendrá un impacto en el precio. No generan una renta financiera, pero generan una renta que se mide en confort y placer, un tema muy personal y que depende de cada individuo.
Vignoli: Sí, pero rápido, como los autos. Hasta junio, porque luego ya habrá ajustado la devaluación.
8. ¿Turismo al exterior o de cabotaje?
Neffa: Con la idea de la aplicación de un posible impuesto al turismo, volvemos a la época de un tipo de cambio diferencial encubierto para desincentivar la salida de divisas. El tipo de cambio real se incrementó alcanzando un valor similar al de la salida del cepo, en 2015, o de la devaluación de la gestión anterior, en enero 2014. Con un consumo resentido y el reciente incremento del dólar, se verá una gradual disminución del turismo al exterior y la mayor llegada de turistas del exterior.
Zuchovicki: Lo que pueda. Invertir en turismo no puede ser considerado un negocio, es un premio.
González: Junto con los electrodomésticos, el turismo puede ser uno de los grandes perdedores por la devaluación (viajes al exterior) y por la menor cantidad de cuotas.
Maubré: Son gastos. Para medir el rendimiento de la inversión en un viaje no se usan números ni cuentas.
Vignoli: Viajes locales, porque en el turismo al exterior los precios se ajustan al instante.
Aguiar: En viajes al exterior el ajuste de precios también opera automáticamente, por lo que el turismo doméstico se vuelve más competitivo.
fuente: clarín