La salida de Juan José Aranguren del ministerio de Energía podría desencadenar en la reversión de una de sus políticas. Se trata de la “liberación” del mercado de combustibles, para que funcionen sin mayor intervención estatal. El alto precio del petróleo crudo a nivel internacional y la devaluación del peso gatillaría mayores valores para las naftas locales. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y Jefatura de Gabinete le plantearon a Aranguren que el Gobierno quería salir de esa situación. Fue la última de varias disputas.
Javier Iguacel, titular de Vialidad pero con experiencia en la petrolera Pluspetrol, reemplazará a Aranguren. Se lo considera como alguien más “alineado” con el estilo de Poder Ejecutivo. Además, tiene rodaje político, ya que buscó ser intendente de Capitán Sarmiento y en el Gobierno lo avizoran como futuro candidato.
Aranguren llegó a la campaña presidencial de Mauricio Macri con un plan para disminuir los gigantescos subsidios energéticos, que eran de US$ 8.000 millones anuales en 2015. A través de sucesivos aumentos de tarifas, lo fue logrando, con una pauta de US$ 2.000 millones para este año. Sin embargo, también se convirtió en la cara de medidas impopulares, aunque Macri en persona siempre lo ratificó y le pidió que siguiera avanzando en esa dirección.
En el presupuesto de 2018, las subvenciones para Energía estaban pautadas en $ 125.000 millones, mientras que Transporte se llevará $ 140.000 millones. Pero esas cifras podrían ser distintas por el impacto de la devaluación.
Energía anotó inversiones por US$ 18.000 millones en el sector y un desarrollo inédito de energías renovables. Pero Aranguren, que viene de ser número uno de Shell en el país, tuvo un estilo de conducción propio de un líder acostumbrado a que se sigan sus órdenes. Ese rasgo colisionó con el ala política, que lo prefería menos sincero y más callado.
Cuando Aranguren hacía declaraciones, cerca de Marcos Peña se fastidiaban. El ministro de Energía cuestionó -por ejemplo- cierta falta de inversiones de YPF durante 2017. Parco, su personalidad no gustaba a otros funcionarios del Gabinete.
La devaluación desató a los críticos de Aranguren. Por ejemplo, porque se comprometió a pagar gas en dólares a un precio atractivo para el sector. Esa medida fue tomada con la anuencia de presidente y entendida como inexorable para atraer inversores y revertir la falta de abastecimiento: el país tiene que importar un 30% del gas que necesita durante los inviernos.
Iguacel deberá encargarse de seguir con la disminución de subsidios, como anuncia el ministro Dujovne, pero con mayores costos, ya que los precios energéticos son en dólares. La devaluación del peso frente al dólar todavía no se puede establecer con certeza, pero es la mayor de cualquier economía emergente.
La decisión de frenar la “liberación” del mercado petrolero ya venía siendo analizada desde hace unas semanas. Aranguren arrancó en mayo con un congelamiento de precios acordado con las petroleras. Pero luego hubo que suspenderla -y autorizar un aumento- porque los valores de referencia (petróleo crudo y dólar) se escaparon.
El próximo paso que le pedían al ministro era establecer límites a las exportaciones de las petroleras. Se trata de una medida con la que Aranguren está conceptualmente en contra, ya que descree de las regulaciones y cupos, porque los considera negativos en el largo plazo.
Al ex Shell le reprochan que decidió liberar el mercado de los combustibles justo cuando el barril de crudo comenzó una escalada. Durante los últimos años del kirchnerismo, los precios de los combustibles estaban atados a una serie de variables locales: estaban caros en dólares comparados con el resto del mundo.
Aranguren se propuso alinear el funcionamiento de las petroleras en el país con las prácticas del sector en la mayoría de los países. Eso hubiera servido a los bolsillos de los consumidores locales entre 2013 y 2016, pero justo cambió la tendencia hacia 2017. Para este año, el Gobierno estima que autorizará algunos aumentos más para las petroleras.
fuente. clarín