No pueden arrestar ni pedir documentación, dicen los letrados. Un estudiante denunció que fue agredido por la Guardia de Yerba Buena. Los abogados dicen que su tarea es de monitoreo.
La detención de un estudiante de Abogacía por parte de la Guardia Urbana Municipal (GUM) de Yerba Buena, el domingo pasado, abrió el debate entre los abogados penalistas. Eduardo Herrera, de 29 años, denunció que en la madrugada fue interceptado por vigías de la “Ciudad Jardín” cuando regresaba a su domicilio empujando su moto junto a una joven con la que se había reunido en un bar de avenida Aconquija al 1.400. Herrera aseguró que lo golpearon y detuvieron porque se negó a presentarles la documentación del vehículo.
“Su tarea es monitorear la situación de calle, pero no tienen el rango del que gozan las fuerzas especiales, que tienen como finalidad la prevención. Si advierten alguna situación irregular la deben poner en conocimiento de la Policía”, consideró el abogado José Luis del Río.
“He trabajado en casos donde los vigías se han excedido en sus funciones hasta llegar a agredir a las personas. Pueden intervenir en un delito en flagrancia, como puede hacerlo un particular. Pero no pueden utilizar armas de fuego”, consideró.
Según la versión de Herrera, fue interceptado por tres vigías. “Tenían el rostro cubierto con pasamontañas”, contó. Agregó que le pidieron los papeles del rodado. “Me negué a entregárselos porque ellos no se querían identificar y como soy estudiante de Derecho sabía que no estaba obligado a dárselos”, explicó.
“Están teniendo un exceso en su actuación. Si tienen que interceptar a alguien en persecución está bien, pero no por un control. Deben comunicarse por radio para que intervenga la Policía. No poseen facultades ni siquiera para intervenir en una cuestión contravencional: su función es prevención”, dijo la abogada Geraldine Salazar.
El estudiante universitario aseguró que cuando llegó la Policía, le exhibió la documentación de su vehículo. “Ellos confirmaron que la moto estaba en regla”, subrayó. El joven reconoció que el rodado no tenía colocado el dominio, pero desmintió que haya estado alcoholizado. “Ni siquiera me hicieron un dosaje para demostrarlo”, dijo.
Mauricio Argiró, responsable de seguridad del municipio, insistió con que Herrera conducía alcoholizado. “Por medio de comunicación radial lo fuimos siguiendo hasta que logramos detenerlo. No iba caminando, sino andando”, comentó. El funcionario agregó además: “nuestros guardias no usan el rostro tapado. Y, por ordenanza municipal, si podemos exigir que nos muestren documentación”.
“No tienen poder de Policía. No son válidas sus detenciones. Tampoco pueden portar armas. Sí pueden observar y recorrer; y si ven algo sospechoso, avisar a la Policía”, opinó el abogado Sebastián Serrano.
Fuente: La Gaceta