Camina de un lado al otro con su paso cortito y frenético sobre el césped de la cancha principal del centro de alto rendimiento de Bronnitsy y debajo de un sol impiadoso que le calienta la gorrita blanca con la que se escuda la pelada. Jorge Sampaoli parece que está en el corralito del banco de suplentes en medio de un partido. Pero no, es apenas una práctica, la penúltima antes de un partido trascendental, definitorio para la vida deportiva de la Selección, aquí en Rusia.
Lleva su anotador en la mano derecha. Lo mira. Escribe. Tacha. Vuelve a escribir. Todo sin parar de caminar mientras los jugadores se mueven para entrar en calor (más aún que el que hace con los 30 grados del verano ruso) junto al preparador físico Jorge Desio. Grita el profe, arenga. Los jugadores obedecen y parecen también empezar a divertirse con los ejercicios siempre didácticos que diagrama Desio. Entre ellos ya están Gabriel Mercado, Nicolás Otamendi y Lucas Biglia, recuperados de diversos golpes.
Ya lo saludó, con un beso incluido, a Lionel Messi por su cumpleaños 31, el entrenador. Y de pronto, se acerca al grupo de futbolistas. Le habla a uno, Gonzalo Higuaín. Le da un par de indicaciones. El Pipa asiente con la cabeza como diciendo “entendido”. Un rato más tarde, en el ensayo táctico ya a puertas cerradas, el delantero de la Juventus fue quien ocupó el lugar de centrodelantero, con Messi a unos metros suyo.
El Pipa es quien le gana ahora la pulseada a Sergio Agüero en un puesto clave, que siempre fue cambiando de dueño, más allá del ciclo de Sampa. A pesar de haber convertido el único gol -golazo- que la Argentina tiene hasta ahora en el Mundial (el 1 a 0 parcial ante Islandia), el Kun no termina de convencer. De hecho, contra Croacia fue ese justamente el primer cambio.
No será la única variante: como se adelantó este sábado, Franco Armani estará en el arco reemplazando a Wilfredo Caballero tras grave el error que rompió el encuentro con los croatas. Volverá la línea de cuatro defensores, algo consensuado con el plantel, que siempre le planteó sentirse incómodo y desprotegido con el esquema de un líbero y dos stoppers, para lo que se necesita mucho más tiempo de trabajo para que funcione de manera aceitada y sin fallas.
La idea es que Eduardo Salvio baje nuevamente al lateral derecho y que Gabriel Mercado se corra como zaguero central. Esto responde a contar con un futbolista de mayor velocida por ese sector para contener a los rápidos nigerianos por afuera. Lo mismo con Nicolás Tagliafico del otro lado.
Y, al menos por lo que dejó la práctica dominguera, reaparecerá otro histórico como Angel Di María en lugar de Marcos Acuña por la banda izquierda. Enzo Pérez se correría a la derecha y entrará Ever Banega, otro de la “guardia vieja” para ser el compañero de Javier Mascherano en reemplazo de Maximiliano Meza. Sería un 4-4-2, el esquema que más comodidades les da a los futbolistas, con mayor presencia de los de siempre.
Armani; Salvio, Otamendi, Mercado, Tagliafico; Pérez, Mascherano, Banega, Di María; Messi e Higuaín, son los once que paró el DT. ¿Por decisión propia? ¿Impuesto por los jugadores? ¿Consensuado? Sea lo que sea, este parece ser el equipo que se jugará el pasaje a octavos el martes en San Petersburgo.