Presiones, operaciones y negociaciones están a full desde que se abrió en el Senado la cuenta regresiva para la sesión histórica que tendrá lugar el 8 de agosto.
Hay un compromiso de todos lo bloques para que ese día se se someta a votación sí o sí el proyecto de legalización del aborto. Pero ante la paridad de la disputa entre los que apoyan y los que rechazan la media sanción avanzó en las últimas horas una opción que alargaría la incógnita: la de quienes pretenden modificar el texto y capitalizar su papel de actores clave en la definición. Si consiguen su objetivo, el texto vuelve a Diputados para la palabra final.
La estrategia comenzó a ser motorizada transversalmente por los tres cordobeses (Laura Rodríguez Machado y Ernesto Martínez, de Cambiemos, junto al peronista Carlos Caserio) y ya varios colegas de distintos distritos les pidieron los borradores para estudiar si adhieren. “Vamos a presentar un dictamen alternativo y si ningún sector acepta negociar vamos a votar contra cualquier otra propuesta”, aseguran.
“Queremos evitar que se abra la caja de Pandora”, dicen cerca de Miguel Pichetto, jefe del bloque peronista y principal impulsor de una rápida sanción, sin modificaciones. Consideran que una vuelta a la Cámara baja colocaría al texto a merced de fuego cruzado de efectos imprevisibles. Por más que los diputados podrían refrendar la despenalización tal como la votaron o con los cambios mediante la misma mayoría con la que salga del Senado (lo más probables es que sea mayoría simple y no agravada por los dos tercios).
Con todo, la amenaza de deserción del lote pro aborto que condiciona su voto a amplias modificaciones coloca al ala “celeste” del rechazo en claras ventajas y obligaría a Pichetto, junto al resto de los promotores de la ley, a revisar la resistencia a los retoques.
“Buscamos un término medio”, le dijo a Clarín la macrista Rodríguez Machado. “Hay que humanizar el proyecto que vino de Diputados, nuestra propuesta es racional”, acentuó Caserio. La propuesta que comenzaron a bosquejar apunta a una reforma profunda de la media sanción, por lo que está llamada a provocar fuertes polémica en la tribu “verde”, que tal vez no tenga otra opción de abrazarse a ella para que el proyecto siga con vida. Los puntos salientes son los siguientes:
# Bajar el límite de las semanas de gestación para el aborto voluntario de 14 a entre 10 y 12.
# Habilitar la objeción de conciencia institucional y anular la posibilidad de apresar médicos por esta ley.
# Incluir la financiación para los hospitales provinciales y dar un plazo de adecuación de seis meses.
# Eliminar el plazo indefinido para aborto por violación: limitarlo a 12 semanas y bajo denuncia policial.
# Las menores de 16 deberán ir con un mayor para la intervención.
Algunos antiabortistas preparan su propia reforma, para atraer a indecisos: aceptar la despenalización de la mujer que aborta, pero sin legalizar su práctica por parte del personal de la salud. Así lo confirmó el peronista Rodolfo Urtubey. El riesgo para ese s sector es que Diputados luego insista con el texto original.
fuente: clarín