Otro día caliente en el debate del aborto en el Senado en el que se escucharon acusaciones. Las voces siguen subiendo de tono en un diálogo que parece de sordos. Tanto los expositores que apoyan la legalización como los que se oponen siguen esgrimiendo los mismos argumentos una y otra vez. Los legisladores hace lo propio, no se mueven de sus preguntas, como si nadie hubiera escuchado a los 738 oradores que ya hablaron en Diputados y que culminó con la aprobación del dictamen y tampoco a los 60 que ya hablaron en las primeras tres reuniones del plenario de la Cámara Alta que ayer sumaron otros 24 expositores.
Los médicos que se oponen continúan hablando de ovocitos, espermatozoides, genoma, ADN, persona desde la concepción y dos vidas. Los que apoyan hacen hincapié en que se trata de un tema de salud pública, mortalidad materna, autonomía de la mujer y que no hay persona hasta el nacimiento. Los abogados opositores aseguran que legalizar el aborto es inconstitucional y que va contra todos los tratados internacionales mientras los que apoyan dicen todo lo contrario.
Los más extremos repiten una y otra vez que es un delito, que es asesinato, genocidio. Los legisladores que apoyan y se sienten atacados protestan. El senador Pino Solanas fue uno de los que se quejó ante el senador Fiad, que está al frente del plenario: “Me sorprenden muchas de las intervenciones, lo que predomina es un recorte absoluto de la realidad humana en la que viven las mujeres. He escuchado en este debate decir a un doctor que los que votamos a favor somos asesinos y genocidas. Con semejante ofensa presidente usted no ha dicho nada ¿Cómo puede ser que lo relativice?”. “¿Cuál es su pregunta?”, respondió Fiad. Solanas siguió: “Acá se habla de adopción de una manera que me hace acordar a la dictadura y a los chicos apropiados. Y no olvidemos que este es un país laico”.
Uno de los médicos, Roque Carrero Valenzuela, de Tucumán, había dicho que “el aborto legal es el genocidio más grande de la historia”. Usó la palabras “subversivo” y “aberración” y dijo que abortar es “traición a la patria”. Agregó que “el seno materno es el lugar más inseguro de Argentina” y que sería igual a “Hitler porque también contribuyó a reducir la población mundial”.
Otra médica, María de Urraza, había dicho que abortar era “exterminar la descendencia”, que es “la cultura del descarte”, que la mayoría de los tocoginecólogos está en contra “y somos nosotros los que hacemos el trabajo sucio”. El abogado del Consejo Argentino para la libertad religiosa, Octavio Lo Prete, había asegurado que “el útero materno será el lugar más inseguro con el aborto legal”.
La médica riojana Verónica Vergara aseguró en otro momento que “no es un problema de salud pública”, dijo que se oponía a los registros de objetores de conciencia porque “hay que respetar el derecho al culto” y que en su provincia no había muertas por aborto.
“No militemos por el veto presidencial si esta ley se aprueba”, pidió María Luisa Storani, parlamentaria del Mercosur. Habló de “la injerencia de la Iglesia”, dijo que “estamos en tiempos de obispos. ¡Qué cosa la Iglesia con los temas sexuales!”. Repitió que “obligar a una mujer o niña a continuar con un embarazo no deseado es tortura”. La senadora salteña Cristina Fiore le contestó: “Lamento sus expresiones con respecto a la Iglesia”. “Reafirmo cada palabra que dije. Ya que no respeta la libertad, respete la mía”, retrucó Storani.
fuente: clarín