El presidente ruso le regaló a su par estadounidense un balón que contiene un chip transmisor y se armó polémica.
La historia no pertenece al guión de un capítulo de la exitosa serie del Súper Agente 86, donde el agente Maxwell Smart de Control combatía a la organización KAOS, sino de la vida real. Pero se le parece bastante. Y en el medio están metidos dos de los líderes mundiales de los países más influyentes y poderosos.
Las sombras del Rusiagate y la interminable polémica de la cumbre entre Donald Trump y Vladimir Putin, sumaron un capítulo más por una pelota del Mundial que el líder del Kremlin le regaló a su par estadounidense.
La misma se la entregó durante la conferencia de prensa posterior a la reunión bilateral que tuvieron en Helsinki, el último 16 de julio, justo un día después de la final de la Copa del Mundo. Se trata de una pelota que posee un microchip capaz de transmitir información a un teléfono o una computadora personal cercana.
La agencia norteamericana Bloomberg planteó el problema: “¿Una pelota de espías en la Casa Blanca?“. Desde aquel medio se lo preguntaron y repercutió con fuerza en los Estados Unidos. La especulación está dando lugar a viejos conflictos y controversias típicos de la Guerra Fría.
Las imágenes muestran que Putin le regaló a Trump la pelota de última generación, desarrollada por Adidas, con los colores de su país (se utilizó a partir de octavos de final). La misma cuenta con el logotipo de NFC (Near Field Communication, comunicación de campo cercano), una tecnología inalámbrica que funciona en la banda de los 13.56 MHz, que no requiere licencia para usar.
El logo de la tecnología NFC de la pelota de Adidas en el Mundial. (Adidas.com)
Se trata de un sistema que a través de un chip puede transmitir datos a un dispositivo electrónico en cercanía, ya sea un teléfono inteligente, una tableta o una computadora personal.
Ese desarrollo tecnológico resulta útil en el campo de juego para evaluar algunas situaciones del partido y asistir a los árbitros (informando, por ejemplo, si la pelota traspasó la línea de gol), pero también tiene muchas implicaciones comerciales. De hecho, el dispositivo le permite controlar el rendimiento de quienes practican un deporte, así como, según explica Adidas, para planificar también desafíos o metas personalizadas en rendimientos.
En resumen: la tecnología de la pelota, dentro de la Casa Blanca, podría crear problemas al ser capaz de emitir datos. Con un pasado de espías, no sería la primera vez que surge una controversia con los regalos entre ambas potencias.
Ya se había armado un gran revuelo con los presuntos USB (dispositivo de memoria para PC y tabletas) espías distribuidos por los rusos en octubre de 2013, en la Cumbre del G20 en San Petersburgo.
Esas memorias USB para todas las delegaciones presentes, incluidos los líderes de todas las naciones, y para todos los periodistas, terminaron levantando polvareda. “Un engaño, todas mentiras”, dijo el Kremlin en ese momento aunque muchos creyeron que había espionaje detrás de esos presentes.
Fuente: ANSA.