Por Fabián Seidán – Editor General – Diario Cuarto Poder
Integrantes del tribunal del juicio por Paulina Lebbos no se atrevieron a detener a Sergio Kaleñuk por Falso Testimonio.
La semana pasada fue para alquilar balcones en el juicio que se sigue por encubrimiento del crimen de Paulina Lebbos contra ex funcionarios de la secretaría de Seguridad y altos mandos de la Policía de la provincia. Es que uno de los que tuvo que ir al banquillo como testigo fue Sergio Kaleñuk, hijo del ex gendarme Alberto Kaleñuk (ex secretario privado de José Alperovich), y uno de los sindicados como partícipe del hecho, en la línea investigativa denominada “los hijos del poder”.
Falso testimonio, como si nada
Hasta aquí, todo bien, si no fuera que al terminar de declarar y de vario careos con personas nombradas en sus dichos o coartadas, de lo sucedido el día 26 de febrero (cuando desapareció Paulina), incurrió en severas contradicciones, fallas, omisiones, olvidos, por lo que no extraña que tras la ronda de careos, los abogados defensor de algunos de los acusados (Eduardo Di Lella, Hugo Waldino Rodríguez, Roberto Luis Gómez), solicitaran que se investigue a Sergio Kaleñuk por el delito de falso testimonio y su inmediata detención, además de pedir que se lo investigue por los delitos de privación ilegítima de la libertad y homicidio de Paulina Lebbos. Emilio Mrad, abogado querellante, también acompañó tales pedidos.
Sin embargo, el representante del Ministerio Público Fiscal, Carlos Sale, consideró que era prematuro tomar una decisión haciendo reserva de dar a conocer su posición para las conclusiones finales, el Tribunal de la Sala III en lo Penal (integrado por el presidente Dante Ibáñez y los vocales Carlos Caramutti y Rafael Macorito), con la disidencia de Ibáñez, rechazó el pedido de falso testimonio y de detención.
So pena a quedar en evidencia, El Tribunal, por mayoría (dos votos a uno), resolvió diferir hasta la sentencia final del proceso oral los pedidos de detención e investigación por presunto falso testimonio contra Kaleñuk.
“El señor Kaleñuk pasó por la gama de todos los colores”
Ibáñez, el más centrado de todos en el tribunal, señaló al respecto: “El señor Kaleñuk pasó por la gama de todos los colores. En su declaración, empezó afirmando. Después, cuando fue objeto de preguntas y repreguntas, no sólo no afirmaba, sino que comenzó a decir que ‘creía’ y que no podía estar seguro. Y concluyó acá, frente a los careos, dándole la razón a la persona que tenía en frente. Creo que sí incurrió en un delito en flagrancia y en falso de testimonio”, finalizó.
Pero lo dejaron ir. Una muestra más de que algunos tienen “coronita” a la hora de la verdad. O sea, Beatriz Rojkés, que también debe declarar en las próximas horas, podría mentir sin más, y no recibiría castigo alguno.
Esto nos lleva a pensar que, al final, todo podría terminar como comenzó: sin que se sepa realmente qué pasó esa trágica madrugada, y quienes encubrieron el crimen (tantos actos fallidos
juntos, de la Justicia, funcionarios públicos y de la Policía, no pueden ser casuales), sean liberados de culpa y cargo, o encerrados sólo por un breve tiempo, como para conformar en algo a la sociedad que pide castigo ejemplar para los corruptos.
El caso testigo: Miguel Ángel Brito
El juicio contra el funcionario alperovichista, Miguel Ángel Brito, acusado por corrupción en la Dirección de Arquitectura y Urbanismo, es un “caso testigo” de lo que puede llegar a ser la Justicia en Tucumán, donde dos de los tres jueces que integraban el tribunal de juzgamiento, tenían siempre una visión más favorable hacia el acusado, a quien finalmente dejaron libre.
Es que, la Sala VI de la Cámara Penal, con votos divididos (Stella Maris Arce disintió con la presidenta Alicia Freidenberg y la otra vocal, María Elisa Molina). Para Arce, a su criterio, sí se probaron las imputaciones por fraude a la Administración Pública, negocios incompatibles con el cargo y abuso de autoridad. Pero para Freidenberg y Molina, no se probó nunca los delitos de fraude al Estado provincial. Al respecto dijo: “Surge con toda claridad la inexistencia de una prueba pericial idónea, como sería una contable y otra de un ingeniero civil o en construcciones; nunca fueron ordenadas por la instrucción ni por el fiscal de Cámara interviniente en la etapa probatoria”. Y agregó: “A veces una sola prueba es más eficiente que 50 cajas de papel” de pruebas.
Por supuesto, como era de esperarse, la sentencia que liberó de toda culpa y cargo al ex funcionario de Alperovich será revisada próximamente por la Corte de Tucumán (CSJT). Aunque visto como actúa la Justicia en Tucumán, puede que sólo sea más circo, o una cortina de humo para tapar el fétido olor de la corrupción y la injusticia reinante, frente a la indignación de la gente.