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El Cambiemos que no quiere el propio Macri | Por Pablo Batalla para Diario Cuarto Poder. Hablaba el presidente Mauricio Macri ante 500 intendentes y dos tucumanos tragaban saliva. Eran nada menos que los jefes municipales de Yerba Buena, Mariano Campero, y de Concepción, Roberto Sánchez.

No se anotaron en las “Buenas Prácticas”

El mandatario nacional se mostró ofuscado porque de los 112 intendentes que se habían inscripto en el Programa de “Buenas Prácticas”, a fin de que se analizara el manejo de sus recursos, la transparencia y la gestión, apenas se podía reconocer la labor de quince.

Sin embargo, lo que más molestó al Presidente fue que los propios intendentes de Cambiemos habían omitido anotarse en aquella iniciativa, que busca recomponer la golpeada imagen de la gestión nacional.

Campeones de la adjudicación directa

Los tucumanos tuvieron que soportar que Macri criticara las adjudicaciones directas, las compras sin autorización de los respectivos Concejos Deliberantes, el manejo discrecional de los recursos y el incremento de las plantas de personal.

Además de la implementación de más impuestos distorsivos por parte de los jefes municipales, que fue un tema muy sensible. Los tucumanos tuvieron su reprimenda por todo aquello que vienen haciendo mal.

Cambiemos sólo en lo discursivo

El intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, no puede eludir su responsabilidad en el cobro de impuestos distorsivos y hasta ilegales, como el Tributo de Emergencia Municipal (TEM), que se cobró pese a que no tenía respaldo normativo luego de haber vencido su vigencia en 2015.

No sólo que continuó percibiendo esos tributos, sino que también ejerció una importante presión sobre los contribuyentes del sector comercial. Justamente el ahogo que no quiere el presidente Macri, para que continúen las fuentes de trabajo.

Cambian los nombres, la presión impositiva no

Más tarde el intendente, con un Concejo Deliberante conformado en una sesión por demás irregular, le cambió el nombre para seguir aplicando la presión recaudatoria sobre las espaldas de quienes desean invertir en la “Ciudad Jardín”.

Tampoco Campero brinda explicaciones en torno al destino de los recursos que recauda con esos impuestos distorsivos. Al menos no lo hizo cada vez que el Concejo Deliberante le pidió informes respecto a temas y casos puntuales.

Rechazaron auditorías de la SiGeN

Lo mismo hizo a nivel nacional, cuando se le reclamó información respecto a la aplicación de fondos remitidos por la Nación. La Sindicatura General de la Nación (SiGeN) se quedó con las ganas de recibir la documentación solicitada.

Cabe recordar que lo había hecho a través de su agente en la provincia, que es el Tribunal de Cuentas, según un convenio firmado hace tiempo por una cuestión de comodidad. Los intendentes se negaron a mostrar sus cuentas.

Nepotismo y carguismo

Todo lo que criticaba Campero en su condición de concejal, lo tiró a la basura cuando asumió la intendencia de Yerba Buena. No brinda las explicaciones que él mismo como edil le solicitaba a su antecesor, Daniel Toledo.

Pero sí copió las prácticas del ex intendente alperovichista en cuanto a las designaciones de parientes y amigos. También en lo que hace al incremento de la planta de empleados públicos. En eso se parece al intendente de Concepción Roberto Sánchez.

Nombramientos a diestra y siniestra

El ex piloto de rally incrementó de manera desmesurada la cantidad de empleados y se negaba a informarlo, no sólo al Concejo Deliberante sino también a la propia provincia, con quien tiene firmado el Pacto Social.

Mediante ese acuerdo, el municipio se compromete a no aumentar la cantidad de empleados y ceder el cobro de impuestos, a cambio de que la provincia le remita los recursos para el pago de los salarios todos los meses.

Cambiemos “trucho”

Entre ambos intendentes han generado la idea de un Cambiemos “trucho”, en el que cuando conviene se habla de cambio, de superación de los gobiernos anteriores, pero que en la práctica es más de lo mismo. Incurrieron en los mismos pecados.

Ese es el flaco favor que le hacen a la abollada gestión nacional de Mauricio Macri, que tiene que lidiar con sus propios errores, pero que sistemáticamente culpó al gobierno anterior de la pesada herencia de corrupción recibida.

¿Qué argumentos darán?

¿Qué argumento darán estos intendentes ahora que el propio Presidente les llama la atención por no participar de los programas de transparencia en la gestión que él mismo propone?

Más que argumentos, tendrán que mostrar acciones que se encuadren en ese discurso anti-corrupción de Mauricio Macri, pero que está afectado por la fuerte inflación, los tarifazos, la presión fiscal, la pérdida de fuentes de trabajo y la devaluación del peso.

Baño de humildad contra la soberbia

Párrafo aparte para la soberbia y la falta de espíritu democrático que anima a los intendentes mencionados. En el caso del intendente yerbabuenense, hasta en cuestiones tan delicadas como la muerte de un joven a manos de un motochorro, no tiene el detalle de hacerse cargo de los errores.

La familia de la víctima le solicita la renuncia de su secretario de Seguridad, Mauricio Argiró, pero Campero no puede dejar fuera de su gobierno a un amigo. Esa lealtad la debería utilizar con los vecinos, que son quienes sostienen su estructura y ahora reclaman respuestas.

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