Una copa perdida | Por Manuel Ernesto Rivas. Como si estuviéramos viviendo en un “mundo al revés”, la definición histórica de la Copa Libertadores de América, por última vez en su tradicional formato y con la presencia de Boca Juniors y de River Plate, finalmente se jugará esté domingo en el estadio de Real Madrid.
Un cambio de nombre urgente
¿No será mucho el castigo de enviar esa final nunca antes vista a tierras españolas? ¿No es un despropósito que la Copa se llame “Libertadores de América”? ¿No habría que cambiarle la denominación por “Conquistadores de América”? Sólo así pienso que le pondríamos algo de verdad a esta decisión totalmente injusta.
Los hechos de vandalismo que sufrieron los integrantes del plantel de Boca, a su llegada al partido de vuelta de esta final tan esperada frente a River, no parecen justificar tamaño castigo, para los hinchas de ambos equipos.
Sueños hechos añicos
Los fanáticos “xeneizes” soñaban con que el equipo se consagrara en el propio “Monumental”, para dejar enmudecida a una multitud de 65 mil personas que iban a alentar al equipo de Marcelo Gallardo.
En tanto que los hinchas “millonarios” soñaban con vencer al eterno rival y organizar una verdadera fiesta en ese mítico estadio. Ambas parcialidades se quedaron con las manos vacías, tras esa lluvia de cascotes sobre el micro pintado de azul y oro.
Deporte o negocio: la antinomia de siempre
Cambiar el escenario dentro del país quizás hubiera sido justo. Pero llevarlo al otoño europeo es un despropósito, que sólo puede justificarse en la necesidad de hacer de ese partido único, un verdadero negocio.
Mucho se ha dicho en relación al escritorio. Que si lo usó uno en 2015. Que si Boca tenía derecho a pedir la descalificación en esta frustrada final. Lo cierto es que en ambos casos, los protagonistas deportivos fueron reemplazados por los actores de la violencia.
Del “Panadero” a los “tira piedras”
En aquel caso, el ya tristemente famoso “Panadero”, con su gas pimienta afectando a los jugadores riverplatenses en la “Bombonera”. Ahora, un grupo de vándalos que le acertó a las ventanillas de un micro que trasladaba a los jugadores boquenses.
El lugar en que ocurrió el hecho poco importa. Si estaba dentro del anillo que responsabiliza a River o al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La verdadera necesidad que surge ante esto es que se acabe de una buena vez con los violentos.
Otra vez la conquista
A este paso nunca podremos tener un campo de juego sin vallas, como en el primer mundo. Justamente ese primer mundo que se lleva este regalo de arriba, como se llevó tantas riquezas, la dignidad y la vida de los pueblos originarios en la sangrienta conquista.
Esta vez sí. Los conquistadores nos dejaron sin ese juego, que tanto nos distrae de la mala situación por la que pasamos como país. Tendremos que verlo, cual espejos de colores, en la transmisión internacional que se hará desde aquel verde y cuidado campo de juego. Y quizás ya no importe quién gana la nueva copa, la “Conquistadores de América”.