La soledad del error | Por Pablo Batalla para Diario Cuarto Poder. Una de las soledades más crueles es aquella que resulta de la soberbia. En política también se puede caer en ese pecado, que es considerado el primero de los siete pecados capitales.
Más solo que Kung Fu
Para entenderlo mejor, nos sirve el ejemplo del intendente capitalino Germán Alfaro, quien tras el escándalo de clientelismo parece más sólo que Kung Fu -el mítico personaje televisivo interpretado por David Carradine-.
Las imágenes en las que se observaba a vecinos tratando de llevarse las cajas con alimentos que se lanzaban desde las alturas de un camión de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, recorrieron el país y el mundo.
Video viral y críticas
Las críticas no tardaron en aparecer, no sólo en la opinión de columnistas nacionales y locales, sino también a través de las redes sociales, en donde se enfatizó esa actitud humillante del intendente y su esposa, la diputada nacional Beatriz Ávila.
Esa actitud soberbia de llevar adelante una práctica clientelista a la luz de toda la sociedad tucumana no se atenuó con la difusión de un video que se hizo viral y que había sido difundido por la página web de La Gaceta. Las críticas arreciaron.
Otros son los culpables
Lejos de dejar de lado esas actitudes y ante la evidencia de haber incurrido en un acto criticable, Alfaro trató de cargar la responsabilidad en los medios de comunicación, los mismos que trata de acallar con la publicidad oficial del municipio.
La culpa pasó a ser de otros. Ese manejo soberbio entró más tarde a un terreno más que pantanoso, al señalar que la entrega de esas cajas de alimentos se debía a la pobreza generada por José Alperovich y Juan Manzur.
“Síndrome soberbio crónico”
Al parecer el síndrome soberbio crónico que afecta al “lord mayor” tiene efectos colaterales en una especie de “amnesia parcial” que le impide recordar que formó parte activa de la gestión “alperovichista”, la cual abandonó para pasarse a las filas de Cambiemos.
Tan activa fue su participación que estuvo como funcionario en la gestión de otro ultra alperovichista como Domingo Amaya, el ex intendente capitalino que, al ver que Alperovich no lo bendecía para integrar la fórmula, se fue también hacia Cambiemos.
Un ejemplo poco feliz
El intendente Germán Alfaro salió a defenderse a fuerza de ataques, de los que fueron destinatarios tanto el ministro de Asuntos Sociales de la provincia, Gabriel Yedlin, como el diputado nacional, Pablo Yedlin, quienes habían exigido explicaciones.
En donde patinó fue en el pedido al diputado nacional para que devolviera 10 millones de pesos que la Nación habría mandado para la construcción del CEPLA en La Costanera. Justo ese centro que la Nación abandonó y retomó la provincia.
El silencio y la soledad
Pese a recibir un pedido de informe por parte del diputado nacional Pablo Yedlin, la ministro de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley, mantuvo un hermético silencio y evitó referirse a la situación.
Ello podría tomarse como una “soltada de manos” hacia Alfaro, quien encima dijo que si hubiera tenido más cajas, las repartía. Idéntico silencio tuvieron los referentes de Cambiemos en la provincia, quienes no lo defendieron.
Tiempos de mezquindades
Lejos estaba la conferencia de prensa en la que salieron a respaldar al intendente de Yerba Buena, Mariano Campero. Corren otros tiempos de mezquindades y posicionamientos electorales en este año de discusión de liderazgos.
Lo dejaron solo dando explicaciones y tratando de defenderse improvisadamente. Ahí tampoco los asesores y funcionarios estuvieron finos, quizás porque la soberbia le impide escuchar a Alfaro o porque son obsecuentes.