Dabour nació en Nazaret, es árabe musulmán, hijo de palestinos, pero juega para la selección de Israel. Brilló en el Maccabi Tel Aviv, en las ligas suiza y austríaca. Muchos deportistas árabes, como el egipcio, no quieren tener ningún contacto con sus pares israelíes. menos abrazarlos en un gol.
El rumor no terminó de confirmarse y el libro de pases de invierno en el fútbol de Europa sigue abierto hasta el último día de febrero, así que todavía pueden escribirse otros capítulos de uno de los principales culebrones de la temporada de compra y venta de jugadores de las grandes ligas del viejo continente.
Diferencias
Es que, al parecer, según las versiones de la prensa deportiva europea, el crack egipcio del Liverpool, Mohamed Salah, le habría informado a la directiva del club inglés que dejará el equipo si se contrata a una de las estrellas del fútbol israelí, Moanes Dabour.
Egipto e Israel firmaron un acuerdo de paz en 1979, pero la animadversión de los habitantes del país africano hacia sus vecinos sigue encendida hasta hoy. Lo mismo ocurre en la mayoría de los países árabes, a la sombra de la violencia del conflicto con los palestinos.
En medio de ese ambiente, los casos de desaires y desprecios de los deportistas árabes hacia los israelíes cuando se cruzan por el mundo en juegos olímpicos o certámenes internacionales -desde no darlos la mano a retirarse sin jugar- se repiten año tras año.
Uno u otro
El último de esos casos involucra al “Faraón” Salah y a Dabour. Al igual que otros deportistas árabes, Salah habría amenazado con irse del Liverpool en protesta por las políticas de Israel y por la situación de los palestinos de los territorios ocupados.
Pero, en esta historia, hay un elemento interesante: Dabour es israelí, es árabe, es musulmán y de familia palestina.
Moanes nació hace veinteseis años en Nazaret, la ciudad bíblica y cuna de Jesús conocida como la “capital árabe” de Israel. Criado en una familia de futboleros, el niño Moanes tardó poco en formar parte del principal club de la ciudad, el Maccabi Ahi Nazaret, adonde jugó durante siete años.
Crecimiento deportivo
De allí pasó rápidamente a la mira de los scouts de los principales equipos, uno de los cuales, el Maccabi Tel Aviv, considerado el más grande del fútbol israelí, se hizo finalmente con sus servicios en el 2010.
En Tel Aviv, Dabour explotó: jugó 91 partidos oficiales con la primera en campeonatos locales -antes formó parte de los equipos juveniles- y marcó 28 goles, convirtiéndose en uno de los preferidos de la hinchada.
Para ese entonces su potencia ofensiva había llamado la atención de los entrenadores de los seleccionados de Israel, quienes lo llevaron primero al sub-19 (jugó siete partidos y marcó cinco goles) y luego al sub-21 (22 y 13).
A la selección
En el 2014, la estrella del Maccabi Tel Aviv pasó al combinado mayor, adonde hoy tiene asignada la camiseta con el “9” titular del equipo entrenado por el austríaco Andy Herzog.
El paso natural siguiente fue, por supuesto, el salto a Europa, primero al Grasshoppers de Suiza, adonde hizo más de cuarenta goles, y luego al Red Bull Salzburg, de Austria, equipo que también le dio la “9” y al que respondió convirtiéndose en uno de sus principales artilleros.
En la gran temporada pasada del Salzburgo, en la que el equipo se coronó campeón de la Bundesliga austríaca y llegó a las semifinales de la Europa League, el centrodelantero israelí marcó 22 goles en 32 partidos. Una tarea que, según los expertos en mercados de pases, despertó el interés del Liverpool.
Abrazarlo, jamás…
¿Por qué entonces no quiere Salah a semejante goleador en su equipo? Es que el futbolista egipcio está bajo la misma presión que la enorme mayoría de sus colegas deportistas de países del mundo musulmán.
El conflicto entre israelíes y los palestinos está a menudo en el origen de manipulaciones políticas de los gobiernos del Medio Oriente y detrás del antiguo recelo mutuo que muchas veces deriva en odio y violencia.
Mundo árabe
Muchas naciones árabes, y también Irán, tienen al enfrentamiento con Israel como uno de los pilares de sus políticas exteriores. Y una gran parte de ellas e incluso muchos palestinos rechazan cualquier “normalización” con el vecino israelí, aún si se trata de reuniones con intenciones de hacer avanzar la paz, contactos entre académicos o encuentros deportivos.
Un comentarista deportivo de la televisión de Egipto lo resumió en una postal. “Es una situación muy difícil -arrancó Tamer Amin en un programa de la emisora Al-Nahar-. Si Salah se apega a las leyes y principios del profesionalismo, será un problema, y desde ya les adelanto que no va a funcionar”.
“Salah no será capaz de jugar junto al delantero israelí -siguió-, porque van a tener que asistir a los mismos entrenamientos, practicar juntos, verse todos los días, comer y beber juntos”.
Lo difícil de la convivencia
Peor todavía, según el comentario de Amin, si el futbolista del Salzburgo pasa al Liverpool, Dabour y Salah “tendrán que trabajar juntos en el campo de juego, intercambiando pases”.
“Y si el delantero israelí, Dios no lo quiera, marca un gol, Salah tendrá que ir a abrazarlo y celebrar con él”, se apresuró a disgustarse Amin.
Es que “todos los egipcios -explicó-, más allá de los acuerdos de paz, como pueblo, estamos completamente alejados” de Israel. “No hay normalización”, posible, aseveró, porque “nosotros sentimos odio frente a la entidad sionista, en especial por lo que le hacen a los palestinos”. Para Amin no cuenta que Dabour sea árabe.
El jugador israelí, al igual que la gran mayoría de sus compatriotas árabes o de religión islámica, se encuentra en un laberinto continuo. En Israel, los ciudadanos árabes deben enfrentar obstáculos burocráticos y muchas veces el recelo de sus compatriotas judíos y hasta episodios racistas, pero también es cierto que reciben amplia protección del estado y pueden desarrollar importantes carreras profesionales.
Israel y los árabes
En Israel hay o hubo jueces árabes en la Corte Suprema y ministros en el gobierno nacional, alcaldes y numerosos legisladores, también famosos actores y presentadores televisivos, científicos y deportistas.
También es cierto que, para llegar a esos niveles, los árabes y musulmanes de Israel deben hacer un gran esfuerzo, al igual que le ocurrió al futbolista que el Liverpool quiere para compartir delantera con Salah.
Precisamente, en un artículo de la sección deportiva de la publicación online Vice que en diciembre del 2014 comentaba la aparición de Dabour y de una “generación de oro” de futbolistas árabes, uno de los más grandes entre sus predecesores, Zahi Armeli, lo explicaba en una frase. Un futbolista árabe en Israel, afirmó el ex delantero del Maccabi Haifa, “tiene que dar el 200 por ciento” para llegar a la cima, simplemente por su origen étnico.
En lo que se equivocaba Armeli, en el mismo artículo, era en asegurar que “será muy difícil para los jugadores árabes llegar a la selección nacional cuando el gobierno de Israel se empeña en hacer aprobar la Ley de Nacionalidad”.
Ley para deportistas
La controvertida ley fue finalmente aprobada a mediados del 2018, estableciendo, más que nada simbólicamente, que Israel es la patria de los judíos. La legislación despertó duras críticas de las minorías y de los sectores judíos más pacifistas, y los elogios de los partidos nacionalistas.
Sin embargo, con la ley ya aprobada, y al contrario de lo que presagiaba Armeli, el seleccionado israelí de fútbol convoca actualmente a por lo menos cinco jugadores árabes o musulmanes, entre ellos a Dabour. Y el capitán de la escuadra, Bibras Nathko, es un israelí circasiano, de religión islámica.
La convivencia no quita, en todo caso, que cada tanto se encienda algún conflicto.
¿Llegará Dabour al Liverpool? En una entrevista del 2017, el delantero aseguraba que su sueño era el Arsenal, pero los sitios de información sobre el mercado de pases lo ponen ahora en la órbita del conjunto donde brilla Salah.
fuente. infobae