Una médica tucumana y un niño de Suncho Corral protagonizaron en los últimos meses de 2018 una historia profundamente humana y solidaria que habla de que nada es imposible cuando se tiene un objetivo superior como lo es salvar la vida de un pequeño. La médica atiende sólo un fin de semana al mes en Santiago porque trabaja de lunes a sábado en Tucumán.
Hoy en día, recuperado de su dolencia, este niño de apenas tres años puede disfrutar de una vida con controles pero sin sobresaltos, después de tres años de angustia al demorarse su tratamiento en Córdoba, y su madre vive con alivio y eterna gratitud con la profesional que lo hizo posible y la Fundación Haciendo Camino, de Suncho Corral, donde se conocieron y se ocupó del caso.
Oriunda de Tafí Viejo
Se trata de la Dra. Natalí Pumara, una joven profesional de 31 años, oriunda de Tafí Viejo, en la vecina provincia de Tucumán, quien detectó una anomalía cardíaca en el pequeño Francisco Yñiguez y de inmediato se preocupó por la fragilidad de la salud del pequeño, a tal punto que no comprendía “cómo seguía vivo”.
Mediante una entrevista telefónica, accedió a brindar la siguiente entrevista a pesar de sus deseos de permanecer en el anonimato por su bajo perfil, pero también comprendiendo que se trataba de una historia excepcional y única.
El encuentro
Acerca de aquel primer encuentro, recordó la Dra. Pumara: “Cuando llega Francisco, me avisan que era un nene nuevo, incorporado al centro; le hago un examen físico y le descubro que tenía un soplo importante en el corazón, con características determinadas. Le preguntó a la mamá si lo sabía y me dice que sí sabía, saca una carpeta con papeles, estudios que le habían hecho previamente, ecocardiogramas , electrocardiogramas, etc., donde mostraban una tetralogía de Fallop, que es una cardiopatía compleja que tiene que ser operada qurúrgicamente apenas se hace el diagnóstico”.
“En la misma carpeta tenía la documentación sobre varias postergaciones de esa operación por distintos motivos. Así pasaron tres años. Al estar tres años sin medicación, para mí era un milagro que él estuviera vivo y que crezca”, relató emocionada.
Compromiso doble
Luego, tuvo que hacer un planteo serio: “Entonces le dije a la mamá que si ella se comprometía, y se sumaba al compromiso que yo iba a hacer con Francisco de hacerle hacer los estudios acá en Tucumán. Entonces la mamá, Claudia, que está limitada en recursos, pero no lo es en actitud ni en las ganas de tratarlo a su hijo, me dijo que sí se hacía cargo y que, por supuesto, de la responsabilidad de estar pendiente”.
Sobre los primeros pasos para lograr el milagro, relató: “Esto fue un sábado, en la semana contacto a la mamá a través de la Fundación, saco un turno en Cardiología. Cuando llegó a Tucumán se le hizo ecocardiograma, electro, radiografía, lo valoró el Servicio de Cardiología, confirmaron que desde un primer momento era quirúrgico”.
En este punto, Pumara resaltó la actitud de sus colegas profesionales de Tucumán, quienes aceptaron hacer una excepción dada la delicada condición de Francisco, a pesar de que “hay muchas cardiopatías esperando un turno quirúrgico en Tucumán”, gesto que agradeció especialmente la médica.
Desde allí, el proceso siguió con la doctora en Tucumán y la familia en Suncho “Después de los estudios, volvieron a Suncho; desde ahí ya me comunicaba con la fundación, desde donde le pedían cierta documentación a la mamá de Francisco, y yo le armé la carpeta en Tucumán. Como acá hay terapia con recuperación cardiovascular, se podía operar aquí, no había necesidad de derivar a Buenos Aires. Solamente tuvo que venir una vez para firmar los papeles “.
“Después ya vino para el turno quirúrgico. La verdad que fue todo muy rápido. En tres a cuatro meses, Francisco ya estaba operado. La verdad que estoy eternamente agradecida con el Servicio de Cardiología y Cardiocirugía Infantil del Hospital de Niños de Tucumán que nos dieron una mano enorme, me han ayudado en esto y a todos los administrativos que me han aportado para que las cosas se faciliten un poco más”.
La operación
“Francisco llegó y lo internaron el 12 de noviembre, lo operaron el 13. Salió todo muy bien, quedó una semana para control. Otro inconveniente fue que como la mamá no tiene los recursos necesarios, no tenían dónde quedar, así que los llevé a casa esa semana, yo vivía en departamento, con la mamá y la abuela de Francisco. El lugar es chico pero el corazón es grande. Las llevaba al hospital para que lo visitaran a Francisco en el horario de visita, y las traía de vuelta. De hecho me enteré que sacó un préstamo para afrontar los gastos del viaje, hizo un gran esfuerzo”.
De alta
“Después, Francisco fue dado de alta gracias a Dios al cabo de esa semana y vuelve a control una vez por mes a Cardiología y yo le hago los controles en el Hospital de Niños”.
Fin de la historia de Francisco, al menos de la parte principal, ya que sus controles deben continuar. Pero ésta, no es la única historia.
Comprometida con la vida
Sobre su formación, la Dra. Natalí Pumara, relató: “Soy médica pediatra, estoy en la fundación Haciendo Camino hace dos años. Llegué ahí porque lo conozco al director, Martín Petty, con quien fuimos compañeros en la Facultad de Medicina, desde cuando quedó el contacto, el cariño y la amistad, por lo que cuando asume este compromiso de la dirección me consulta si quería asistir como médica a la fundación, e inmediatamente le dije que sí, porque me encantó”.
“Asisto una vez al mes, por lo general los fines de semana, porque trabajo en Tucumán todos los días, mañana y tarde, de lunes a sábado. Un fin de semana al mes dejo libre para poder viajar a Suncho. Mi función ahí es la atención pediátrica a los niños que asisten a la fundación”, detalló.
fuente: elliberal