El papa condenó el aborto y fustigó a quienes consideran esa práctica como un derecho humano. “No se dejen condicionar por la lógica que apunta al éxito personal o solo a intereses inmediatos o partidistas”, dijo.
“La vida se reduce al bien para el consumo, para ser utilizada y arrojada, para nosotros y para los demás. Como esta visión es dramática, desafortunadamente está muy extendida y arraigada, incluso presentada como un derecho humano, y ¡cuánto sufrimiento causa a los más débiles de nuestros hermanos!”, afirmó.
Cálculo frío
“Si se viola la vida en su surgimiento, lo que queda ya no es la recepción grata y asombrada del don, sino un cálculo frío de lo que tenemos y de lo que podemos disponer”, sostuvo Francisco en una audiencia con el Movimiento por la Vida en la víspera del Día Nacional de la Vida, que se celebra este domingo en Italia.
Traición a la vocación
“Apagar voluntariamente la vida en su florecimiento es, en cualquier caso, una traición a nuestra vocación, así como al pacto entre generaciones. El pacto nos permite mirar hacia adelante con esperanza”, sostuvo.
Con aprobación del Estado
“En su acción cultural -subrayó Francisco-, ustedes declararon con franqueza que los que son concebidos son hijos de toda la sociedad, y su muerte en gran número, con la aprobación de los Estados, es un problema grave que socava la construcción de la Justicia, comprometiendo la solución correcta de cualquier otro problema humano y social”.
Primera piedra
Francisco dijo que “en vista del Día de la Vida aprovecho esta oportunidad para dirigir un llamado a todos los políticos para que, independientemente de las creencias de fe de todos, pongan como primera piedra del bien común la defensa de la vida de aquellos que están por nacer y hacer su ingreso a la sociedad, a la que vienen para traer noticias, futuro y esperanza”.
“No se dejen condicionar por la lógica que apunta al éxito personal o solo a intereses inmediatos o partidistas, sino siempre miren a lo lejos, y con el corazón vean a todos”, concluyó.
Fuente: Ámbito Financiero