La segunda derrota de Defensa y Justicia en la Superliga no podía llegar en peor momento para los de Beccacece y en inmejorable situación para Racing. Como atado, superado por el contexto coyuntural (Patronato) y general (la pelea por el campeonato) se fue derrotado de Paraná y le dejó el torneo en bandeja a Coudet y compañía.

La intensidad de los equipos a la altura de la circunstancia de cada uno. El local por la necesidad de permanecer, el otro por el sueño de campeonar. Durante la primera parte, se notó en todo momento lo que estaba en juego. Al punto que no hubo distracciones. Se metió más de lo que se jugó.

En esos primeros momentos, el Defensa de Beccacece no logró imponer ese vértigo que lo destacó en esta Superliga, como así tampoco el circuito de juego interno y externo. Sólo Ciro Rius era el que ganaba su duelo contra Bruno Urribarri pero surgía un problema: la búsqueda aérea estaba difícil para cualquiera de Defensa y Justicia por la altura de los centrales de Patronato.

Esto y la solidaria vocación para presionar y recuperar le puso incómoda las cosas a los de Florencio Varela porque el tándem de la mitad de la cancha con Gil Romero y Bravo estaban siempre predispuestos al roce para romper la más mínima gestación.

No había diferencias. Tampoco espacios. Y en ese sentido todos aprovechaban a discutir cada decisión al árbitro Ariel Penel. Un intento de encontrar una ventaja que ni uno ni otro se podían sacar.

En los bancos, tanto Beccacece como Sciacqua coincidían en reclamarle a sus dirigidos atención permanente. Aunque el local parecía decirlo para contrarrestar las virtudes ya conocidas de los ofensivos jugadores del equipo visitante.

El complemento comenzó con sorpresas. A los 5 minutos, increíblemente, Delgado saltó de manera imprudente e innecesaria con la mano en alto y Penel dio penal. Carabajal lo cambió por gol.

Como si le pesara la coyuntura (no del partido sino de la Superliga) Defensa estuvo irreconocible. No sólo en esa acción, en todo el partido.

Porque tras el gol, no tuvo ideas. Tampoco llegaron desde el banco. Entró Márquez primero y luego Castro pero nada cambió . Patronato no bajaba nunca la intensidad, jugó una final y forzó el error que iba a destrozar las ilusiones de los visitantes. Una jugada que parecía perdida sobre el costado derecho del ataque del local derivó en un centro que desvió Martínez y que parecía controlado por Unsain. Pero un error de cálculo le permitió a Berterame cabecear al gol, que se gritó en Paraná pero más en Avellaneda. Si Racing le gana a Tigre la semana próxima, será el campeón de la Superliga.

fuente. clarín

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