Argentina hizo lo que quiso. No hay otras palabras que describan el andar de la Selección ante un Bolivia que le hizo menos fuerza que un combinado de sparrings.
En apenas 25 minutos ya ganaba 2-0 con goles de Lamela y Lavezzi y al rato lo remató Cuesta con el 3-0 definitivo. Los tres integrantes del equipo alternativo que planteó Martino marcaron la diferencia en la primera parte y no hizo falta el aporte goleador de Messi, quien ingresó para jugar todo el segundo tiempo.
El rival no permite análisis pero de todas formas había que ganar o, al menos, empatar para asegurarse el primer puesto del grupo. ¿Puntos a favor? Excelente partido del Pocho, por lejos la figura. Se animó a encarar desde el principio y rápidamente hizo amonestar a dos rivales. Encima, empujó la pelota para el gol tras un rebote de larquero Lampe luego de un cabezazo de Higuaín. Otro que se destacó fue Roncaglia, de buena proyección por el carril derecho y mucho entendimiento con Banega. Biglia, que había estado a poco de quedarse afuera de la Copa, pudo ver sus primeros minutos y hasta tuvo un remate al arco.
Messi, que ante Panamá se había despachado con un hat-trick en 30 minutos, está vez vio 45 en cancha. No pudo anotar y, por ende, no pudo alcanzar a Batistuta como máximo goleador de la historia Argentina, pero se lo vio muy movedizo y sobre todo sumando minutos de fútbol, lo que más necesita.
Salvó el duelo con Chile, los otros dos partidos se ganaron caminando. Ahora llega la hora de la verdad. A todo o nada, nos espera Venezuela el sábado en Boston. Ya no hay margen de error. No digamos esa bendita palabra, pero quedan tres pasos en el tan ansiado sueño de la Selección.