Viggo Mortensen se transformó en un embajador itinerante de San Lorenzo. El actor pasea los colores en cada festival o entrega de premios; incluso viste los colores en las películas como sucedió con Green Book, última ganadora del Oscar a Mejor film.
Su condición de hincha apasionado también le trajo algunos problemas, que se tradujeron en dos increíbles anécdotas, que contó en una entrevista que le brindó al programa Maldición va a ser un día hermoso, que conduce Mario Pergolini, por radio Vorterix.
“El día que perdimos 1-7 contra Boca lo vi en Madrid, me quise matar”, comenzó la narración de una de sus historias como hincha, con el recuerdo de aquella dolorosa caída de San Lorenzo ante el Xeneize, por el torneo Apertura 2006. “El director de la película Capitán Alatriste (Agustín Díaz Yanes), que es fanático del Atlético Madrid, me dice: ‘Yo sé que hay jugadores que pasaron por San Lorenzo en el Atlético Madrid, pero nunca lo vi jugar’. ‘Bueno, los tenemos de hijos a los de Boca, vení a cenar’, le respondí. ‘Yo tengo pantalla gigante, compramos comida y lo vemos’, me comentó. Llevé banderas, camisetas, gorro, bufandas, calcos. Y llegué temprano, le explico toda la historia de cómo los tenemos de hijos; ‘lo vas a disfrutar muchísimo’, le dije. Entonces nos hacen un gol, dos goles, tres goles… Me hundí en el sillón”, contó el final del relato.
Porque en realidad, para Viggo, arribar a la morada del director de Alatriste resultó una verdadera travesía. “Llegando a su casa, estaba en Puerta del Sol, y los ultras del Real Madrid vieron los colores que traía; venía de azulgrana, caminando y pensaron que era de Barcelona. Y los pelados esos me empezaron a decir algunas cosas feas y me empezaron a pegar. Y yo, buscando un taxi para salir, tenía una bolsa con dos botellas de vino, le rompí una en la cabeza a uno y me fui corriendo. Llegué a la casa del director, todo sudado, manchado y me dijo: ‘¿Es sangre lo que tienes?’. ‘No, vino’, le dije y le expliqué. Y después perdimos…”, concluyó su descripción de la noche ajetreada.
No fue la única oportunidad en la que Mortensen, de 60 años, sufrió un episodio de violencia relacionado con el fútbol. También lo padeció en Argentina, más precisamente en Rosario: a su narración le agrega condimentos hilarantes. “Salgo corriendo de la cancha de Newell’s, caen piedras, palos, de todo. Uno que grita: ‘Actor puto, ponete el anillo y desaparecé’. Y me caigo de rodillas, de la risa. ‘Sos un capo, vamos Viggo’, gritan, mientras caen las piedras. Tuve mi venganza el día siguiente. Tenía muchos calcos de San Lorenzo. Al otro día, con bastante resaca, dije: ‘Antes de irnos, pasamos por el estadio’. Dimos la vuelta con calcos de San Lorenzo y los pegué por todos lados. Hasta en el pecho de la estatua del Che”, remató.